Miedo

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Se había despertado en aquella habitación, levantándose con gran pesadez de aquel sillón por demás incomodo. Definitivamente no estaba hecho para que alguien de su complexión durmiera en el. Se estiro un poco para tratar de destensar sus músculos, en su pequeña rutina de flexibilidad noto como Soap aun seguía durmiendo tranquilamente en su cama, cada día que pasaba estaba mejorando y eso le alegraba mucho, aunque no lo diría directamente. 

Salió en completo silencio de la habitación con toda la intención de ir directamente hacia la tuya, esperaba que para ese momento ya pudieran darle una razón sobre ti. 

Pero al llegar ante aquella puerta blanca se detuvo. Price estaba ahí, justo donde lo había dejado antes de marcharse, se había quitado ese típico sombrero que usaba y ahora lo sostenía entre sus manos, estrechándolo contra su pecho. Podía observar como mantenía su cabeza  agachada a la vez que apretaba con fuerzas sus ojos. 

"Price..." Lo llamo con un tono que evidenciaba su preocupación. 

Cuando la mirada de su capitán se dejo ver, noto como este tenia sus ojos cristalinos, solo un par de lagrimas le habían traicionado y estaban cayendo por sus mejillas hasta perderse en el borde donde comenzaba su barba. 

"Ghost...lo siento mucho" 

Esas simples palabras lo dijeron todo para el. 

Su mirada se abrió por completo y es que, a pesar de haber escuchado perfectamente aquellas palabras, había una parte de su mente que se negaba a procesarlas. 

No, aquello no podía ser cierto. El no había llegado tarde, eso no podía ser. El te había dejado ahí con vida, se suponía que iban a ayudarte. El solamente se había tomado unos momentos para dormir...no te pudiste haber ido mientras el estaba descansado. 

Su presentimiento se había hecho realidad, en cuanto se separo de ti, nuevamente te había perdido. 

Dio pasos rápidos hacia la que era la puerta de tu habitación pero Price lo detuvo justo antes de llegar. Era una lucha muy pareja, ambos hombres tenían fuerzas muy similares. Y ninguno parecía dispuesto a dejarse del otro. 

"A un lado, Price" Le ordeno, su voz ya no sonaba como la de siempre, ahora parecía gruñir en cada palabra que pronunciaba. 

"No te hagas esto, Simón" Price mantenía sus manos sobre los hombros del otro, afianzando su agarre para que no tratara de huir de el. 

"Voy a entrar, quieras o no" Amenazo 

"Simón, lo digo por tu bien...mantén en tu mente la imagen que ya tienes de ella, no la que esta ahí dentro" 

No estaba dispuesto a dialogar sobre aquello, con el ni con nadie. Se vio obligado a realizarle una llave a su propio Capitán para hacerlo a un lado, cuando lo vio en el suelo a un par de metro de el, fue cuando pudo aprovechar y tomar la manilla de la puerta, la giro y con desesperación se introdujo en aquella habitación que le estaba siendo prohibida. 

Lo primero que vio le partió el corazón. 

Ahí, en esa cama, podía observar la silueta de lo que debía ser tu cuerpo, de momento no podía verte ya que te habían cubierto por completo por una sabana blanca. 

Lentamente, con miedo, se fue acercando hasta aquella cama. Tomo el borde superior de aquella delgada tela y la retiro con sumo cuidado hasta dejarla a la altura de tu cintura. Finalmente podía verte de nuevo aunque no en las condiciones que el hubiera deseado. 

Lucias como si solo estuvieras durmiendo, con la diferencia que tu pecho no baja ni subía por efecto de tu respiración, además, habías perdido tu color y te veías muy pálida. Se retiro sus guantes y acaricio tus mejillas, estabas fría. Aquello era muy diferente a lo que el recordaba, tu rostro siempre lucio tan iluminado y en ocasiones sonrojado, un detalle que verdaderamente le gustaba. Tu piel nunca fue fría, el la recorrió muchas veces con esas mismas manos y al tacto eras tan cálida. Siempre encontró reconfortante el sentir esa calidez, tanto física como emocional. 

You Love MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora