You Love Me

Lo arruinaste

Su suave gruñido se escucho al lado de oído. 

Estabas haciendo mas que un buen trabajo en ese momento, sentada a horcajadas sobre el, sintiendo su evidente erección frotándose contra ti. Las prendas de ropa habían desaparecido hacia mucho tiempo, ambos fueron rápidos en desvestir por completo al otro. Estaban desesperados por tener al otro. 

Sus grandes manos descansaban sobre tu cintura, subiendo y bajando esa pequeña zona, delineando tus curvas. Su áspero tacto resultaba mas excitante de lo que cualquiera pudiera imaginarse. Recargo su rostro sobre uno de tus hombros, primero tratando de concentrarse y contenerse, quería hacerte suya de inmediato, pero al mismo tiempo quería disfrutarlo tanto como pudiera. Sus labios besaron ese hombro para después morderlo, dejando una clara marca enrojecida en tu piel, eso iba a tardar varios días en desaparecer por completo. 

"Si dejas marcas, yo hare lo mismo" Sonreías mientras lo mirabas, hablándole con un tono de voz bastante sugerente. 

"¿Que estas esperando?" Su mano derecha ahora sobre tu cuello, cerrándose al rededor de el, con cierta firmeza pero sin impedir que pudieras respirar o hablar. 

Habías logrado levantar un poco su pasamontañas, como siempre, solo hasta por encima de su nariz. Las yemas de tus dedos recorrían suavemente sus labios, presionándolos, acariciándolos, todo bajo su penetrante mirada. Pero Ghost no era alguien que solo se quedara esperando, le gustaba ser parte de la acción, por lo que pronto tus dedos se vieron atrapados en sus labios, siendo besados, mordidos ligeramente. 

Levantaste ligeramente tus caderas mientras que te alineabas en la posición ideal para recibir toda la extensión de aquel hombre debajo tuyo.  

El momento fue por demás una explosión de sensación para ambos. Mientras que lo besabas profundamente, el se encargo de tomar tus caderas y hacerte bajar de un solo movimiento sobre su miembro, entrando por completo. Su beso logro amortiguar ese quejido que salió de ti ante su intromisión tan brusca. 

"¿Todavía te cuesta acostumbrarte?" La arrogancia en su voz era palpable. La sonrisa que ahora podías ver te confirmaba lo orgulloso que estaba de si mismo. 

"Sigue burlándote y veremos quien suplica al final" Tu frente y la de el se había unido. 

Sonrió de medio lado, le gustaba tu personalidad. Le retabas constantemente y al mismo tiempo le complacías dejándole tomar control sobre ti, dominándote. Ambos tenían un nivel de complicidad que no habían encontrado en nadie mas.

Diste comienzo a un suave subir y bajar, cabalgando a tu Teniente, que pronto se volvió en movimientos mas frenéticos. La habitación se inundaba del sonido de sus pieles chocando y los gemidos de ambos. Esta ocasión no había necesidad de reprimirse, estaban en tu habitación y no habría nadie en esa área por un par de horas, las mujeres de la base estarían ocupadas en una actividad.

Y por supuesto que ambos aprovecharon esa oportunidad de oro. 

Sus fuertes brazos rodearon tu cintura, atrayendo tu cuerpo hacia el, con toda la intención de tener un mejor control sobre tus movimientos. Te dejaba subir pero cuando llegaba el momento de bajar era cuando hacia uso de fuerza para obligarte a descender, chocando así con la base de su polla. 

Tus senos bailaban al mismo ritmo, agitándose delante de su rostro. En su oportunidad atrapo uno tus pezones entre su labios, jugando con el, lamiéndolo, succionando y finalmente mordiéndolo, asegurándose de que quedara completamente rojo por su atención sobre el. Su nuevo reto personal era descubrir cuantos gemidos podía provocarte en cada encuentro. 

Doblegada por el placer llevaste tu rostro a su hombro, tu respiración agitada era sentida por el en su cuello, dándole una sensación de calidez aun mayor. Ver como el sudor resbalaba por su cuello, saltando entre cada de una de sus venas resaltadas te tentó a tomar esa piel expuesta, por lo que como parte de una pequeña venganza, mordiste su cuello con suficiente fuerza. No lo hiciste sangrar pero al igual que el, te aseguraste de dejar tu marca.