Capítulo 20

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Una vez en casa de nuevo salí al patio a disfrutar un rato de tranquilidad sin nadie que me molestara, ni siquiera Ethan. Me senté en el sillón y me puse a leer un rato, ya que todavía quedaba un poco de luz. En verano me encantaba poder sentarme con la brisa a leer un libro, era mi momento preferido del día. Siempre y cuando nadie me molestara. Pero estaba claro que eso no iba a pasar.

–¿Qué pasa ahora? –respondí al teléfono con voz cansina.

–Hola, mamá, qué tal, yo bien y tú –se hizo el monólogo ella sola.

–Es que me llamas todos los días y no creo que de un día para otro me haya pasado algo –aunque bueno, lo de la otra noche en la fiesta sí que me podía haber pasado de un segundo a otro.

–¿Qué tal por Madrid? –preguntó, ignorándome.

–Bien –respondí secamente.

–¿Y Cayetana, qué tal por allí?

–Me sorprende que te preocupes por ella, la verdad.

–No me cae mal, solo es que no comparto la manera de educación que tuvieron sus padres con ella, eso es todo.

–Voy a colgar, mamá –sabía perfectamente que no toleraba que se metiera con ella y aun así seguía haciéndolo.

–No he dicho nada. Vale, vale. Bueno, el caso es que queremos que vengas a cenar un día de estos, ¿cuándo puedes? –parecía más interesada de lo normal.

–¿Y por qué tanta prisa, si puedo saberlo?

–Un amigo de la familia, que nos ha comentado que están pensando abrir una empresa y le hemos invitado a cenar.

–Ya, pues no sé muy bien qué pinto yo ahí, la verdad.

–Para que conozcas a su hijo y... no sé, intentes buscar nuevas puertas para trabajar.

–¿Quieres que vaya a la cena para que intentes enchufarme, otra vez, en una empresa de unos amigos vuestros?

–Hombre, dicho así suena feo. Pero sí, ese sería el resumen. Bueno, y que conozcas a su hijo también, que sé que es muy buen chico.

–¿Y de qué es la empresa, si puede saberse? –ignoré el hecho de que aparte de que quería buscarme trabajo estaba también en busca de pareja.

–Un restaurante.

–Un restaurante... ¿Quieres que me salga de una clínica dental para trabajar en un restaurante?

–A ver cariño, siendo sinceras no estás a gusto ahí porque no es lo tuyo.

–¿Y el restaurante, donde venden comida hecha con animales, crees que sí lo es? –pregunté escéptica.

–Yo intento abrirte puertas para que tengas más experiencia en más sitios y veas si te gusta.

–A mí lo que me gusta es mi carrera, que para eso la estudié en su momento.

–Pues vas a tener que abrir tu mente si quieres trabajar de algo porque como estés esperando que te lluevan ofertas del cielo, lo llevas claro. ¿Cuántos de tu clase han conseguido trabajo?

–Todos –y no mentí.

–Trabajo de lo vuestro, Abril.

–Bueno, mamá, si no ha salido aún es porque hay poca oferta, vale, pero eso no quiere decir que no vaya a encontrar nunca. Aquí en Cádiz tiene que ser más fácil encontrar, en un instituto, quizá. Ya veré pero en algo me meteré. Tú no te preocupes por mí que sé apañármelas solita.

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