Capítulo 18

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   Ya había pasado una luna desde la última asmablea. El día estaba soleado y no se llegaba a ver ninguna nube. Zarpa Sombría regresaba de una partida de caza con Garra Negra y Abedul. Durante la partida, Zarpa Sombría había sentido una cosa extraña. Ella era la única gata del clan que no tenía familia en él, y ese pensamiento la hizo sentir sola. Garra Negra tenía a Abedul. Patitas Blancas y Zarpa Abrasada tenían -además de ellos mismos- a Flor Trigueña. Nube Blanca tenía a sus cachorros. Tormenta Gris tenía a Pedregosa. Zarpa Luciérnaga tenía a Flor Centelleante, y ella también tenía a sus hijos. Ella era la única que no tenía familiares en el clan.
   Ya en el campamento, Zarpa Sombría fue a ver a los veteranos, y les dejó una ardilla y un gorrión. Los mayores se lo agradecieron y ella se acercó a la maternidad, para alimentar a las reinas. Depositó dos ratones en el suelo junto a ellas.
   -Gracias, Zarpa Sombría- agradeció Nube Blanca.
   Los cachorros jugaban torpemente. Se notaba que Polvorilla era la mayor, era más grande en tamaño y parecía tener más fuerza. La gatita no hablaba demasiado, ninguno de los cachorros lo hacía. Hablaban torpemente, aunque mucho mejor que antes. Pequeño Pino se echó sobre Pequeño Celestino y le dió un zarpazo con las uñas envainadas. Lo inmovilizó contra el suelo y el gatito blanco y gris aflojó la presión y se rindió. Pequeña Rojiza parecía ser la más atrevida y enérgica de todos. Gritaba, juguetona, mientras le daba unos zarpazos de broma a Pequeña Albina. Zarpa Sombría pensó que la cachorra atigrada sería muy difícil de entrenar, en comparación con Pequeño Celestino. Finalmente, la aprendiza salió de la maternidad y se sentó en el centro del claro.
   Unos momentos después, Garra Negra se encontraba recitando los nombres de los gatos que acudirían a la asamblea -Abedul, Tormenta Gris, Zarpa Abrasada, Zarpa Sombría, Patitas Blancas, Cola Mojada y Garra de Pino. Leónido, tú debes resguardar el campamento- ordenó. El atigrado gris inclinó la cabeza y se alejó caminando. Luego, Estrella Arenosa salió de su guarida y dió la señal de partir. Tras un rato, llegaron a los cuatro árboles.
   Zarpa Sombría buscó a Hoja Seca con la mirada, aunque no la encontró. Luego de unos momentos, Estrella Azulada dió inicio a la reunión. Comenzó a hablar de las cosas habituales -nombramientos guerreros, nuevos aprendices, ese tipo de cosas- y luego comenzó a hablar Estrella Parda. Aunque no había dicho una palabara, Estrella de Liebre parecía estar nervioso, ansioso por hablar. Cuando Estrella Parda acabó, el gato de enormes orejas dió un paso adelante.
   -Bien- comenzó. Parecía buscar las palabaras correctas para hablar, zambullido en sus pensamientos- hace unas lunas... encontramos unos cachorros. Pasó unas pocas lunas antes de lo de Zarpa Sombría, pero estos son mayores que ella- se oyeron maullidos de irritación entre los gatos del claro.
   -¿Es que los clanes se van a llenar de solitarios?¡No tienen sangre de clan!- bufó un macho del clan de la sombra, lo suficientemente alto como para que todos lo oyeran.
   Los otros líderes parecían también en desacuerdo, excepto Estrella Arenosa, por supuesto. Estrella de Liebre pidió silencio para continuar.
   -Esta luna han sido nombrados guerreros. Son Zafiro y Humaredo- explicó.
   Zarpa Sombría estaba muy confundida. No había llegado a pensar en qué ocurriría si otro solitario se uniera a un clan ¡y eran dos!
   Estrella de Liebre dió un paso atrás. Estrella Arenosa ocupó su lugar y comenzó a hablar.
   -Bueno, hay algo que debo decir. Hace unas pocas lunas, un grupo de proscritos atacó el campamento, y ellos fueron la causa de la mierte de mi aprendiz, Zarpa Plateada- comenzó. Luego de contar un poco sobre la batalla, comenzó a contar las cosas habituales, y la asamblea terminó. Los gatos comenzaron a marcharse, y entre la multitud que se disipaba, Zarña Sombría vió a dos gatos extraños entre los del Clan del Viento.
   Uno de ellos era un gato completamente negro, con el pelo un poco más largo que ella. El otro era un gato gris. Ambos con unos penetrantes ojos azul zafiro. Supo enronces que eran los gatos mencionados por Estrella de Liebre. Un maullido la sobresaltó.
   -Zarpa Sombría, ¿vienes?- preguntó Patitas Blancas a sus espaldas. Los gatos de su clan ya se estaban llendo, y la gata le diólas gracias a su amiga para luego salir corriendo en su dierección. Luego todos comenzaron su marcha por el bosque.
   Finalmente, los gatos del Clan del Trueno llegaron al campamento. Zarpa Sombría se acercó a la guarida de los aprendices, y ya estando cerca de la entrada, Zarpa Luciérnaga la frenó. La gata color crema la miraba con sus hermosos ojos azules. La aprendiza de curandera le indicó que se sentara, y así lo hizo. Luego de unos segundos, comenzó a hablar.
   -Zarpa Sombría...- se pausó unos segundos y continuó - logré que mi madre me hablara sobre Garra de Serbal...- la gata parecía angustiada, casi indecisa, como si no deseara decírselo- y... descubrí que... Garra de Serbal es el hermano de Garra Negra...- sus ojos centellearon en la oscuridad de la noche. A Zarpa Sombría le dió un vuelco el corazón tras escuchar la confesión de su amiga, y no podía creerlo.
    -Está bien...- tartamudeó Zarpa Sombría - tengo sueño... te veo mañana.
   Entró en la guarida y se acostó en su lecho, angustiada. ¿Cuántas veces iba a mentirle Garra Negra? Garra de Serbal no había sido un buen amigo ¡era su hermano! La aprendiza supo que le costafía dormir. Escuchó pasos en la entrada. Zarpa Abrasada entró en la guarida y se acercó para acostarse, pero Zarpa Sombría le indicó que no lo hiciera. No se sentía con ganas de que él durmiera junto a ella.

                                                     ●  ●  ●

   Zarpa Sombría despertó por la mañana. No había dormido casi nada por la noche, y sentía que no podría pararse. Se levantó a duras penas y caminó por el claro en dirección al túnel de aulagas. Garra Negra la esperaba allí. La aprendiza la miró de soslayo y salió del campamento. Se sentó a esperarla fuera y cuando su mentora apareció, volvió a ponerse en pie. Detrás de ella salieron Leónido y Garra de Pino.
   -Vamos a patrullar- explicó la gata de ojos verde esmeralda. Unos segundos luego lps cuatro gatos se hallaban avanzando por el sotobosque a paso relajado, y dejando marcas olorosas a cada paso que daban.
   Caminaron por las Rocas Soleadas, y más tarde pasaron cerca del Árbol de la Lechuza, en dirección a los Cuatro Árboles. En el camino, Zarpa Sombría cazó un par de ardillas que enterró para pasar a buscar más tarde. Luego de acercarse al sitio de las asambleas, se encaminaron de vuelta al campamento por el otro lado. De pronto, Garra Negra se paró. Olfateó el aire y sus ojos se pusieron como dos rendijas. Erizó el pelo de la cola. Su aprendiza hizo lo mismo, y erizó completamente los pelos de la cola y el lomo. Ella y su mentora se miraron fijamente durante unos segundos. Allí olía a proscrito.

Días sombríos #1/ Lealtad / Los gatos guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora