Carta para aquel que se perdió en un recuerdo

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La puerta de la vida es grande y compleja; solo un genio podría comprenderla por completo. ¿Cómo es posible que dentro de ella existan tantos caminos?

Como un pequeño muñeco, solo sirvo para interpretar a alguien más; nunca llegaré a cumplir lo que quiero. Por eso, los tengo a estos dos, o tal vez más: uno tan extrovertido, impertinente y caótico, que lo único que busca es sacar una sonrisa, y el otro, alguien callado y reservado que solo quiere alejarse.

No sabría decir cuál de los dos soy en realidad. Sabes, aunque nunca pueda entender quién soy o nunca puedas comprenderme, siempre buscaré hacerte feliz.

Realmente necesito un trago. Entiendo que odias ese viejo hábito, pero lo intento. Solo quiero dejar de ser dos en un cuerpo de uno.

Pero ¿soy esto, no? Solo un ingrato que busca ser una luz en un agujero negro, como un bandido en un mundo de nobles.

No los conoces, pero ahora tengo a otros locos que me acompañan. Ellos son seres magníficos que, aunque tengan sus malos ratos, yo les envidio. Aunque ellos digan que viven un martirio y un sufrimiento constante, solo sé que envidio su esencia, su perspicacia, su expresividad o tan solo su léxico.

No sé si me recuerdes. Puede ser que solo escriba a un fantasma o solo a una alucinación. Pero al final, nada es importante cuando hay un final claro.

Solo espero que te lleguen estas cartas, mi buen amigo. Solo espero que te saquen una sonrisa.

Cartas de AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora