La vida odiaba a Kim Taehyung.
Kim Taehyung se odiaba a sí mismo.
No encajaba en ese lugar. El orfanato lo repudiaba. Lo tildaban de loco y marica.
Todos lo miraron raro cuando se orinó en su cama aquella primera noche en esa mansión vieja.
Él solo tenía miedo. Nadie le entendía.
Su primera pesadilla sombría no fue tan mala comparada a la siguiente o a la siguiente o hasta la otra siguiente. Cada noche era peor.
Las monjas no tenían la paciencia suficiente como para hacerse cargo de ese niño miedoso. Los niños del lugar lo tomaban de extraño y no se atrevían a hablarle.
Luego de escapar de Satanaverno, Taehyung había logrado correr hasta la carretera. Un camión se detuvo y lo llevó hasta la estación policial de Andong. Después de investigar sobre su familia, se le dio por muerta a la madre del niño al encontrar su cadáver y la custodia nunca se le dio al padre porque no estaba en buenas condiciones tanto económicas como psicológicas para criar a Taehyung.
Así fue como terminó en ese horrible orfanato antiguo y mal pintado.
El pequeño rubio nunca se sintió aceptado en esa gran mansión habitada por varios niños como él, sin ningún lugar a donde ir.
Taehyung observó por el gran ventanal del comedor, siempre se sentaba unos minutos a mirar el paisaje de árboles que se movían por el viento en las afueras del orfanato.
Habían pasado dos semanas desde que llegó a ese lugar. Taehyung suspiró apoyando su mentón en la pequeña mesa que se encontraba bajo el ventanal. El cielo estaba triste y el paisaje desabrido; como siempre.
Cada día se preguntaba por su mamá, ¿cuándo vendría? ¿Cuándo se sane de esas heridas feas que se había hecho?
Suspiró por doceava vez en el día, bostezó al sentirse cansado emocionalmente, luego miró hacia el gran reloj pegado en la pared del comedor y observó que casi iban a ser las seis, la hora de cenar.
Su día a día se sentía tan monótono que pensaba que moriría de aburrimiento.
Todo fue como siempre hasta que las agujas del reloj marcaron las ocho en punto. Las monjas mandaron a todos los niños a sus camas, la hora de dormir había llegado.
Taehyung se sentía demasiado cansado como para lavarse los dientes, pero lo hizo, quería evitar ser regañado por alguna de las monjas. Cuando apenas tocó la suave tela de su cama, sintió el sueño apoderarse de sus ojos a pesar de que la cama no era de un material mullido.
Al cerrar sus ojos le recorrió un frío eléctrico por todo el cuerpo. Antes de perder por completo la consciencia, su piel se erizó al no querer volver a tener otra de esas pesadillas.
Cuando Kim Taehyung despertó, sus ojos captaron el techo de madera del camarote. Arriba de él tal vez uno de los niños dormía aún.
La habitación estaba oscura, Taehyung se sentó en su cama cruzando sus piernas. El frío era seco, algo raro pasaba, el espacio hasta parecía tenebroso con solo escuchar el ruido del reloj.
El pequeño Taehyung miró a su costado izquierdo donde había otro camarote. Se extrañó de no ver a nadie. Le dio un vistazo al camarote del lado contrario y la colcha estaba tendida sin ninguna arruga como si nadie se hubiera echado ahí.
Sin sentido alguno su corazón empezó un galope más rápido, así agitando mucho más su respiración.
¿Por qué siempre estaba esa sensación de que había algo debajo de su cama?

ESTÁS LEYENDO
DARK HOME / KookV
Gizem / GerilimTaehyung creía sufrir de parasomnia y padecer de algunas alucinaciones. Pero nadie debía saber, porque su imagen como alcalde se derivaría. ¿En serio eran cosas de su cabeza o eran reales? Él pensaba que estaba loco hasta que conoce una ciudad, que...