Cap 4

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Guillermo se despertó molesto, sentía que su nariz estaba taponada, también sentía la garganta irritada y dolor en su cabeza. Se disponía a incorporarse pero unos brazos fornidos rodeaban su cintura. Él se quedo inmóvil para no despertar a su enfermero y decidió volver a dormir pero un ataque de tos se hizo con él. El enfermero se despertó por la tos carrasposa de Guillermo.

-¿Estas bien?- pregunto desperezándose.

-Si.- dijo intentando calmar su tos.- Tranquilo.- aclaro su garganta.

-Bueno, ¿quieres desayunar?- dijo Samuel.

-Vale.- respondió Guillermo.

Samuel le trajo otro suculento desayuno que Guillermo solo de verlo se le revolvieron las tripas ya que no se sentía bien. Intento comer algo pero su estomago no lo acepto y Guillermo sintió unas ganas muy grandes de vomitar.

-Samuel.- dijo Guillermo tapándose la boca.

-¿¡Que pasa!?- pregunto alarmado.

-Vomitar.- solo pudo pronunciar eso y Samuel intento llevarlo al baño. Lo sentó de rodillas frente al retrete sujetándole la frente que estaba ardiendo.

-¿Estas mejor?- pregunto pasado un rato y Guillermo afirmo con la cabeza. -Vamos a la cama.- lo llevo en brazos a su cama de nuevo y lo arropo. -Voy a por el termómetro.-

-No hace falta.- dijo Guillermo pero sus palabras fueron ignoradas. Samuel volvió con su bolsa negra que puso encima al lado de Guillermo.

-Vamos a ver que tiene el niñito.- dijo Samuel con tono burlón.

-No soy un niño.- dijo Guillermo pero Samuel lo interrumpió.

-Para mi si, eres mi niño.- dijo poniendo el termómetro en su axila. Se sentó en la cama junto a Guillermo quien estornudo y Samuel saco un pañuelo de su bolsillo, Guillermo levanto su mano para recibir el pañuelo pero Samuel lo puso en su nariz. -Suénate.- dijo como si fuera el padre protector Guillermo se sonó extrañado - Así, muy bien mi niño.- dejo el pañuelo a un lado. Esperaron un tiempo cuando el termómetro sonó. -Vamos a ver... ¡Treinta y nueve con dos! Pobrecillo... - Samuel busco en su bolsa negra y saco mil y un artefactos, uno de eso se lo coloco en las orejas que conectaba con un pequeño y circular trozo de metal que poso en el torso de Guillermo que anterior mente descubrió desabrochando los botones de su pijama. Guillermo al notar el frió metal se estremeció, Samuel sonrió. -Respira tranquilo.- Samuel termino de oscultar a Guillermo.

-¿Que me pasa?- pregunto casi sin voz.

-Parece que tienes algo de gripe.- respondió y miro a Guillermo quien permanecía expectante -Tranquilo yo cuidare de ti chiqui.- Guillermo respondió con una sonrisa nerviosa. Samuel le acarició el rosto. Al rato Samuel se despidió de Guillermo, ya había acabado su jornal.

Después de irse Guillermo permanecía aburrido en la cama y vio a lo lejos su vieja consola. Guillermo tenia unas ganas tremendas de jugar así que reunió unas pocas fuerzas y se incorporó en la cama, eso para el ya era un logro, siguió e impulsandose en la mesilla de noche se levantó con las piernas temblantes.

-Son solo 5 pasos, tu puedes.- pensó Guillermo.

Siguió dando un paso que no fue muy largo pero al segundo no apoyo bien el pie y se precipitó al suelo. Guillermo yacía en el suelo llorando de dolor y tosiendo sangre, no podía moverse, solo se quedó esperando a que Samuel llegará en algún momento.

Cuenta atrás: 4 días

La cuenta atrás. {Wigetta}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora