18. MANO DURA

62 6 0
                                    

DYLAN FLETCHER

Sonrío cuando logro escuchar un pequeño ronquido proveniente de Samara la cual sigue dormida a mi lado. Sorprendentemente termine durmiendo aquí cuando mis planes no estaban definidos, no sabía si me iría de aquí en cuanto me sintiera mejor o después de unas horas, lo que en definitiva no pensé fue en terminar así, y no me puedo quejar.

Pasan los segundos y yo no soy capaz de moverme o de abrir mis ojos a pesar de estar cansado de la posición en que estamos.

1. Hay grandes posibilidades de que sea un sueño.

2. Puede que no sea Samara quien esté a mi lado. Sería toda una decepción.

3. Sigo más dormido que despierto y me pesa tanto abrir los ojos.

Siento como ella se remueve un poco logrando que el contacto con nuestros cuerpos sea mayor y de esa manera poder confirmar que la chica que está entre mis brazos es Samara Reyes. Ella parece estar muy cómoda en esta posición y estoy seguro de que yo también lo estaría si no fuera porque parece que mi papá tiene una terrible puntería y de tres posibles objetivos le dio al único que no quería. Lo peor de todo es que no me di cuenta hasta que llegue a casa de a Sam y me arroje a sus brazos como un niño en busca de consuelo, en parte fue mejor así, estoy agradecido por la manera en que reaccionó y en que no parece que le di pena o lástima, más bien parecía confundida.

—Jolie. —La llamo en voz baja —. Sam.

—¿Sí? —apenas soy capaz de escuchar su voz, ella parece acurrucarse más por lo que sé que su atención no está en mí.

—Ya tengo que irme.

—No. —Sonrió al escuchar cómo se niega a que me vaya —. Quédate un rato más.

—Sam ni siquiera estás consciente de lo que dices.

—Si lo estoy —sé que no es así porque a pesar de hablar parece que está más dormida que despierta.

—Me tengo que ir, al reto vengo por ti para ir a la casa hogar —al ver que no contesta nada sé que volvió a caer rendida ante el sueño.

Me pongo de pie con cuidado para no despertarla, tomo mi tenis y camino hacia la puerta con cuidado, antes de lograr tomar la manija me detengo analizando en donde estoy. Seguramente todos están dormidos, pero estos días mi suerte está por los suelos por lo que es seguro que alguien se despertara y me mirara salir sospechosamente del cuarto de jolie, miro hacia la ventana y decido que es la mejor opción.

Suelto un suspiro lleno de resignación cuando me doy cuenta que está mucho más alto de lo que creí, en mi casa suelo hacerlo seguido, ayer hasta Dreck le tocó hacerlo porque mamá no escuchó cuando la llamamos cientos de veces para que nos abriera la puerta.

—Que suerte tienes Dylan, la mejor de todas —digo antes de quedar colgado para así no saltar de tan alto —. Auch, en las películas lo hacen ver fácil.

Al llegar a mi casa me encuentro con mi papá dormido en el sillón con la televisión encendida. Tiene una cobija pero para su mala suerte parece que la tiró mientras dormía por lo que terminó cobijando.

—¿Cómo te fue con la chica? —pregunta cuando se despierta por mi contacto —. Supongo que bien, ya es muy tarde.

—Más bien, muy temprano.

—Me duele la cabeza.

—Es obvio con todo lo has tomado, ve a tu cuarto y en un momento te llevo una pastilla —él obedece sin decir nada.

Camino hacia la cocina en donde guarda algunas medicinas y me pongo a buscar algo que le pueda servir a papá.

—Ten —le extiendo una patilla y un vaso de agua —. Tómatela y duerme un rato.

Un Lindo GirasolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora