XXIII

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Una expresión afligida escondida.

No es que el muchacho estuviera de metiche, escuchando conversaciones que no lo incluían. Pero al sentir voces dentro de su sala de enfermería mientras volvía de su chequeo, consideró prudente detenerse para no importunar.

Entonces oyó a Eliza decir eso. "Si lo amo..." El corazón le saltó con tal fuerza en el pecho que temió sufrir un ataque cardíaco. ¿A quién? ¿Desde cuándo? ¿Y por qué estaría ella guardándose eso en vez de confesarse, cuando para él era claro que quería hacerlo?

Se quedó unos minutos procesando aquel pequeño pedazo de frase y las emociones que saltaron en respuesta, hasta que se dió cuenta de que tendría que entrar. Y puso la mejor sonrisa de la que era capaz, la que consideró más ocultaba su confusión.

Pero pensó que se le caería la fachada al ver como la muchacha en la camilla fruncía el ceño mientras lo observaba con sospecha, abriendo la boca por un segundo, como si estuviera a punto de preguntar. Sin embargo, acabó guardando silencio, soltando un suspiro mientras volvía la vista hacia sus amigas.

—Bueno, luego seguiremos hablando, Oliver debe de querer descansar.— Eliza sonrió hacia el resto de personas frente a ella, y el albino se apresuró a negar con la cabeza.

—No, por favor, si quieren seguir conversando no me molesta. Por mí está bien.— Violet se puso de pie y lo miró con una ceja alzada.

—Creo que será mejor si nos vamos, porque de lo contrario, no descansará nunca.— Miró a la joven por un momento. —Además, Eliza también debe dormir algo. Ahora que le han dicho que está mejorando bien, empezará a descuidarse más.

—Yo nunca...— Intentó defenderse la joven, pero luego lo pensó mejor. —Bueno, depende. ¡Pero estuve descansando bien!

—Sí, ajá.— La de cabellos violáceos se acercó a la puerta y el resto la siguió, saludando con la mano. —Hasta la próxima.

—¡Y cuéntanos si pasa algo!— Pidió Gillian, sonriendo con complicidad mientras guiñaba el ojo.

Eliza pensó que se le iba a salir el corazón y apretó los labios, sintiendo cómo sus mejillas tomaban aquel color carmín que hizo que girara la cabeza hacia la pared, en un pobre intento de calmarse.

Oliver, por otra parte, se aferró con fuerza a la sábana de su camilla, sintiendo que el corazón se le hundía en el pecho y que palidecía. Y se sentía peor al pensar en que, en realidad, no tenía ningún derecho para sentirse así. Ninguno en absoluto, de hecho, porque había prometido y jurado que permitiría que ella eligiera lo que quería hacer con su vida, y que si ella se alejaba de él, entonces la dejaría ser. ¿Por qué ahora le dolía tanto entonces? Era una postura mucho más egoísta de la que estaba acostumbrado a sostener, y eso lo confundía. No quería sentir que ella podía decir que sí. Tener esperanzas ahora podría llegar a ser devastador. ¿En qué momento había dejado que aquel pensamiento creciera en su mente?

—Oli.— Finalmente salió de su trance, parpadeando repetidas veces y aflojando su agarre. Giró la cabeza para mirar a la muchacha, que tenía una muy clara expresión de preocupación, —¿Estás bien? ¿Qué fue lo que te dijeron?

—Ah... No, no, estoy bien. Me dijeron que mis heridas están cerrando bien, no te preocupes por eso.— Intentó tranquilizarla mientras recuperaba el control sobre sí mismo, respirando pesadamente.

—Pues no parece. Estás pálido y te ves bastante inquieto. Si te han dicho algo malo, Oliver, más te vale decírmelo ahora.— Lo señaló acusatoriamente con el dedo índice, y al muchacho de ojos rojos le dió la efímera impresión de que ella se aguantaba las lágrimas. —No quiero llevarme ninguna sorpresa rara, como decirte buenos días una mañana de estas y que no me contestes, y tenga que llamar al resto para una resucitación de emergencia.— Lo dijo tan seriamente que el albino acabó por relajarse, tomando su mano dulcemente y acariciando su palma.

—Te prometo que nada de eso va a pasar. Estoy bien, me dijeron que mi herida está cicatrizando bien, aunque tengo que cuidar todavía de mi reposo. Nada más.— Eliza lo miró con sospecha durante algunos segundos, después de soltar un suspiro, rendida.

—Ya, te creo. Más te vale estar diciéndome la verdad.— Oliver soltó una suave risa.

—¿Cuándo te he mentido?

—Nunca.— Replicó automáticamente. —O quizás jamás fui capaz de darme cuenta, y llevas mintiéndome desde hace tanto tiempo que has perfeccionado ese arte.

—Ya, ya, creo que estuve demasiado ocupado todos estos años para poder crear una mentira tan elaborada. Además, ¿Para qué lo haría?

—Pues no lo sé, tú eres la mente criminal.— Alzó la barbilla con falsa superioridad, pero finalmente se rindió. —La verdad es que me preocupas. Me preocupas mucho.

—No hay nada de que preocuparse, Eliza. Estoy bien.— Le susurró, acercándola un poco.

—Eso me dices, pero recién tenías una cara que... La verdad, no sabía qué pensar. Temí por un momento que me dijeras que te habían dicho que te encontraron un tumor y debías empezar una especie de quimioterapia.

—Eso habría sido muy extraño.

—Sí, la verdad que sí. Pero no evadas lo que te estoy diciendo.— El de mechón rojo soltó un suspiro, rendido. Se dejó caer sobre la almohada y miró de reojo a la chica, sin soltar aún su mano.

—No es nada de lo que debas preocuparte. Solo estaba pensando en algunas cosas.

—¿Como en qué?

—Nada que tenga mucha importancia.— Evadió su mirada como pudo, tragando saliva con fuerza.

No se dijeron nada durante unos segundos, en los que Oliver se iba progresivamente llenando de ansiedad.

—¿No confías en mí?— Preguntó en un susurro.

Él se giró para mirarla.

—¿Cómo?

—Me refiero, está bien si no quieres decirme. Pero era solo... Para saber, ya sabes.— Carraspeó, intentando ordenar sus pensamientos. —Me he estado abriendo mucho contigo últimamente. Así que si sientes que quieres hablar de algo alguna vez, de lo que sea, me gustaría que supieras que quiero escucharte tanto como tú me escuchaste a mí.— El muchacho lo pensó, lo pensó muy profundamente.

Quizás sí tenía algunas cosas que quería decir. Tal vez quería ser escuchado. Nunca antes se lo había cuestionado realmente, porque no pensó que iba a tener el espacio, y ahora la propuesta lo tomaba por sorpresa. Así que tomó con más fuerza la mano de la joven, que lo miró sonreír con alivio.

Confío en ti.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2023 ⏰

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Dientes de León {Oliverxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora