XII

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Saca a las malas personas de tu vida, porque mereces ser feliz.

Eliza abrió los ojos e intentó enderezarse instintivamente, pero el dolor pulsante y latente en su costado se lo impidió y la obligó a dejar escapar un grito.

—Eliza, no te muevas. Perdiste mucha sangre.— Lucas estaba de rodillas en una de las camillas improvisadas que se encontraba al lado de la muchacha.

—Lucas. ¿Dónde está Oliver?— Dudó la chica, pero el adulto no respondió. —¿Lucas?— Ella alzó la cabeza para ver a quien estaba curando el pelirrojo. Tardó en enfocar la vista, y la incredulidad le impidió reaccionar a tiempo; pero palideció incluso más y sintió que comenzaba a sudar frío, viendo al muchacho semi-consciente recostado, con el abdomen perforado en varios puntos a causa de la garra incrustada que lo atravesaba.

—¿Qué le pasó?— Balbuceó a duras penas. Luego pudo recomponerse. —Mierda, ¡¿Qué carajo le pasó?! ¡Lucas!

—Vencimos a Bayon, pero Oliver se interpuso en uno de sus ataques que iba dirigido a mí.— La joven no dijo nada por algunos segundos, pero se mordió el labio para que los sollozos no escaparan de ella. —No te preocupes. Lo voy a salvar a todos.— Eliza inspiró con fuerza y le sonrió al hombre, pero no pudo evitar desviar la mirada. —Nigel, andá y, llegado el caso, hacé lo que hablamos. Por favor, volvé con vida.— Eliza lo vió retirarse e intentó enderezarse.

—Quizás lo pueda acompañar.

—No, tienes que descansar. No estás en estado de combatir ahora. No te muevas recuperate. Lo hiciste bien, Eliza. Lo hiciste muy bien.— Ella bajó la cabeza y frunció el ceño, frustrada. Aún así, no discutió e hizo lo que le fue pedido. Pero no es suficiente, nuestra fuerza de combate no es suficiente. Si vamos a ir contra Leuvis y somos tantos heridos, tenemos pocas posibilidades.

—¿Pero qué mierda?— La voz de Violet resonó por el lugar, o quizás era que Eliza quería oír algo conocido y que no trajera malas noticias.

—Violet.— Balbuceó, estirando el brazo. La chica se le acercó.

—¿Qué carajo está pasando acá? Vos, Gillian, Zack, Oliver...— Dudó.

—¿Y Sandy y el resto?— Cuestionó Lucas.

—Cierto, necesito a alguien con fuerza que nos ayude, nosotros también estamos mal. ¡Tres están gravemente heridos y hay que traerlos rápido!— Tres chicos se ofrecieron, acercándose a la chica. —Está bien, ya no hay monstruos en el bosque, Solamente les voy a indicar el lugar y vuelvo a la aldea. Les encargo el resto.

—Yo también voy a la aldea, ¿Pueden ocuparse de todo?— Inquirió Pepe, poniéndose de pie. La chica que lo estaba ayudando a tratar las heridas de Zack asintió con vehemencia, y el muchacho corrió hacia la salida.

—Lucas, tengo que contarte algo antes de irme.— Dijo Violet. —Aparecieron dos. Un adulto y un chico, y ambos conocen a Emma. —Ellos acabaron con Nous.

—¿Dos?— Se preguntaron algunos niños, mirándose entre sí.

—Un adulto.— Lucas quedó anonadado por un segundo. —¿Será...?— Luego negó con la cabeza. —Gracias por la información, Violet. Ya se acabó el tiempo, andá a la aldea a ayudar a Emma a los chicos.

—Bien.— La de cabellos violáceos se dirigió a la puerta y desapareció con velocidad. Eliza tomó aire y cerró los ojos. Ya no hay nada más que pueda hacer. Chicos, por favor. Manténganse a salvo. 

No supo en qué momento se durmió, pero un nuevo alboroto la hizo despertar. Oliver estaba pidiendo información.

—Oliver. ¡Oliver!— La chica estiró el brazo y el mencionado giró rápidamente la cabeza a su dirección, sonriéndole a duras penas y tomando su mano.

—Eliza, gracias al cielo que estás bien.

—Lo mismo digo. Más te vale recuperarte.

—¿Cómo está la situación?

—Gillian, Zack, Paula, Sandy y Sonya están heridos de gravedad. Pepe tenía mal el brazo, pero volvió a la aldea junto con Violet y Nigel. Tenemos a dos aliados más que conocen a Emma y solo queda Leuvis. No tenemos nuevas noticias.— El chico frunció el entrecejo con preocupación.

—Tengo que ir a ayudar.— Ella apretó su mano con la poca fuerza que le quedaba.

—En este estado no hay mucho que podamos hacer. Solo nos queda esperar.— Se escuchó un estruendo en la puerta principal y Nigel se precipitó al interior.

—¡Chicos!

—¿Derrotaron al monstruo?— Dudaron algunos niños, con el miedo a flor de piel.

—¡Lo derrotamos! ¡Acabamos con Leuvis, somos libres!— Por un segundo, nadie dijo nada.

Por aquel magnífico momento, donde las emociones se entrelazaban y crecían en el interior, para escapar en un grito triunfante unánime, para abrazarse, llorar y alegrarse.

—¿Y el resto?— Preguntó Lucas.

—¡Están viniendo!— Hizo una mueca, dudando. —Pero Emma y Pepe...

—¡Por favor, trátenlos rápido!— La voz potente del hombre de cabellos negros y blancos hizo presencia, cargando en su espalda a la niña de cabellos anaranjados que tanto había ayudado a la rebelión. Por detrás, Violet llevaba a Zack en su hombro. Cuando ambos adultos se miraron, no se dijeron nada; solo se abrazaron, alegrándose mutuamente de que el contrario se encontrara con vida, después de tanto tiempo sin saber el uno del otro.

—La alegría del reencuentro la dejamos para después.— Dijo el azabache.

—Sí, traigan a Emma y a Pepe acá.— El pelirrojo les señaló un par de camillas vacías, donde acostaron a ambos heridos.

—Hay que tratarlos lo más rápido para salir de Goldy Pond lo antes posible.— Asintió el adulto.

—¿Lo antes posible?— Dudó una niña.

—Sí. En la mansión todavía hay sirvientes de Bayon y el resto, tenemos que escapar antes de que se den cuenta.

—Pero las heridas de todos, y las de ella también... ¿No podemos escapar después de derrotar a los monstruos de la mansión?

—Eso, pudieron derrotar a esos súper monstruos, ¿O no?— Apoyó otro muchacho.

—No podemos, no tenemos información.— Negó el adulto. —Conocíamos las características y personalidades de los cazadores, pero es distinto con los sirvientes de la mansión. Además, estamos llenos de heridos, si nos equivocamos, podríamos terminar con muchos más sacrificios.

—¡Lucas!— Exclamó un niño que estaba revisando unas cajas. —Las medicinas no alcanzan... No quedan suficientes medicamentos.

—¡Aunque sea detener la hemorragia!— Un muchacho que Eliza nunca había visto estaba postrado frente a Emma; pudo deducir sin dificultad que probablemente era el amigo que Violet había mencionado antes. —No necesitamos tranquilizantes, aunque sea sin desinfectantes o hilo. ¡Podemos calentar un cuchillo y cauterizarle la herida! ¡Tenemos que encontrar todas las heridas sangrantes y cerrarlas!— Siguió dando indicaciones para tratar las heridas, hasta llegar a una conclusión. —Tenemos que salir ya mismo de acá. ¡Si la llevamos ahora al refugio, todavía se puede salvar!

—Pero Emma dijo que le tomó cuatro días llegar hasta acá.— Dudó Nigel.

—No, si hacemos la distancia más corta, nos va a tomar solo un día y medio. Pero ese camino es más peligroso que por el que vinimos, es imposible con esta cantidad de gente y heridos.— Dijo el hombre. —¿Cómo hacemos? ¿Cómo volvemos?— Los heridos se miraron entre sí, sabiendo lo que iban a hacer. Eliza suspiró, como si fuera el último suspiro que fuera a dar en su vida.

—Déjennos.—Decretó Oliver. 

—¿Qué?— Dudó Lucas.

Dejanos acá, Lucas.

Dientes de León {Oliverxtú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora