*Inicio del recuerdo*
--- (confundida, Haruka volteó a Kagaya mientras intentaba seguirle el ritmo, intentando correr entre las rocas de la parte trasera de la finca) Creí que... yo moriría como...
--- No mueras.
--- ¿Eh?
El humo y los gritos de su familia se iban disipando lentamente esa noche de verano. Eran gritos de dolor y muerte; el olor a sangre, y el fuego que consumía hasta el último tablón de madera formando parte de un destino de sufrimiento con el cual había nacido y con el cual cargaría el resto de sus días.
Kagaya salvó a su hermanita, como si fuera más importante que su propia vida.
Esa niña que aún tenía rastro de sangre de su propio padre en su rostro y sus manos. Con una mirada desconectada a su realidad, pero que había grabado en su alma esa noche en la que vio a su propia familia caer en su lugar.
--- Tú no puedes morir... Haruka...
*Fin del recuerdo*
Las palabras de Sanemi resonaron profundamente en medio de esa noche entre glicinas y bosques, siendo rodeados por vientos de climas más tranquilos y cálidos. Ese lugar era muy distinto a su hogar de antaño, muy distinto a donde había crecido de niña, y muy distinto a como recordaba antes de comenzar a sobrevivir.
Una lágrima se deslizó por su mejilla al hacerle recordar la fragilidad de su vida, tal y como una linda y pequeña flor, que podía ser arrancada en cualquier momento.
--- (asombrado Sanemi la soltó) ¡P-perdón!
Haruka: (tocando su rostro, bajó su mirada intentando limpiar las lágrimas) ~Había pasado mucho tiempo desde que podía llorar. Incluso creí que lo había olvidado~ (frustrada) ~No puedo detenerme... no quiero seguir así~
--- (arrepentido al escucharla sollozar se sonrojó) ¡Haruka! De verdad lo siento, no quise ser rudo contigo.
--- No... (susurró, intentando calmarse) No tengo permitido. Nunca se me ha permitido rendirme y morir. Lo sé, pero... cuando lo pienso... realmente siento que debería.
Sanemi sintió como esas palabras tenues lo atravesaron.
La chica que era capaz de salvarle la vida y motivarlo a continuar, en realidad era la que más batallaba consigo misma por no rendirse en la batalla. La preocupación de Oyakata-sama repentinamente cobraba sentido, y las noches en vela lo hacían comprender varias cosas.
Haruka nunca pensó que estar con vida, fuera algo que haya merecido.
--- (alzando su mano a ella se contuvo, pero rindiéndose se acercó y la abrazó con cuidado) No te rindas. Por favor...
Haruka: (se estremeció al sentirlo cerca, pero ocultando su mirada correspondió con dificultad) ~No quiero pensar en que simplemente estoy jugando con él. ¿Realmente, voy a cargar con este sentimiento siempre? Ni siquiera sé sus sentimientos, o si hay alguien más. Yo... ~ (dolida respiró profundo) No puedo permitirme llorar frente a alguien.
--- Lo sé. Sé que así te educaron.
Repentinamente, Haruka sintió como ese abrazo se hacía cada vez más grande y profundo, impidiéndole alejarse. Su cuerpo pequeño y delicado era oculto completamente por él y por sus firmes brazos que la sostenían.
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Glicinas [Kimetsu no Yaiba x OC]
FanfictionTal y como las glicinas que nunca se marchitan en las laderas de esa oculta finca se encontraba la familia y cabeza de la organización de los cazadores de demonios. Nunca se extinguían sin importar qué, y año tras año continuaban aferrados a la vida...