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Los meses pasaron y se había vuelto una tediosa rutina recibir siempre la misma respuesta por parte de Sergio, él no quería firmar esa carta de divorcio, habían cedido a todas sus peticiones, había demasiado a su favor, pero ese hombre simplemente no quería hacerlo.

Hasta hoy. Una cita más entre las abogadas y Sergio estaba llevándose a cabo en casa del mexicano, llevaban varios minutos ya de haber empezado nuevamente con la negociación.

Había mucho a favor de él, Sergio pensó, puesto que según las abogadas, él se quedaría con el 100% de los bienes que alguna vez compartió con Juliana, no tendría que pagar ninguna manutención a su ex esposa y sobre todo sería libre de cargos por alguna vez haber tocado a Juliana, él sería libre y tendría dinero, de lo contrario, si él no firmaba terminaría en la cárcel por acusaciones de violencia doméstica, esas abogadas le habían presentado pruebas del abuso que tiempo atrás había cometido contra su esposa y Sergio no iba a arriesgarse, después de todo solo debía firmar y sería totalmente libre para formalizar su relación con Sofía, o al menos eso creía.

Así que después de pensarlo bien él firmó, ahora estaba libre de compromisos y sobre todo había confiado en lo que aquellas mujeres le dijeron, a pesar de no haber un documento de por medio en el que prometían no demandarlo por abuso, él decidió confiar en su palabra, puesto que no había forma de firmar o de tan siquiera hacer un contrato para encubrir un delito, así que solo le quedaba confiar.

Su error más grande y la mejor noticia que Valentina pudo recibir esa tarde.

-Sergio firmó la carta, ahora Juliana es libre- Sara informó a través de la línea telefónica una vez salieron de la casa del mexicano.

-Muy bien, empiecen la demanda- Valentina respondió con una sonrisa al saber que pronto ese hombre estaría en donde merecía pasar el resto de su vida. En la cárcel.

Y dicho esto la llamada concluyó, Sara y Daniela tenían mucho trabajo por hacer y Valentina por su parte debía acompañar a su Juliana a una de sus últimas citas del seguimiento de su embarazo, pues la menor, había entrado a su tercer trimestre de embarazo y muy pronto tendrían una fecha para la cesárea que traería al mundo a su pequeña hija.

Pasaron un par de minutos, Juliana estaba lista para salir de casa y Valentina se encontraba esperándola en la sala de estar mientras jugaba con sus dedos, estaba emocionada por darle la noticia de que su esposo finalmente había firmado el divorcio.

-Estoy lista- La mayor llegó hasta Valentina sosteniendo su vientre rellenito.

-Hay una gran noticia que quiero darte- Valentina se levantó del sofá acariciando los hombros de Juliana y esta la miró con curiosidad invitándola a seguir -Sergio firmó el divorcio- Valentina soltó con emoción.

- ¡¿Qué?!- La mayor no podía creerlo.

-Eres libre, pequeña- Valentina la abrazó.

Y ambas sonrieron en grande al sentir las pataditas de la bebé, al parecer ella también estaba emocionada.

Así que alegres salieron del departamento de Valentina con dirección al estacionamiento en busca del auto de esta y posteriormente se dirigieron a la clínica de Mari, era algo tarde así que debían darse prisa para poder llegar a la última hora del turno de Mari.

Una vez llegaron saludaron a la secretaria, quien minutos después las pasó al consultorio, y nuevamente después de un tiempo volvían con el chequeo de su rutina de seguimiento.

Todo iba bien con aquel embarazo, una niña fuerte y sana estaba creciendo en el vientre de Juliana.

-Todo está excelente, Juli, lo más probable es que la próxima cita se te asigne una fecha para tu cesárea, así que si no han pensado en un nombre para su hija deberían comenzar a hacerlo- Mari animó con una sonrisa.

Y ambas chicas sonrieron ante eso, estaban ansiosas por poder finalmente conocer a su pequeña.

Un par de consejos más fueron dados por parte de la rubia antes de finalmente terminar con aquella cita, y sin más, tanto Valentina como Juliana regresaron a casa dejando a Mari a solas en su consultorio.

Era hora de irse a casa para ella también, así que salió de su consultorio encontrándose con su secretaria organizando el escritorio antes de finalmente terminar con su jornada laboral. Normalmente esta se iba antes que Mari debido a que la francesa se quedaba para apagar las luces y cerrar su clínica.

-Que tenga una linda noche- Emily se despidió con la intención de salir.

Pero antes de que esta se fuera por el pasillo, Mari tomó varias bocanadas de aire juntando la valentía suficiente para detener a su secretaria.

-Emily- Mari la llamó de forma tímida saliendo a prisas de su consultorio, no sin antes haber cerrado todo.

- ¿Si? - Emily volteó.

- ¿Tienes algo que hacer ahora? - La francesa preguntó jugando nerviosamente con sus dedos.

-No, solo iré a casa- La mayor respondió con sinceridad y simpleza.

- ¿Por qué no me acompañas a cenar? Puedes elegir el restaurante- Mari realmente esperaba a que Emily por fin aceptara su propuesta.

-Mari, ya te he dicho muchas veces que no soy gay- Esta le repitió de manera tranquila.

- ¿Y eso que tiene que ver? Será solo una cena entre amigas- Mari insistió.

-Conozco tus intenciones- Emily respondió algo obvia.

-Ay vamos, puedes tomarlo solo como una reunión entre jefa y empleada.

-No hay nada que involucre el trabajo en eso- Emily comenzaba a sonreír ante la tierna insistencia de Mari.

-Podemos solamente hablar sobre trabajo. Alguna sugerencia que tengas para la clínica o el contrato en general.

- ¿Un aumento de sueldo? - La mayor tentó.

-Ey, tampoco te aproveches.

- ¿Eso es un sí? - Continuó molestando Emily.

-Ya basta- Mari se quejó.

-Vamos, debemos hablar sobre mi aumento de salario- Emily tomó la mano de Mari para guiarla hasta el estacionamiento.

-Basta, he dicho que eso no- La francesa negó dejándose llevar hasta su auto por Emily.

Y Emily solo rio ante las reacciones de Mari.

Mientras tanto en la casa de Valentina, estas pensaban en un posible nombre para su hija, innumerables ideas y a la vez ninguna pasaban por la mente de ambas.

Tenían una pequeña idea de un "boceto" para el nombre, le habían llamado de esa manera a la base del nombre que habían decidido.

-Hmm, Ma... Ma... ¿Martina? - Juliana propuso... -No, Val...- Ella descartó y siguió pensando.

-Ma... ¿Sof? ¿Sandra? Va...- Valentina también propuso ideas.

- ¿Victoria? - Juliana pensó en otra posibilidad.

Y Valentina casi sintió una bombilla encender en su cabeza.

- ¡Valeria! - Ella propuso.

- ¡Sí! - Juliana concordó -Es muy lindo.

-Sí que lo es.

Juliana sonrió.

-Parece que a ella también le gusta- La mayor tocó su vientre al sentir el movimiento de su bebé.

Y Valentina rio al tocar el vientre de su Juliana, amaba esa sensación de calidez que sentía al lado de su familia.

Estéril || Juliantina (G!P) •AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora