1 de enero del año 801. «Sigo IX» siglo noveno después de Cristo.
__¡A la ostia todo tío!__Escuché a mi padre a lo lejos gritar. Ya no se me hacía molesto, me había acostumbrado, después de todo ésta había sido mi vida desde siempre. Padre ha cuidado de mi desde que tengo días de haber nacido, me había relatado a lo largo de mi tétrica vida que madre se había ido por "problemas que no venían al caso". ¿Es serio?
Arné «mi padre» lideraba una grey de piratas normandos ‹vikingos› asolaban las costas de Gran Bretaña, Irlanda y Francia.
¡Vaya que tenían trabajo! No conocía más que unos cuantos personajes ficticios (gracias a miles de libros que Arné me traía), a la grey y a mi padre. No tenía tiempo de "perder mi tiempo con personas", así lo decía padre y realmente a estas alturas ya no me afectaba, tenía 17 años viviendo así. «los mejores años de mi vida a la basura»
__¡NIÑATA ROJA!__ grita Leoric sacándome de mis pensamientos. Como odiaba aquél sobreapodo.
__¿Ha pasado algo?__ Respondo tratando de mantener la cordura. Era difícil vivir rodeada de hombres. Ser mujer era ser nada, no me era más aceptado que ser educada, leer, arreglarme y dormir. ¡Vaya vida!, toda la grey de Arné se catalogaban como "alfas"; alagaban su masculinidad, haciéndolos ver con un ego intachable.
Idiotas. ¡Idiotas con cojones!
__Hoy volveremos a la lucha contra los ataques del rey Alfredo el Grande__ mis ojos brillaron de emoción.
__Pero, como siempre no te necesita niñata. Tu padre me mandó para decirte que te encerraras en tu recámara y no salieras hasta escuchar una orden__ ouch
__¿ENTENDIDO?__ gritó de nuevo, sacándome nuevamente de mis pensamientos
Leoric se merecía un premio al más gritón.
__Entendido Leoric__ respondí pasiva y con tono melancólico.
Me preguntaba camino a mi habitación, cuando sería el día en el que padre me tome en cuenta. Necesitaba y quería vivir, no quería perder mi vida de esta manera...
Quería huir, ¿pero cómo?, ¿Cómo y cuando obtendría libertad?
...
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Siempre había sido yo
FantastikAnnora no se imaginaba lo que era. por más años que tuviera no se conocía en lo absoluto y por ignorancia se limitaba a la verdadera maravilla del universo. Había algo más; ella lo sabía, pero se negaba aceptarlo.