Samuel arrodillado enfrente de Guillermo, sosteniendo un anillo plateado con un detalle verde que destacaba en ese fino anillo.
-Guillermo Díaz, ¿tendrías el placer de otorgarme el honor de casarte conmigo?-
Guillermo estaba nervioso y su respiración a la vez que los latidos de su corazón se agitaron. Samuel esperaba ansioso la respuesta.
-¿Me lo dices enserio?-
Samuel no le salían las palabras y con una sonrisa dijo:- ¿Crees que es una broma mi niño?-
-Yo. ¡Por supuesto que quiero Samu!- Los dos, entusiasmados se abrazaron. Por la cabeza de Guillermo pasaba miedo, inseguridad, alegría... Casi sentía que se iba a desmayar de tanta emoción.
-Vamos a celebrarlo.- Samuel invito a Guillermo a un restaurante en el Pier, era precioso. La cena tanscurrio con normalidad. Se creaban silencios intesos donde sus miradas se cuzaban con algo de picardía en las miradas. El enfermero hizo de tripas corazón y comenzo ha habla: -Guille... mi niño.- dijo esto capto la atención de su acompañante quien se había perdido mirando por la ventana. -Tengo que decirte una cosa... Hace unos días mandaron una carta, era del hospital que me manda. Estan al corriente de tu progreso y dado que ya puedes hacer vida normal sin necesitar ayuda, me han destinado al Hospital Miguel Servet. Ya no soy tu enfermero...- Guillermo estaba estatico sin mostrar expresión hasta que una lagrima fina salio de su ojo derecho. -¿Guille?
-Eres como los demás...- dijo en un hilo de voz.
-No, Guille yo no me ire.- se escuso.
-¡Mientes! ¡Mientes! Soy idiota. Felicidades Samuel, sabes mentir muy bien.- Guillermo se levanto de la mesa.
-Guillermo escúchame por favor. Ami me importas.-
-¡Claro! como los otros mil enfermeros que me abandonaron. ¡Pudrete!- Guillermo tiro la sortija y al darse la vuelta para salir corriendo sentio un gran mareo. Siguió anando tambaleante seguido por Samuel y cuando vio la primera papelera cruzándose en su camino se acerco a ella y comenzo a vomitar, en ese momento Samuel lo al canzo y sujeto su frente.
-¿Guille?¡Guille!- este callo al suelo de rodillas. -¿Estas bien?- no recibió respuesta - Vamos a casa a tranquilizarnos ¿vale?- Guillermo lo miro fijamente y asintió levemente.
Samuel acompaño hasta Guillermo a su hogar, en ese paseo reino el silencio. Guillermo comenzo a llorar desconsoladamente de la nada, esto dejo a Samuel desconcertado.
-¿Guille que te pasa?-
-Yo, lo siento, es que todos. Perdoname por favor.- rogo entre sollozos, algo tartamudoso.
-Guille, tranquilo ¿vale? Respira. No llores, mi niño.- Samuel secaba las lagrimas y este toco su cabeza con cara molesta. -¿Que te pasa?- Samuel estaba extrañado.
-Me duele mucho...- respondió Guillermo.
-Tranquilo, serán los nervios. Vamos a casa y reposas.-
Cuando llegaron a casa Samuel metió en la cama a Guillermo y este estaba muy inconforme.
-Samu, no me vuelvas a dejar en esta cama sin moverme...- sollozaba Guillermo.
-Mi niño, lo siento. Necesitas descansar. ¿Te sigue doliendo la cabeza?- Samuel poso la mano en su frente, pero esta no estaba caliente.
-Si un poco...-
Samuel cuido de Guillermo toda la noche, se levantó a vomitar varias veces. A veces solo náuseas pero esto no le dejo dormir mucho tiempo.
¿Cuenta atrás: X?
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La cuenta atrás. {Wigetta}
FanfictionGuillermo era un hombre tierno y amable que estaba recubierto por un caparazón pues tenia miedo a que le volvieran ha hacer daño. Samuel luchará por entrar en ese caparazón y ayudar a Guillermo a volver a confiar en el mundo.