Qué bello, qué espléndido, qué hermoso es ver la lluvia. ¿Quién diría que algo así logra representar a la humanidad? Es algo tan profundo que logra entenderla. ¿Cuán hermosa es la naturaleza para poder comprender este sentimiento tan banal y necesario?
Con esa misma delicadeza y fulgor caen las lágrimas, que son la mismísima lluvia que llena tu ser y logra convertir tus problemas en simples gotas de lluvia, o como se les llama, lágrimas.
¿Quién diría que esa insignificante gota logra calmar cualquier sentimiento? ¿Quién diría que algo así puede calmar a alguien y hacer que toda esa turbulencia desaparezca, convirtiéndose en gotas?
Con esto podemos decir que llorar es algo hermoso, ¿verdad? Es tan esplendoroso, es algo que puede calmar el despecho de cualquier ser.
Pobre del ingrato que no pueda llorar. A aquel solo le espera un sufrimiento constante que hará que se pudra por dentro y que todos sus sentimientos lo controlen, porque para aquel que siente, esto es algo imposible. Pero nada es imposible para aquel a quien la suerte no le acompaña. Aquel estará abandonado en ese mar de incertidumbre, donde cada vez se inundará más su alma, hasta que no tenga manera de salir.
De la misma manera, aquel que logra manifestar su dolor y sus sentimientos habrá recibido el regalo o el don más hermoso del ser humano: el don de entender, como una llave que abre tantas puertas como las que cierra.
Hasta el más apático logra percibirlo y recibirlo, pero aquel ser que sea incapaz de sentir será un maldito que nunca experimentará la calma dentro de sí, nunca sentirá la paz en su ser.
¡Qué irónico, ¿no crees?! Sé que dirás: "¿Cómo alguien como yo puede decir eso?" Tú me conoces, solo soy un ser que sufre tanto pero llora casi nunca. Sabes, aún sigo pidiendo al reloj que detenga mi tiempo y haga que deje de sufrir.
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Cartas de Andrómeda
PoesieCartas de un cadáver, que solo busca que todos sus pecados sean perdonados y que todo su dolor termine.