Capítulo 16: Jartible

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Jartible—. Pesado, cansino, insoportable

—Madi, estás tan bonita como siempre —fue la respuesta que dio Rhett con una sonrisa dura, como si se obligase a decir esas palabras contra su voluntad. Entonces deslizó la mano en la cintura de Jessica, inclinándose sobre ella un poco más.

Madison se sentía ridícula, debía admitir. Pero su intención era aclararle lo poco que le interesaba, que podía tener algo con otra persona si ella quisiera. Habia arruinado su pequeño plan cuando la última noche que lo vio prácticamente le rogó que la besara, qué triste, ¿no podía dejar de avergonzarse a sí misma?

Verle tan confiado y seguro con su novia, simplemente la hizo molestar. Sintió un arrebato de rabia, la adrenalina corriendo en su sistema como un disparo cuando se le ocurrió una maravillosa idea que no sopesó en ejecutar. Todo fuera por recobrar un poco de su orgullo y ego magullado.

Apoyo la cabeza sobre el hombro de Tay—Tay y dijo—: ¡Gracias! Es que hoy, Taylor y yo íbamos a salir. Ustedes también, supongo.

Los ojos de Rhett relampaguearon de rabia sobre ella. Tenía una mueca de enfado en su rostro, la comisura de los labios temblando y los dientes presionados, parecía querer zarandearles y gritar allí mismo.

—Sí, vamos a salir, hay un restaurante nuevo aquí y quería llevar a Jess a comer —cortó Rex, bastante seguro y animado por sus planes en pareja. La mantenía bastante cerca cuando le dijo a su novia al oído—: ¿Te gustaría, Jess?

Lo odiaba a él y a su relación perfecta. Odiaba que se galanteara frente a los demás con Jessica, como si no fuera suficiente tener que verles besándose por todas partes. Odiaba que se vieran perfectos juntos, que tuviera esos bonitos detalles. Odiaba saber que Jessica tuviera tanta suerte como para tener a Rhett detrás de ella, incluso a Taylor. Y eso la enfermaba, sentía ser una mierda de persona por tenerle rabia y envidia a una mujer que no le había hecho absolutamente nada.
Madison no lo pensó cuando hizo una sugerencia, en su ridículo intento por hacerles creer de que existía una mínima posibilidad de que ella y Taylor estuvieran juntos. Solo quería hacerle saber de que, contrario a lo que el mismo Rhett pensaba, ella podía estar con quien quisiera.

—Eso suena bien, ¿por qué no tenemos una cita doble? —preguntó Madison con un intento de sonrisa en su rostro.

Al perfecto Lancaster no pareció gustarle para nada aquella insinuación. Le dio una mirada dura y le tiró del brazo, acercándola para decirle algo en voz baja que solo ella pudiera oír.

—¿Piensas que soy tan estupido como para creerme que tienes algo con Taylor Bradford? —Le preguntó en un murmullo, soltando palabras ácidas en una mezcla de enfado y burla.

—¿Y por qué no?

Rhett soltó una risa baja y tendida, y señaló con la cabeza a Taylor, que miraba y conversaba con Jessica con el rostro tan enamorado.

—Se muere por ella. En tu vida tendrás oportunidad de salir con...

—Ya hemos salido. Quizá pueda hacerle olvidar a Tay—Tay que ella existe, así tú sigues feliz con tu novia ¿Hacemos un trato? —preguntó Madison, empujándole la mano de su encima.

—Pues no vas a salir con él. Estás loca si piensas que dejaré que sigas viéndote con este idiota.

—Ya hemos ido al centro comercial, me acompañó a comprar ropa, comimos algo... —Empezó a decir ella, ignorando las palabras rabiosas de Rhett—. Íbamos a salir esta vez a un bar.

—Ah, sí, claro, lo que digas.

—¡O quizá Taylor y yo podamos ir al cine! Me gusta la idea de tener un momento privado.

Calma y Tormenta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora