Capítulo 11

13 4 0
                                    

   Habían pasado unos cuantos días desde aquella escapada nocturna. Zarpa Sombría se levantó de su lecho por la mañana. Hoy habría asamblea. Estiró las zarpas y salió de la guarida de los aprendices. Se dirigió al túnel de aulagas. Garra Negra le había dicho que hoy estaría ocupada y que no podrían entrenar, así que la gata se decidió por salir a cazar un poco.

   Caminó por el bosque en dirección a la hondonada arenosa, donde más tarde consiguió cazar un tordo y un ratón. Volvió al campamento. Estrella Arenosa salió de su guarida junto con Garra Negra, que amasaba el suelo con las patas, nerviosa. Zarpa Sombría vió que la líder la miraba con recelo. No sabía que estaba pasando, pero algo no iba bien. Recordó su conversación con Garra Negra ¿podría tener que ver con eso?

   De repente, recordó lo ocurrido hace unas cuantas noches. Aún nadie lo sabía, excepto ella y Zarpa Abrasada. La gata le había pedido que no se lo contara a nadie, pero le pareció el momento oportuno para decirselo a la líder y a su mentora. Se acercó a ellas con paso inseguro.

   -Mhmm... debo hablar con ustedes- dijo.

   -¿Pasa algo?- preguntó su mentora con el cálido tono de siempre.

   -Sí. Necesito hablar con ambas.

   Estrella Arenosa le hizo una seña para que entrara a su guarida. Al pasar por los liquenes, se encontró en una cueva con un lecho de musgo. La líder le indicó que se sentara y Zarpa Sombría así lo hizo. Le costó encontrar las palabaras adecuadas para decirlo.

   -Bueno... yo y Zarpa Abrasada... hace unas cuantas noches... vimos a Garra de Pino escabullirse del campamento. Lo seguimos, y lo vimos hablando con proscritos. Planean volver a atacar y apoderarse del campamento.

   Estrella Arenosa la miró con disgusto. Zarpa Sombría supo que no le había creído ni una palabra. En cambio, su mentora, parecía pensativa.

   -Garra de Pino es un guerrero leal ¡jamás nos traicionaría!-rugió- Sal de mi guarida ahora mismo.

   Zarpa Sombría salió de la guarida de la líder, perturbada. La reacción de Estrella Arenosa había sido demasiado dura. Vió que Garra Negra salía tras ella.

   La aprendiza quiso girarse, pues no quería recibir más sermones, pero su mentora se lo impidió- yo si te creo- le dijo mirándola a los ojos, seriamente -bueno, yo también creo que Garra de Pino es leal al clan, pero se que tú no me mentirías. Ni a mí ni a la líder. No sé que viste, pero si sé que no me mientes.

   Zarpa Sombría la miró, agradecida por su bondad. La lugarteniente le hizo una seña de despedida y se puso a dictar los nombres de quienes irían a la asamblea.

   -Tormenta Gris, Nube Blanca, Flor Trigueña, Flor Centelleante, Garra de Pino, Zarpa Abrasada, Patitas Blancas y Zarpa Sombría- la aprendiza suspiró de alivio. Había estado a punto de creer que no le permitirían acudir a la asamblea por lo que había pasado.

   Los gatos nombrados se reunieron para salir a la asamblea. Corrieron por el bosque en dirección a los cuatro árboles, sus pasos se escuchaban por todo el territorio. Llegaron a la ladera que bajaba a los cuatro árboles y Estrella Arenosa hizo la señal que indicaba la bajada. Todos bajaron corriendo y se reunieron con los gatos del clan del viento y clan del río. El clan de la sombra llegó unos momentos después.

   Zarpa Sombría vió a una gata caminando hacia ella entre la multitud. Era Zarpa Seca, la aprendiza que había hablado con ella en la asamblea anterior.

   -Buenas noches-saludó la gata-¿cómo estás?

   -Bien, ¿y tú?- respondió Zarpa Sombría.

   -¡Perfecto!- exclamó la otra gata.

   -¿Cómo va todo en tu clan?- preguntó Zarpa Sombría.

   -Bien- respondió.

   Se escuchó un maullido desde la gran roca. Estrella Parda dió inicio a la reunión -Buenas noches, gatos de los cuatro clanes- se puso a contar las cosas habituales. Luego habló Estrella de Liebre, y él tampoco dijo mucho. Fue turno de Estrella Azulada.

   -Bien. Debo decirles que el clan del río es más fuerte que nunca. El río nos alimenta, y nosotros aceptamos sus ofrendas. Quiero decir que considero a el nuestro como el más fuerte de los cuatro clanes- se oyerón maullidos de desaprobación de todos menos el clan del río, claro -somos fuertes y seremos más fuertes- aclaró. Muchos gatos del claro captaron la indirecta, y se notó mucho en el clan del trueno. Las rocas soleadas eran un territorio disputado por aquellos dos clanes desde hacía muchísimas lunas, desde que el río se había achicado y las había dejado expuestas.

   Estrella Arenosa habló-pues los demás clanes igual lo haremos- gruñó.

   Estrella Azulada asintió con la cabeza, y luego no pasó nada interesante. La asamblea terminó y todos volvieron a sus respectivos campamentos.

   Zarpa Sombría se acercó al montón de carne fresca. Tomó un ratón y fue a la guarida de los aprendices. Allí estaban sus amigos, Patitas Blancas y Zarpa Abrasada, comiéndose unas urracas bien rollizas. La aprendiza negra se acercó para sentarse junto a ellos y charlar. Cuando acabaron su comida, oyeron un llamado desde la peña alta. Estrella Arenosa estaba subido y parecía que tenía algo para decir.

   -Bueno. Los que halláis acudido a la asamblea sabráis que el clan del río parece presentar una amenaza. Posiblemente quieran nuevos territorios. Garra Negra, quiero que organizes más patrullas a las rocas soleadas. Y en cuanto a mí, decidí que voy a ir a la roca lunar para compartir lenguas con el clan estelar. Los aprendices me acompañarán. Fin de la reunión.

   Garra Negra asintió con la cabeza y comenzó a organizar patrullas para el día de mañana. Zarpa Sombría saltó de alegría al oír la noticia ¡los tres irían a la roca lunar! Era un gran honor que los llevaran allí. Vió que muchos gatos se apiñaban en un costado del claro ¿Qué estaba pasando? La aprendiza se acercó y vió que Nube Blanca y Flor Trigueña le estaban contando al clan que se unirían a las reinas. Zarpa Sombría se sorprendió. En poco tiempo, el clan estaría repleto de cachorros. Percibió que los otros también lo sentían. Eran buenos tiempos para el clan del trueno.

   Se acercó a la guarida de los aprendices. Entró y se acurrucó en su lecho, pensando en las gatas embarazadas. Flor Centelleante daría a luz en muy poco tiempo, y a las demás no debía faltarles tanto. La esperanza se olía en el aire, la emoción de veía en los rostros. Luego recordó lo dicho por Estrella Arenosa. Irían a la roca lunar. Emocionada y sin parar de refolverse en su lecho, Zarpa Sombría se quedó dormida.

Días sombríos #1/ Lealtad / Los gatos guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora