Giovani no se acostó a dormir. Estaba preocupado que la mujer que dormitaba en sus brazos tuviera un nuevo ataque, así que se recostó con la espalda en el respaldar de la cama y la puso contra él, entre sus piernas. La cabeza de ella descansaba lo más derecha posible sobre su pecho. En caso que tuviera vómitos de nuevo, y con lo débil que ella estaba podría ahogarse sin darse cuenta. Y por esa razón él no pegó ojo a pesar de que era muy entrada la noche. Le preocupaba la mujer. Mucho más de lo que él quería. Y verla en ese estado tan débil y vulnerable había despertado algo dentro de él que nunca se imaginó.
Y así transcurrieron las horas. Él solo revisaba su celular con una mano mirando las noticias recientes y revisaba algunos documentos que Kamil le hubiera enviado para que revisara. En algunos momentos de la noche sintió a Isabela removerse, pero solo la acomodaba de nuevo y masajeaba sus brazos o espalda para que no tuviese algún malestar.
Solo cuando el sol de la mañana se filtró por una de las ventanas de la habitación iluminó a la pareja, Giovani alzó la cabeza abriendo los ojos que solo había cerrado por media hora. Tomó un profundo suspiro al ver el rostro iluminado de su esposa. Isabela parecía ya dormir tranquila, su ceño no estaba fruncido, no parecía tener dolor, y su semblante no estaba tan pálido como en la noche.
-Bela- la llamó suavemente después de besar su frente, pero ella no respondió, solo hizo un sonido de molestia.
Una leve sonrisa apareció en los labios de Giovani con alivio, incluso su temperatura había subido. Lentamente para no despertarla la fue dejando en la cama hasta que él se incorporó y se estiró. Toda su columna tronó de estar tantas horas en la misma posición. Miró por encima del hombro a Isabela que dormía rodeada de seda y se inclinó apartando el cabello rojo de su rostro. Su mano descansó sobre su mejilla.
-Ah, me vuelves loco- murmuró con cierto brillo en los ojos y la dejó acostada mientras se dirigía al baño.
***
Isabela no supo cuánto tiempo estuvo durmiendo, pero para cuando pudo abrir sus pesados párpados el sol estaba bien arriba en el cielo. Dedujo que debía ser mediodía al menos. Su cuerpo estaba literal molido, aunque cálido, una sensación extraña después de lo ocurrido.
Normalmente después de volcar su estimado en el inodoro solía despertar sumamente agotada, con dolor en cada parte de su cuerpo y temblando por la pérdida de sangre y la baja temperatura, pero, aunque estaba cansada y adolorida, no era como otras veces, quizás era debido a... sus mejillas se sonrojaron recordando como Giovani había estado a su lado en todo ese vergonzoso momento.
La sensación cálida de los brazos alrededor de él fue realmente acogedora y todavía estaba sobre ella. Isabela restregó el rostro en la almohada. Sentía su corazón latir en su pecho. Las palabras que él le había dicho, la forma en que la había consolado, como la había sostenido. Realmente la había cuidado durante todo ese proceso que había sido duro.
Se fue sentando lentamente en la cama sobre sus talones y sacudió la cabeza. El cabello que se había salido de la larga tensa se sacudió y casi se podía fundir con el color de su rostro. Estaba realmente nerviosa. No se había imaginado que sería cuidada de esa forma por él. Estaba incluso más avergonzada que cuando había hecho cochinadas con el Ceo.
O eso era lo que ella creía. Se llevó la mano a su rostro sintiendo que estaba algo caliente, de por si su respiración era algo pesada. En eso escuchó la puerta abrirse y el hombre que era dueño de sus pensamientos entró. Solo tenía un pantalón y una camisa semi abierta ligera. Su cabello húmedo hacia atrás como si se hubiera bañado hacía poco. En su mano traía un vaso con algo que humeaba.
Al verla despierta sus ojos azules se enfocaron rápido en ella y se acercó. Dejó el vaso sobre la mesita de noche y pasó una mano por la nuca de Isabela que apretó ligeramente. Pegó su frente a la de la mujer antes de hablar.
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Como estafar al Ceo siendo virgen
RomanceGiovani, solo necesita dos cosas para mantener su posición de Ceo. Primero, una mujer virgen con una edad específica. Y segundo, que se mantenga así al menos los dos primeros meses del casamiento. Absurdo ¿verdad? Pero si cumple con esos objetivos...