Capítulo 3: Emuná

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Emuná—. Estar en calma sin tener todas las respuestas

Recorrió la residencia, que era realmente una casa de dos pisos. Entendía que ahí vivía Rhett y otros de sus compañeros. Y ya que no conocía a nadie más, lo siguió de cerca, recorriendo el salón donde ya había una mesa repleta de vasos, bebidas y algún que otro bocadito. Cruzaron la cocina y allí, justo antes de adentrarse en lo que parecía ser un patio grande con una piscina, alguien lo detuvo.

—Ey, Rhett, ¿a dónde te fuiste? —preguntó un rubio, presionando la mano sobre el hombro de su amigo mientras la miraba con bastante curiosidad—. ¿No vas a presentarme con tu nueva amiga? Soy Joe, preciosa.

Madison le sonrió y antes de que pudiera responder cualquier cosa, su amigo añadió—: Madi, él es Joe. Joe, ella es Madison, la hermana de Aaron. Ella empezará el ciclo con nosotros la próxima semana.

El rubio retiró la mano extendida como si acabaran de darle una corriente eléctrica en todo el brazo. Frunció el ceño y su sonrisa lentamente pareció tornarse en una mueca de asombro.

—No sabía que Foster tenía una hermana, muy bonita por cierto.

—Gracias, Joe. A Rhett ya lo conocía de antes pero a ti...

—Uf, no te preocupes, déjame introducirte a esta nueva vida universitaria. ¿A que carrera vas?

—Ah, economía —respondió encantada—. En realidad ya tengo un par de años, me he transferido a esta universidad, es la mejor.

—Lo es, mira qué coincidencia, igual que tu hermano... —Joe levantó la cabeza y le ofreció—: ¿Quieres algo para beber?

Bueno, no pretendía exactamente tener las mismas amistades que su hermano mayor, y conociéndole eso no le gustaría en lo absoluto. Pero por algo se empezaba, definitivamente. ¿No era grandioso la facilidad con la que podría tener amigos y amigas? Madison asintió, alargando la mano hacia el vaso que él le estaba ofreciendo, cuando Rhett se interpuso en su camino, deteniéndose delante de ella. Sostuvo a Joe de los hombros y pareció decirle algo algo oído, algo que fue suficiente para que su recién conocido solo le sonriera y se alejara de allí sin decir más.

—¿Qué fue lo que le dijiste? —preguntó curiosa, extrañada por esa reacción.

—Eso es algo entre él y yo, Madi —Fue todo lo que dijo y avanzó directamente hacia la mesa donde vasos y botellas estaban ordenadas una delante de otra. Ella lo siguió de cerca, mirando a su alrededor y viendo si acaso había alguien con quien pudiera al menos intentar conversar. Rhett le gustaba, era demasiado atractivo y bastante simpático, era un ángel, pero no quería estar precisamente pegada a él toda la noche ni depender de una persona para pasarla bien. Quería que le presentara a sus amigos o conocidos con quien pudiera pasar esas semanas antes de empezar la clase al menos—. Ten, eso te va a gustar, es ron con coca cola.

—Quiero que me presentes a alguien, amigos y amigas, no quiero estar molestándote toda la noche —Le dijo y dio un sorbo a su bebida—. No quiero que te sientas acosado por estar toda la noche contigo, es que solo te tengo a ti.

Ahogó un suspiro cuando Rhett le dio una de esas sonrisas que empezaba a gustarle tanto, cuando se llevó una mano al cabello y se mordió el labio inferior, mirándola como si de pronto solo estuvieran ellos dos en esa habitación.

—No me molestaría, soy todo tuyo esta noche si quieres —dijo con una media sonrisa y Madison sintió derretirse como un helado allí mismo. Se sostuvo de la mesa, dándole un largo y tedioso sorbo que terminó con su bebida bastante rápido, no podía simplemente permanecer tan normal si él le hablaba de esa manera—. Me refiero a la fiesta, Madi, tranquila, ¿sí? No pongas esa cara —rió bastante entretenido.

Calma y Tormenta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora