Capítulo 8: Limerencia

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Limerencia.— Estado mental involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra

Travis cogió la llamada en altavoz cuando su teléfono empezó a sonar. Frunció el ceño con una sonrisa, mirándola sugerente mente y dijo—: ¿Se te perdió algo?

—¿Dónde estás? Estamos organizando la reunión de mañana y no estás aquí.

—Estoy ocupado, Rex, lo sabes.

—Esto fue tu idea, si no vas a venir, entonces dime por qué se te ocurrió...

—¡Bien! Joder, qué intenso que eres —dijo Travis con molestia, arrojando la colilla del cigarro al suelo—. Oye, primero tengo que dejar a la princesa en casa, ¿o quieres venir por ella? Estamos en el malecón, por las estatuas de corazón.

Madison compuso una mueca de rabia en el rostro y empujó a su amigo con molestia—: No seas imbécil, me iré contigo.

Travis sonrió aún más, acariciandose el hombro. Sabía que intentaba molestarla y sí lo estaba logrando. No le contaba sus pequeños problemas para que la defraudara con Rhett a la primera oportunidad. No pudo evitar fastidiarse más cuando su amigo se levantó, alejándose bastante de ella. Madison se levantó por acto reflejo, siguiéndole molesta cuando él le guiñó el ojo.

—Puedo pasar por ella, convenientemente estoy muy cerca. Te veo en casa.

Travis colgó la llamada y la miró un poco confundido—: Pensé que respondería otra cosa.

—¿Hablas en serio? ¡No me voy a ir a ninguna parte con él, eres un idiota! Prefiero irme sola de aquí.

—Madi, perdóname. No sabía que aceptaría, Rex odia hacer de chofer, llevar y recoger gente no están en su diccionario. Vamos, no volveré a hacer eso...

—No debí contarte nada.

Se dio la vuelta, avanzando por el lado contrario cuando de pronto Travis la abrazó de espaldas. Los brazos de su amigo la rodearon con firmeza, empujándola contra su torso.

—Perdoname, Madi, no me hagas sentir mal. Te lo recompensaré por tener que subirte al auto de tu amor platónico, ¿bien?

El sonido tendido y chirriante de la bocina de un auto la sobresaltaron abruptamente. Travis la soltó de la impresión, mirando desconcertado el lujoso auto negro que acababa de llegar.

—Eso... fue... bastante rápido.

—Véte a la mierda, Travis.

Su amigo le sacudió el cabello y le guiñó el ojo antes de caminar hacia su motocicleta, haciéndole un gesto con la mano para que lo llamase pronto. Madison se dio la vuelta, pensando en cómo era que terminaba siempre cerca de Rhett. Abrió la puerta del auto y una vez adentro dijo sin siquiera mirarle—: ¿Qué hacías por aquí?

—Estaba de paso, nada más.

—Sí, lo que digas. Fingiré que no estabas aquí para ver qué hacía con Travis.

El auto rugió suave, y avanzó veloz hacia la carretera..

—No te creas tan importante, estaba haciendo encargos para mañana cuando los vi en el malecón.

—¿Qué harán mañana?

—Solo una reunión, con algunos contactos importantes para buenas referencias laborales y otros buenos amigos. ¿Quieres venir? Estás más que invitada a quedarte todo lo que quieras. Será en la noche, aunque nosotros estaremos más temprano para organizar las cosas, ¿entiendes? La decoración, la música, los utensilios. Ah, es mucho más fácil hacer esto con tu hermano, en serio.

Calma y Tormenta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora