Capítulo 7

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   Ya había pasado una luna desde la última asamblea, así que hoy habría otra. Zarpa Sombría salió al claro, sabiendo que esta vez tampoco podría ir, y miró el cielo. Las nubes tapaban todo, y ya estaba atardeciendo, por lo que lo más posible era que no hubiera asamblea. Zarpa Abrasada se acercó a ella a paso lento pero decidido, con una expresión indescifrable.

   -Hola Zarpa Sombría ¿quieres salir a cazar?- preguntó.

   -Claro-respondió la aprendiza-¿y Patitas Blancas?¿no nos acompañará?

   -Ella salió con Nube Blanca y aún no han vuelto ¿vienes?- señaló con la cola el túnel de aulagas, y Zarpa Sombría aún no sabía que era lo que sentía el gato. Era tan extraño...

   Lo siguió a través del bosque, y terminaron cazando cerca del gran sicómoro. Zarpa Sombría ya había enterrado los dos gorriones que había cazado, y Zarpa Abrasada le propuso jugar a pelear. La aprendiza aceptó de buena gana ¿qué podía ser mejor que jugar con su amigo?

   Zarpa Sombría acabó ganando la batalla. Su amistad se hacía más fuerte cada vez que pasaban tiempo juntos. La gata poco a poco se iba dando cuenta de lo mucho que quería preservar aquellas amistades, amistades que antes no hubiera querido tener.

   Volvieron al campamento. Ya era muy tarde y el cielo continuaba nublado, así que no habría asamblea. Cuando llegaron dejaron lo qie habían cazado con los veteranos y se pusieron a comer hombro a hombro. Se oyó un llamado desde la peña alta, y, curiosos, los aprendices se acercaron. Estrella Arenosa estaba allí subido junto a Pedregosa, y la gata gris parecía sumamente preocupada.

   Ya todos los gatos estaban en el claro. El líder habló.

   -Hola a todo el clan. Como sabrán, hoy no habrá asamblea. Pero no los llamé solo por eso. Pedregosa tiene algo muy importante que decir- bajó de la peña alta de un salto y se situó entre los demás para oír lo que diría la curandera ¿Qué podría pasar?¿Cuál era la razón de la reunión?

   -Bueno... verán. La última media luna, los curanderos viajamos a las rocas altas, a la piedra lunar, para compartir lenguas con nuestros antepasados. Como siempre. A mí no me mostraron nada importante, pero a mi aprendiza...- hizo una pausa - Zarpa Luciérnaga, sube-llamó.

   La aprendiza de curandera subió a la peña alta con los ojos llenos de temor y timidez. Pedregosa le susurró algo al oído y la gatita pareció tranquilizarse.

   -El clan estelar dijo... me dijo una profecía- explicó-"El peligro acechará al clan, y cuando la oscuridad lo cubra todo, una sombra alumbrará el camino"- recitó.

   El clan intercambió miradas alarmadas ¿Peligro?¿Oscuridad? Nada de eso sonaba bueno.

   -Eso es todo lo que tengo para decir-inclinó la cabeza y bajó de un salto. Estrella Arenosa volvió a subir.

   -Doy por finalizada esta reunión.

   Los gatos se dispersaron, cada cual a su respectiva guarida. El aire estaba cargado de miedo y alarma. Zarpa Sombría trataba de dar sentido a la profecía ¿qué podía significar? Peligro, claro, pero ¿que sombra alumbraría un camino? Eso era imposible.

   La aprendiza se acostó en su lecho. Sabía que no iba a dormir bien. Imaginó que Zarpa Luciérnaga debía estar aún peor. Solo logró dormirse cuando la luna estuvo en lo más alto.

                                              ●  ●  ●

   Zarpa Sombría despertó, aún pensando en lo ocurrido anoche. Salió al claro y fue a dar su paseo matutino por el campamento, y cuando volvió a la guarida de los aprendices, vió que Garra Negra la esperaba en el túnel de aulagas. Fue con su mentora, pensando que talvez el entrenamiento le despejaría la mente.

   Salieron con la patrulla de la mañana, compuesta por ella, Garra Negra, abedul y Leónido. Pasaron por las rocas soleadas, ocupadas por el clan del trueno, y por la frontera con el clan de la sombra, el sendero atronador. No vieron nada inusual hasta que se acercaron a las rocas de las serpientes, a la vuelta.

   -¿Qué es ese olor?- preguntó Zarpa Sombría ante un olor desconocido - aquí hubo unos gatos, pero no sé de cual clan.

   -No son de clan- explicó Leónido -Creo que aquí hubieron proscritos.

    Garra Negra asintió. Siguieron olfateando e investigando la zona. Era un olor rancio, como de hace unos días, pero eso no impidió que revisaran cada roca y cada hierba. Parecía que habían venido dos o tres veces, pero hacía bastante que ya no venían, como cuatro o cinco días, supusieron.

   Decidieron que volver al campamento por un olor rancio no tenía sentido, y que luego se lo informarían todo a Estrella Arenosa. Zarpa Sombría propuso cazar algo, pues debía llevarle algo a los veteranos. Los demás aceptaron, así que la cazería inició.

   Zarpa Sombría adoptó la posición de caza al oler un gorrión, y fue directo a atraparlo. El gorrión la escuchó y quiso salir volando, pero no pudo. La aprendiza lo atrapó con sus zarpas delanteras y lo pinchó contra el suelo. Más tarde logró atrapar otros dos más.

   Llevando todas las piezas en la boca, los guerreros se dispusieron a volver al campamento. Caminaron lentamente por el bosque, y de pronto todos se sobresaltaron al oír pisadas rápidas. Zarpa Sombría desenvainó las uñas, pero las envainó al ver que solo era Patitas Blancas, pero parecía muy alterada.

   -¡Corran! ¡Hay que volver al campamento, rápido!- gritó, angustiada.

   -¿Qué ocurre?- Garra Negra miraba pacientemente los ojos de la aprendiza de pelaje rojizo.

   -Relájate y cuéntanos que ocurrió- dijo Leónido, igual de relajado que la lugarteniente.

   -Eso... pasa que... hay... proscritos- explicó, cortándose.

   -Sí, ya los olimos. Íbamos a avisarles- dijo Zarpa Sombría.

   -No entienden ¡Están atacando el campamento!

Días sombríos #1/ Lealtad / Los gatos guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora