Ayer, caminando por la calle, recordé esos momentos de amorío que tuve algún día. Sigo pensando en cómo las perdí. Siempre he sido un cero a la izquierda en este ámbito, aunque soy un cursi, nunca logro enamorarlas. Probablemente recuerdes todos mis intentos, esos patéticos intentos, pero uno me marcó. Tú lo sabrás, o al menos eso espero. Ella me enamoró de verdad, logró unir las piezas de mi mente, pero ella no sentía lo mismo. Creo que no soy lo suficientemente bueno para enamorarla, por eso escribí este "poema" a media tarde. Te lo mostraré para que logres entender todas las referencias. Aún lo tengo dentro de mí, como una inverosímil ilusión, donde solo seguiré intentando tenerte.
¿Por qué sufro? Necesito solo una noche, un momento donde pueda ser libre, pero siempre recaigo a tus pies. Pero, ¿quién no lo haría? Hasta el más recio recaerá en algún momento. ¿Cómo es posible que aún sienta algo por alguien que me ve como un insecto? Tal vez sea un masoquista, pero ¿por qué? ¿Cuán desgraciado debo ser para que me odie tanto? ¿Qué clase de peste seré? Aún sigo creyendo en una realidad con ella. La quiero a mi lado, solo a ella y a nadie más. ¿Cómo puedo seguir creyendo en alguien que me rompió tanto?
Pero aún recuerdo ese día cuando me preguntó qué veo en ella. En su momento, callé y no tuve palabras para describirla, pero ahora responderé a esa pregunta. ¿Qué clase de doncella no sufre? Por eso la amo, amo sus imperfecciones, sus problemas. Como un perro a su amo, la sigo y cada momento sus ojos están en mis pensamientos. ¿Este amor me está cegando? ¿Será que nada es verdad, solo una ilusión que creé para no estar solo? Tal vez nunca logre amarla.
De igual manera, ¿cómo me diferenciaría de cualquier otro pretendiente? ¿Qué clase de cambio creo? Solo sé que no la merezco. Nunca llegaré a entenderte, cuando estoy más cerca, te alejas de mí. Solo me abandonas y me dejas tirado a un lado, como un juguete viejo. Creo que nunca llegaré a ser alguien para ti. Pero aun así te quiero, y como un viejo soldado, no te soltaré y no cambiaré mi querer.
Pero al final, la única persona que logra hacerme cambiar eres tú, solo tú. ¡Mi gran amor!
¿Qué te parece? Aún dudo si ella lo revisará si se lo mando, pero te tengo a ti, mi piedra de apoyo, aquel que logra entender mis pensamientos enredados, aquel que logra controlarse y logra calmar las voces incansables de mi ser. Por eso y mucho más, siempre serás la persona que logra pilotar la nave de mi vida. Amigo mío, gracias por todo.
Con cariño, Andrómeda.
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Cartas de Andrómeda
PoésieCartas de un cadáver, que solo busca que todos sus pecados sean perdonados y que todo su dolor termine.