Capítulo 7: Diferente

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Hannah golpeó la masa sobre la mesa como si quisiera matarla. Naomi la miró.

 

—¿Estás bien, cariño? —preguntó su madre con preocupación.

 

—¡No! ¡No lo estoy! —Hannah exclamó mientras golpeaba la bola de masa de nuevo—. ¿Por qué Castiel tuvo que ir tras ese idiota otra vez?

 

Naomi suspiró pesadamente. Dejó de remover la salsa para volverse hacia ella. 

—Porque realmente se preocupan el uno por el otro. ¿Acaso no lo ves?

 

—¿Estás diciendo que son...

 

—Amigos, sí —la interrumpió Naomi, y volvió a revolver la salsa.

 

—No puede ser —murmuró Hannah con los ojos llenos de horror.

 

—¿Por qué? ¿Porque estás demasiado celosa para admitir que Castiel tiene un amigo?

 

—¡Mamá! —gritó Hannah, sus mejillas se calentaron.

 

Noemí se rió. 

—Aún eres como una niña. Vuelve al trabajo, él estará bien.

 

Hannah hizo un puchero, pero no respondió una sola palabra a su madre. Volvió a meter las manos en la masa, pero esta vez con movimientos suaves. 

 

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—¿Cas? ¿Qué haces aquí? —Dean preguntó con ojos redondos.

—¿Cas? —El mayordomo se rió—. Eso es nuevo. —Caminó alrededor y colocó sus manos sobre la ropa limpia cuidadosamente doblada sobre la silla—. Decidí darte otra oportunidad.

 

Dean seguía mirándolo, asombrado. Castiel se dio cuenta. El mayordomo se rió y le dio la ropa. 

—¿Se va a bañar, señor, o se va a quedar ahí mirándome como si fuera un fantasma?

 

Dean parpadeó y se sonrojó un poco, mientras se levantaba torpemente, tomando la ropa y casi corriendo hacia el baño. Antes de cerrar la puerta, se dio la vuelta y miró a Castiel de nuevo. —Gracias —dijo en voz baja, y se fue al baño.

 

Castiel resopló con una sonrisa.

 

Dean trató de ducharse y afeitarse lo más rápido que pudo. En solo un par de minutos estaba fuera, con la camisa y los pantalones puestos. Castiel lo miró fijamente, sosteniendo la corbata que eligió. El mayordomo sonrió.

—Eres rápido.

—Sigues aquí —Las palabras de Dean salieron de su boca sin pensar. Vio a Castiel inclinando la cabeza y entrecerrando los ojos, confundido. Dean hizo una mueca—: Quiero decir... no me lo imaginaba… —La voz de Dean se apagó mientras apartaba la mirada, avergonzado.

 

Castiel sonrió con curiosidad. 

—¿Qué tan mal está tu cabeza que crees que estás alucinando? —preguntó el mayordomo, acercándose a Dean.

Mala Educación COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora