Capítulo 9: Verdades en la cara

3.1K 177 3
                                    

La sala de conferencias está a rebosar. La mesa gigante que hay en medio de la sala está llena de personas con cargos importantes en la empresa. Y Emilio es el que dirige hoy, como dueño y administrador de todo. Su aspecto ejecutivo le da a su porte madurez y una buena impresión para esta reunión. Yo me quedo a su lado mientras todos en el lugar se acomodan en sus asientos. Observo que su querida novia está aquí, ataviada con un vestido rojo que llama la atención de cualquier persona a su alrededor, no sólo por el color, sino por su cabello laceo y sus tacones altísimos. La miro con disimulo para que no se dé cuenta de mi mirada.

Es lunes, la semana anterior pasó volando entre Emilio y yo por estar muy concentrados en pulir los últimos detalles del proyecto. Me quedé horas luego del trabajo en la oficina junto a mi jefe. Así que planeo que hoy todo quede perfecto.

Emilio se inclina hacia mí mientras todos en la mesa abren el folder que yo exclusivamente puse ahí antes de que todos entraran.

La organización la hice yo, y ya estoy orgullosa de cómo está quedando todo.

-Quédate hasta el final, Tamara.

Asiento y Emilio me da una mirada satisfecha, antes de llamar la atención de todos para comenzar con la reunión.

Nadie habla, todos están mirando atentamente a Emilio.

Me siento al lado izquierdo de mi jefe y abro el folder que ordené mientras lo observo dar su charla. Mientras los minutos avanzan me pierdo en lo que Emilio está diciendo. Es algo que ya sé, puesto que es un proyecto que él desarrolló con mi ayuda, para mejorar la calidad de la empresa y por ende a los empleados.

Por la cara que todos tienen, veo que no es algo que les sorprenda. Emilio presiona teclas en la laptop frente a él y las diapositivas van cambiado conforme él habla. Lo miro atentamente por varios minutos hasta que su charla termina, cuando lo hace, no se escucha absolutamente nada.

El lugar está en silencio.

Miro con nerviosismo a Emilio pero puedo notar que eso a él no le afecta.

Carraspeo para llamar la atención de todos.

-Frente a cada uno, en la mesa, encontrarán un folder donde está detallado el proyecto que el señor Di Angelo ha desarrollado. Pueden revisarlo, y si tienen alguna duda...

Antes de que pueda terminar de hablar, un señor de aspecto mayor y con canas en el cabello, levanta la mano. Parece alguien imponente y también muy importante en la empresa. Varios de los presentes intercambian miradas de absoluto horror. El señor tiene aspecto familiar para mí pero si mirada intimidante no me amilana.

Emilio se cruza de brazos y le da la palabra, mirándolo con algo de dureza.

El señor sólo tiene ojos para Emilio, se inclina hacia adelante y cruza las manos sobre la gran mesa de vidrio de la sala de reuniones.

-Emilio, creo que tu proyecto no está bien desarrollado. Hay muchos puntos de incoherencia, y demasiados cabos sueltos. Si deseas que tomemos en cuenta tu trabajo, debes volver a revisarlo y mejorarlo. Parece hecho por un niño de nueve años.

Eso hace que el ambiente caiga en un incómodo silencio.

Yo hago una mueca en el rostro porque es mentira. El proyecto está muy bien desarrollado y perfecto para ya realizarlo. Lo que pasa es que lo accionistas no piensan dar su brazo a torcer en cuanto a alguna mejora de esta empresa que ocacione gastos. Tal vez tengan una parte de las acciones, pero el que tiene la mayoría es Emilio, junto a su padre, y contra eso nadie puede hacer algo.

Me cruzo de brazos cuando todos asienten de acuerdo al viejo que acaba de hablar. Un chico joven, al parecer de la edad de Emilio, levanta la mano y también expresa su opinión sobre el proyecto. Antoine no está en esta reunión y yo me siento mal por eso. Él sí nos apoyaría.

La obsesión del jefe | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora