El recuerdo de una sonrisa sarcástica apareció ante los grandes ojos de un pequeño Taehyung.
—¿Estás perdido, pequeño? —preguntó el hombre que lo miraba con las comisuras estiradas de una forma agradable a vista de un pequeño infante, una sonrisa con razones ocultas para un filósofo.
—¿Quién es usted? —se mostró reacio a hablar con un desconocido.
—Buena pregunta —bufó una risa. Miró al niño de abajo hacia arriba, era muy lindo y tierno, sus ojos claros como la miel dorada, su piel acanelada como azúcar derretida, su cabello rizado, esponjoso y rubio. Definitivamente estaba hablando con ricitos de oro—. Estás perdido y solo te estoy ofreciendo mi ayuda.
—Mi mamá dijo que no hable con extraños —frunció el ceño.
—Todas las madres dicen eso, pequeño —miró a su alrededor y luego suspiró para dar un paso hacia atrás—. Entonces me retiro —se dio media vuelta y le dio la espalda al rubio—. Siempre hablas con desconocidos, ¿sino cómo tendrías amigos o cómo lograrías comprar un dulce en la tienda? Tu mamá es tan inculta en ese aspecto.
—Espere —agarró la muñeca del mayor pescando el anzuelo—. Ayúdeme a encontrar a mi mamá —pidió con ojos vidriosos.
—Si tan solo supieras —se volteó a ver al menor.
Ambos estaban en una calle. En una ciudad grande y amplia.
Una calle cerca del mercado, el sitio donde Taehyung había perdido a su madre. Por suerte este señor extraño le ofreció su ayuda.
—¿Saber qué, señor? —lo observó curioso, era difícil ver quien era la persona frente a él, sin embargo, algo que si podía ver con claridad eran sus ojos negros y profundos que daban esa sensación fría como el hielo, algo sin fondo, un espejo que reflejaba con facilidad todo lo que había a su alrededor. Una gema sin duda.
«Que tu madre te abandonó».
—Olvídalo. ¿Cómo es tu madre? —le ofreció su mano y Kim Taehyung la aceptó entrelazando sus dedos regordetes sintiendo el frío tacto del mayor.
Por más que hiciera esfuerzo, no podía ver por completo a la persona dueña de esa voz. Solo tenía en cuenta la sonrisa burlesca dibujada en esos labios desabridos y delgados, esos ojos que no lo dejaban de observan, esos ojos que eran como un agüero negro que parecía que en cualquier momento iban a tragar todo lo que miraban, incluyéndolo.
Nunca se olvidaría de esos ojos, eran únicos, varias personas veían estrellas en ojos ajenos, pero él no veía absolutamente nada en los de esa persona extraña, esos fanales eran tan negros que parecían diamantes reflejando su alma vacía, si es que tenía alma.
Con pereza alzó sus párpados, despertando de su sueño; su corazón se detuvo al ver esos mismos ojos sin vida al frente suyo, detuvo su respiración y admiró la hermosura de esos fanales. Estaba desconcertado con lo que pasaba a su alrededor y siquiera recordaba bien que anteriormente estaba en una situación bastante peculiar.
—Pensé que no despertarías —dijo neutro.
Ninguno apartó la mirada del otro, muy bien sabían que los ojos son el reflejo del alma, sin embargo, uno no la tenía y el otro mostraba de todo menos un alma pura. Por alguna razón, Taehyung se quedó absorto en los ojos de Jeon, era como mirar el plasma de un televisor, como mirar su propio reflejo.
—¿Qué pasó? —preguntó algo ronco—. Yo... no recuerdo mucho —soltó. Solo evocó cuando lo único que veía a su alrededor era nada más que negro y melancolía, después no sabía que más pasó.

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DARK HOME / KookV
Mystery / ThrillerTaehyung creía sufrir de parasomnia y padecer de algunas alucinaciones. Pero nadie debía saber, porque su imagen como alcalde se derivaría. ¿En serio eran cosas de su cabeza o eran reales? Él pensaba que estaba loco hasta que conoce una ciudad, que...