25. NATURALMENTE HORROROSO

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SAMARA REYES

Con los sentimientos a flor de piel bajo del carro de Dylan rogando que Oliv me abra la puerta y no alguno de sus padres ya que ambos son súper sociables y no me será fácil salir de ahí sí me llegan a ver.

Pero conforme me voy acercando a su casa considero cada vez más dar la vuelta y pasar el resto del día en pijama debido a los gritos que salen dentro de la casa de mi amiga, llevo la mano hacia el timbre ya que el cuerpo me traiciona. Decido contar hasta diez y retirarme si no abren en ese lapso de tiempo.

1...2...3...4...Por favor que no habrá...6...Pero será horrible estar en pijama todo el día...9...

Estoy a punto de llegar a diez cuando escucho unos pasos acercarse a la puerta provocando un vuelco en el estómago. Ya no tengo tiempo para irme.

—¿Sam qué haces aquí? —pregunta mi amiga algo confundida al abrir la puerta.

—Hubo problemas en casa —ella mira hacia dentro y me dedica una pequeña sonrisa llena de comprensión.

—Parece que es el día o el clima —bromea.

—Supongo. —Mí vista va hacia Dylan el cual está en el carro esperándome —. Quería saber si me puedes prestar algo de ropa, no puedo volver a casa y no quiero estar así el resto del día.

—Pasa e ignora los gritos.

Ambas vamos directo a su cuarto a toda velocidad intentando no ser vistas por sus papás y no sé cómo logro ignorar todo lo que dicen, para mi es gente gritando cosas sin sentido.

—Toma lo que necesites, ahí hay una mochila por si necesitas guardar algunas cosas.

—Muchas gracias.

Busco entre su ropa cosas que no me queden demasiado grandes por lo que termino optando por un pantalón el cual me mantendrá caliente y una blusa oversize, entro al baño para cambiarme y cuando estoy a punto de salir Oliv toca la puerta.

—Pasa.

—Note con quien vienes por eso te busque esto —ella me entrega una caja en donde hay un shampoo en seco, y un cepillo de dientes nuevo junto con una pasta.

—¿Qué insinúas Olivia? —mi amiga sonríe con maldad.

—Apestas —le paro el dedo medio en señal de mi ofensa —. La verdad nada, pero mejor prevenir que lamentar.

—En ese caso lo acepto de todo corazón.

Unos minutos más tarde salgo del baño a toda prisa ya que siento que ya hice esperar mucho a Dylan.

—Sam en la cama hay un par de tenis que me quedan chicos, supongo que te quedarán bien.

Al ponérmelos me doy cuenta que posiblemente son una talla más grande que la mía pero cómo cumplen su función no me quejo.

—Muchas gracias Oliv, me salvaste. —Me acerco para darle un abrazo y ella lo acepta gustosa ­­—. Por cierto también olvidé mi celular, cualquier cosa llama a Dylan.

—No tengo su número.

—Dile a mis hermanos que te lo pasen y otro favor, avísales que estoy bien —Oliv asiente para después extender sus manos y entregarme una mochila.

—Yo les aviso y me tomé la molestia de meter una chamarra un poco más abrigada por si te da frío, también desodorante para que estés más cómoda.

Una enorme sonrisa se forma en mis labios, cada vez estoy muy segura de que tengo grandes amigas, pero junto con eso un también llega un pinchazo en el corazón al recordar que intente alegarlas. Me pongo el desodorante y como ya lave mi boca me siento mil veces más cómoda.

Un Lindo GirasolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora