Capítulo 1: Un Brillante Amanecer(Final)

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Luego de pasar otra noche de pesadilla y haber recuperado sus energías con el desayuno, Data había logrado mejorar sus ánimos para el nuevo día, pero si bien recibió una "advertencia" de lo que le deparaba su suerte, las prisas del momento lo obligaron a dejar todo para hacer unos recados de último minuto junto a su "padre" Digimon; Tentomon.

Una vez logrados estos recados, finalmente llegó a su destino original, el criadero del pueblo, en donde su "madre"; Piyomon, le estaba esperando con el trabajo del día: Ayudar en la crianza de los nuevos residentes del pueblo. Sin tener la menor idea del desastre que se avecinaba sobre ellos.
Pero antes de que el cataclismo golpeara a su puerta, tocaba el entrenamiento matutino.

Data: Muy bien todos, ¡Reúnanse y...marchen!

"¡Yeah!"

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"¡Yeah!"

Dijo el joven humano frente a un gran número de Babys Digimon en sus etapas iniciales de crecimiento, quienes le seguían como un rebaño de ovejas a su pastor.
De varias clases y familias, casi al igual que los Digimon que habitan el poblado. Muchos de estos en su mayoría son reencarnaciones, o nuevas manifestaciones nacidas por la acumulación de datos en la zona, y todos seguían la marcha del joven cuya figura resaltaba entre los otros dos Digimon. Reboloteantes alrededor de ellos para asegurarse que ninguno se separará del grupo por accidente.

Data: Ahora... ¡Paren!

Al unísono, todos detienen su andar y siguen con expectativa los movimientos del humano, quien levanta su mano derecha, como si estuviera preparándose para darles una señal.

Data: Muy bien, veo que ya están bien despiertos y atentos, y como hoy tenemos un día hermoso, les tengo una oferta divertida ¿Les interesa?

Los Baby Digimon asienten entusiasmados, con un brillo en sus ojos que refleja el júbilo de su juventud e inocencia.

Data: Si me responden cuáles son las tres reglas del pueblo correctamente, el entrenamiento de hoy serán juegos y cuentos, ¿Les interesa?

Casi todos saltan y rugen de la emoción ante lo sugerido, a excepción de un pequeño Keemon, quien para no romper su semblante usual, se encontraba disgustado con la petición.

Casi todos saltan y rugen de la emoción ante lo sugerido, a excepción de un pequeño Keemon, quien para no romper su semblante usual, se encontraba disgustado con la petición

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