CAPÍTULO 14 | MIEZARU TE

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Las manos de la castaña se concentraban en romper en trocitos la hoja de un árbol, estaba ansiosa, habían pasado cinco minutos desde la hora fijada en la que se vería con el juez. Con rapidez arrancaba una y otra hoja para tratar de calmar sus nervios al tiempo que veía a la nada; respiró profundo e intentó tranquilizarse tratando de pensar en otra cosa, sin embargo, no podía evitar pensar en que con cada segundo que pasaba su señora estaba más y más cerca del peligro.

¿Qué pasaría si Minos no llegaba?

Jazmín pensó en alternativas, planes de respaldo en caso de que lo que se temía llegara a suceder; su primera opción fue ir a buscar a Lune para que él le diera la información, esto lo haría disfrazándose de alguna monja o matar a un espectro para usar su surplice y escabullirse hasta el templo maligno de hombre.

Con una última hoja en la mano y a punto de planear más escenarios posibles en su cabeza, el sonido de una rama crujiendo la puso alerta. No levantó la cabeza, esperó a que el dueño de las pisadas se revelara por su cuenta, aunque ella conocía muy bien a de quien se trataba.

—Acabarás con todo el bosque si sigues así— exclamó con voz gruesa saliendo desde la sombras solo para revelar su pulcro rostro —Vaya, realmente tenías ganas de verme ¿O es que acaso esperas una despedida memorable?— cuestionó el forma de burla hacia la menor —Aún no me voy y ya me extrañas.

La cara inexpresiva de la muchacha se mantuvo de esa forma al tiempo que se ponía de pie; por el contrario el rostro del mayor mostraba que una enorme sonrisa macabra de oreja a oreja, sus dientes blancos parecían el más fino mármol y sus ojos lilas eran como unos amatista en medio de la oscuridad —Minos...— sentenció acercándose hacia él, por su parte el nombrado se encogió de hombros y soltó una risita burlesca que solo ocasionaba que la del vestido rojo se impacientara cada vez más.

Minos chasqueó la lengua y miró a los lados como si buscara a alguien más en el sitio, la guardiana de la primavera enarcó una ceja ante tal acción que no le pareció menos que rara.

—¿Me citas a estás horas?— preguntó de vuelta con ese tono pícaro en sus palabras que siempre usaba para molestar a la fémina —Tu y yo, solos en este lugar tan oscuro ¿Te ha parecido buena idea? Jazmín, no te consideraba tan indecente...— incluso su voz llegó a sonar tan dolida que si no lo conociera creería que está hablando en serio —Pero sin duda me agrada.

Ella se llevó la mano hacia los lados de las caderas y formó una línea recta con sus labios —No te pedí que vinieras para eso, hay algo mucho más importante que necesito que hablemos.

Minos se hizo oídos sordos e ignoró por completo lo dicho por la muchacha, su miraba se había perdido en el carmín de sus vestimentas y en esos dibujos dorados de esta misma; se lamió los labios al sentir el aroma a flores de la chica y bajo su mirada hasta su escote.

—¿Es nuevo ese vestido?— fue todo lo que salió de la boca de él en un cambio de voz más grave —Jamás te había visto usando algo tan... — sus labios se cerraron cuando no supo cómo describirla, hacía bastante tiempo que la conocía y no iba a negar que estaba encantado con ella ahora —... tan llamativo.

—No, en realidad-

No le permitió hablar, estaba tan concentrado en ver como lucía y cómo se sentía ante ellos que dejó de escuchar lo que ella estaba diciendo. Sus ojos parecían perdidos y la chica lo noto, con algo de incomodidad agarró de nuevo la túnica negra con la que había salido de la catedral para ocultarse; se la puso de nuevo y tronó sus dedos frente a la cara del de cabellos blancos.—¡Hey, aún estaba viendo!— replicó él con desconcierto y muy indignado a la vez, se cruzó de brazos y volvió su mirada a la cara de la mujer —Nunca te quitas tu latep ¿Estamos celebrando algo?

YOURS EVER ✔ | THE LOST CANVASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora