Cuando salir a bailar no es algo que te guste demasiado terminas haciéndolo más por la presión social que porque realmente sea algo que te divierta. Al final uno se acostumbra a que sea algo de cada fin de semana, y le seguís la corriente a tus amigos porque no te queda otra.
Eso es lo que le pasaba a Carre casi todos los sábados, cuando se veía en el aprieto de tener que decir que sí a una salida a la que en realidad no le interesa mucho ir y preferiría quedarse en alguna casa reunidos todos juntos jugando a algo (o quedarse en su casa jugando en la PC, pero eso ya era demasiado antisocial).
Nunca creyó que en el futuro tendría que agradecer que sus amigos lo hayan arrastrado, casi literalmente, a la Bresh ese fin de semana de mayo.
Spreen era un poco parecido en ese sentido. No era que prefiriera una cosa o la otra, le daba bastante igual. Si salían seguía a sus amigos y si proponían simplemente una juntada él también estaba de acuerdo. Todo le venía bien básicamente con tal de juntarse con ellos.
Esa noche lo que habían decidido Oscu, Tortita y Bruno era ir a la Bresh, igual que el fin de semana anterior, y Spreen estuvo otra vez de acuerdo, también igual que el finde pasado. Llegaron apenas pasadas las 2am y el VIP ya estaba explotado de gente como solía estar siempre. Gente famosa mejor dicho, porque era un VIP más VIP que el otro que había, ya que sólo entraban invitados por la organización de la fiesta.
La noche empezó tranqui, con un par de vasos de vodka con speed que el pelinegro tomó tal vez un poco demasiado seguido y ya le estaban haciendo efecto. No era de ponerse en pedo fácil, necesitaba más alcohol que eso para llegar a un estado en el que los demás lo notaran, pero con lo que había tomado hasta el momento era suficiente para estar entonado mientras bailaba con sus amigos y un par de conocidos que se habían encontrado cuando llegaron.
Unas manos tomando su cintura desde atrás lo sorprendieron de repente de manera inesperada.
– Buenas – sintió una voz a sus espaldas justo en su oído, habiéndose impulsado con su agarre para llegar lo más cerca posible a la oreja del más alto y hablando lo suficientemente fuerte como para que la oyera sobre el volumen alto de la música. – ¿Cómo anda la banda? – siguió hablando al separarse justo cuando Spreen se dio vuelta para ver de quién se trataba.
Era imposible confundir la voz de Carre.
– ¿Eh? – se acercó Oscu a saludar al no escuchar nada de lo que dijo pero verlo aparecer en la ronda en la que se encontraban.
Carre había llegado a la fiesta incluso antes que ese grupito, junto con Goncho, Flor y Unicornio que lo habían arrastrado a ir aunque no tuviera muchas ganas de salir (como siempre básicamente). El alcohol que había consumido desde que llegó había sido de ayuda, enseguida comenzó a pasarla bien por más que se hubiera quejado mientras estaban yendo.
Entre la poca luz que proporcionaban los focos esparcidos por ahí vio de casualidad al pasar la vista por la pista a un grupito de gente conocida en la otra punta del VIP a donde se habían estado quedando ellos desde que llegaron. Entre ellos, Spreen, resaltando un poco en la multitud por su altura. Le avisó a sus amigos y sin dudarlo todos se acercaron a saludar, habían salido en dos grupitos diferentes pero se conocían entre todos.
El castaño fue el primero en llegar, saludando de atrás a Spreen para asustarlo y después al resto. En realidad no sabía muy bien cuál había sido su intención, simplemente fue un impulso tomar la cintura de su amigo entre sus manos mientras lo saludaba antes de dirigirse al resto del grupo.
Siempre que se encontraban todos ahí la pasaban bien, a pesar de que nunca arreglaran para ir todos juntos y terminaran haciéndolo de casualidad. Spreen y Carre sobre todo, que hacía un tiempito que no se veían tan seguido en la semana como antes, aprovechaban esas horas que compartían para hablar lo que el volumen alto de la música les permitiera y reírse un rato.
– ¿Y eso cuándo fue boludo? – preguntó Carre bien cerca para que pudiera escucharlo bien.
– ¿Eh? – parecía no haber entendido pero al instante siguió hablando, su cerebro ya no procesaba lo suficientemente rápido como para responder de una. – No sé amigo, creo que la semana pasada.
Se habían quedado parados charlando solos en esa parte, cerca de unos sillones, mientras que sus amigos se habían ido dispersando hasta que quedaron sólo ellos sin siquiera darse cuenta de que los demás ya no estaban.
– ¿Posta? No te puedo creer – dijo levantando la mano del hombro del más alto, donde había estado apoyada todo ese tiempo mientras hablaban, cuando se dio cuenta repentinamente que ninguno de sus amigos seguía ahí con ellos. – Che, ¿y los pibes? Se fueron todos a la mierda – habló entre risas sorprendido mirando a su alrededor.
– Mal boludo, ni cuenta nos dimos – se contagió la risa del más bajito.
– Vamos a buscarlos – Carre lo agarró de la muñeca con la intención de trasladarse y no perderse entre ellos también y terminar quedándose totalmente solos.
Spreen sintió un cosquilleo raro en la porción de piel que estaba en contacto con la contraria y rápidamente sacudió la cabeza, antes de que su cabeza pudiera pensar en lo que probablemente fuera una estupidez de borracho.
– Acá estaban hijos de puta – se quejó enseguida Carre en cuanto llegaron al lado de sus amigos que había divisado unos metros más atrás.
– Al fin aparecieron ustedes primo – Uni fue el primero en hablar, básicamente el único que lo había escuchado. – Les dijimos "vamos para la barra", pensamos que nos seguían y no los vimos más después.
– ¿Cuándo? Ni se escuchó – ahora que lo pensaba sí había sentido que algo le decían, pero estaba demasiado concentrado en la conversación como para darle bola.
– Ay primo, primo – dijo Uni en un tono y con una sonrisa que Carre no entendía a qué venía.
– ¿Y los que faltan? – cambió de tema al darse cuenta que había gente que no estaba ahí.
– Gon se fue con Flor con unas amigas de ella que se encontraron, y Oscu se fue por ahí creo, ya sabes cómo es – Carre asintió para que su amigo viera que lo había escuchado.
– Voy a comprar para tomar, ¿querés algo? – fue Spreen esta vez quien apoyó su mano en la cintura del castaño mientras se acercaba para hablarle y que pudiera escucharlo.
No eran conscientes de eso, pero esa noche los dos estaban más táctiles que de costumbre. En Carrera no era raro, cuando estaba borracho se ponía más toquetón que normalmente con todo el mundo, aunque ya de por sí lo era en su día a día. Lo más raro era Spreen, que era reacio al contacto físico siempre, ni siquiera el alcohol solía tener ese efecto en él. No sabía por qué le salía ser así con Carre esa noche, ni siquiera se daba cuenta de lo que hacía.
– Dale, un fernecito – respondió mirándolo a los ojos. – Amigo estás muy cerca y me estoy haciendo gay y no quiero – agregó medio entre risas al darse cuenta de la cercanía de sus rostros. Spreen se mantuvo en su lugar, riéndose ante las palabras de su amigo. – Alejate un poco o te como la boca – obviamente jodía, no era raro que hiciera bromas de ese tipo con todo el mundo tampoco.
– Y bueno amigo que va a ser – siguió en su lugar pareciendo desafiarlo y desvió por un segundo su mirada a los labios de Carre antes de devolverla a sus ojos y definitivamente alejarse para dirigirse hacia la barra.
¿Qué carajo había sido eso?
Seguro había sido parte de su imaginación alcohólica, se dijo Carrera a sí mismo. Su amigo no acababa de mirarle los labios. Ni en pedo. Mucho menos le había seguido una joda de ese estilo como las que vivía haciendo él. Era imposible que Spreen hiciera eso incluso bajo los efectos de todo el alcohol del mundo.
Esa noche, sin embargo, algo estaba siendo diferente entre ellos dos. No porque no estuvieran hablando y riéndose juntos como siempre que se veían ahí, sino porque parecía haber algo distinto en el ambiente, en la burbuja que habían creado ellos dos solos. Una tensión que nunca antes había existido ahí y era difícil de identificar por ellos mismos, pero que de afuera se podía notar cómo los rodeaba.
Nada en el contexto de su alrededor era diferente, sólo algo entre ellos había cambiado.
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Poca Luz | Spreen x Carrera
FanfictionUna noche en la Bresh termina de manera inesperada, volviéndose algo recurrente y transformando la relación de Carre y Spreen en algo confuso. [historia basada en la canción Poka Luz]