Nuestra realidad.

Capítulo #13

Perdón por errores ortográficos.

Pov Aaron Hotchner

Nos abrimos pasos por las calles de Bruselas, admiro desde la ventana las grandes y lujosas casas qué hay en el vecindario donde vive Durant. Es un lugar hermoso y seguro para que viva una familia.

Avanzamos por unos minutos más hasta que el auto se detiene frente a la entrada de la enorme casa de Doyle. Es imponente y elegante, es fácil saber que el negocio de tráfico internacional de armas produce dinero.

Easter muestra su placa y luego de una larga espera el portón se abre.
Mi cara se contrae en una expresión de asombro al ver los juguetes de niños extendidos por el césped.

—¿Agente Easter, Ian Doyle tiene hijos?—pregunto confundió. En ningún momento se mencionaron niños.

—Por supuesto, tiene tres, solo conocemos a uno, Declan, es el mayor, los otros dos menores son desconocidos, sus nombres y edades.

Lo miro con rareza —¿Cómo es que no se sabe nada de esos niños? —cuestionó a un más confundido

—No es que no sepamos nada en absoluto por falta de dedicación agente Hotchner, sabemos cosas, pero son bastante reducidas, Ian Doyle ha mantenido en la oscuridad a sus dos hijos menores y a su mujer. La cual presumimos es la madre de ambos niños.

—Sabemos que el niño, segundo hijo de Doyle, tiene unos cuatro años y el último hijo es una niña, presumiblemente de unos siete o nueve meses y de su esposa solo sabemos qué es pelinegra, caucásica y alta.

Me da un sentimiento raro al escuchar sobre la familia de Doyle, El hombre formó una familia a tan solo unos meses de escapar de prisión y matar a Emily. Su hijo del medio tiene cuatro años de vida y Emily cinco de muerta. Es perturbador como siguió con su vida tan fácil después de acabar brutalmente con la vida de una persona.

Odio saber que el tipo es un psicópata, y eso significa que no siente remordimiento por lo que le hizo a Prentiss.

Recuerdo como si fuera ayer lo que el doctor dijo que el homicida le había hecho a Emily.  Dientes arrancados, al igual que uñas, múltiples cortes por todo el cuerpo, junto con una paliza brutal. Y como si no fuera eso ya demasiado, le prendió fuego a su cuerpo.

El olor a carne humana quemada es algo que jamás quiero volver a oler. Doy gracias a Dios por el hecho de que Emily ya estaba muerta cuando Doyle le prendió fuego. Él acabó con su vida con tres disparos en el pecho.

Easter estaciona frente a la puerta de entrada, toco el timbre y esperamos que alguien habrá. Para nuestra sorpresa es nada más y nada menos que el mismísimo Ian Doyle el que habré la puerta.

—¿Messieurs, comment puis-je vous servir? —Debo aprender francés, no poder comprender nada se está volviendo tedioso.

—Monsieur Durant, nous sommes d’INTERPOL et nous aimerions vous poser quelques questions ce matin. —dice el Británico a mi lado, al hombre frente a nosotros.

Miró detalladamente al hombre que asesino a una las personas que más llegue a apresiar en mi vida. Es un hombre de apariencia normal, no un mounstro como mi mente ha creado al ser que asesino brutalmente a Emily.

—¿Vous parlez anglais M. Durant? —cuestiona el Británico.

—Por supuesto, hablo el idioma—nos informa. —Pasen adelante. —nos invita a pasar.

Entramos a la encantadora casa, es muy bonita y tiene una vibra muy doméstica. Es claro que aquí habita una familia.

Por primera vez hablo y cuestión al desgraciado —¿Hace cuanto vive aquí, señor Durant?