Cap 2

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Al día siguiente Guillermo amaneció por unos ruidos molestos que provenían de la cocina. Guillermo estaba asustado pues a esas horas no debería haber nadie en su casa, quedo unos minutos totalmente inmóvil hasta que reunió la valentía y unas pocas fuerzas para incorporarse. Se sentó a borde de la cama con dolores por todo el cuerpo e intento levantarse apoyándose en la mesilla que había al lado de la cama, agarro un jarrón para defenderse aun que con sus pocas fuerzas no serviría para nada. Ando tambaleante por todo el pasillo arrastrarse por las paredes. Se situó enfrente de la puerta de la cocina que estaba entre abierta y una sombra se divisaba. Guillermo agarro fuerte el jarrón dispuesto a golpear con él. Abrió la puerta de la cocina pero sus débiles piernas no le soportaron y callo al suelo junto al jarrón que se rompió en pedazos. Dolorido, intento levantarse y unos brazos fuertes  que desprendían seguridad lo abrazaron y ayudaron a sentar en una banqueta cercana.

-¿Estas bien?- dijo una voz que interrumpió el sollozo de Guillermo pues aun que se mostraba frió y sin sentimientos era muy sensible. Guillermo levanto la cabeza y vio a su enfermero que miraba sus heridas por los cristales del jarrón.

-¡No! ¿Tu eres tonto? ¿Para que entras sin avisar?- reprocho Guillermo enfadado.

-Deja de ser tan insoportable y borde.- dijo Samuel asqueado.

-Si no quieres estar aquí vete.- dijo Guillermo desafiante mientras intentaba taparse las heridas.

-No va ha ser ta fácil desacerté de mi.- dijo Samuel mientras salia de la cocina para agarrar su botiquín. Guillermo se levanto recargando su cuerpo en el marco de la puerta, intento andar pero su fuerza no era suficiente. Samuel lo cargo en brazos y lo llevo de nuevo a su cama donde lo tumbo.-Vamos a curar esas heridas. Esto escocerá un poco.- dijo Samuel mientas posaba un algodón en una herida en el brazo. Guillermo revolvió el brozo para soltarse de Samuel pero este le agarraba fuerte y con determinación. -¿Te vas a estar quieto?- dijo mirando a Guillermo a los ojos y paro de revolverse.

-Eso duele ¿sabes?- dijo Guillermo cruzando los brazos.

-Vaya creía que eras mas maduro.- dijo Samuel sentándose en la cama junto a Guillermo. - Estate quieto de una vez.- dijo Samuel volviendo a agarrar el brazo con mas fuerza y volvió a limpiar el brazo. Cuando vendo todas las heridas recogió todo en su botiquín y lo dejo a un lado. 

Paso el día y Samuel se había dedicado ha acompañar a Guillermo pero el silencio no se rompía. 

-Eres una leyenda.- dijo Samuel con la vista fija en la pared.

-¿Que?- dijo Guillermo confuso.

-Eres conocido por todos mis compañeros de enfermería.- Samuel volvió la vista a Guillermo. -Cuando echaste al ultimo y me toco a mi me dijeron que eras una persona insoportable, yo no les creí. No creía que hubiera una persona tan mala como decían, creía mal.- Guillermo escuchaba atentamente. -¿Por que los echas?- Guillermo no respondió, el silencio se hizo presente y Samuel se dispuso ha salir de la habitación pero algo le interrumpió.

-Quizá por que solo me tratan como un despojo.- la contestación de Guillermo hizo que Samuel retrocediera sus pasos.

-¿Como dices?- cuestiono Samuel

.-Me trataban como si fuera un débil solo les daba pena y compasión, estaba harto de esas miradas y que no me ayudaran. Que pensaran que por no poder valerme por mi mismo todos mis días eran tristes. ¡Quiero que eso acabe! ¡Quiero que me curen, poder volver ha andar solo!¡Quiero que dejar de dar pena! Quiero sentirme útil....- lagrimas calaban las mejillas de Guillermo.

-Tranquilo, a mi no me das pena. Seras útil- dijo Samuel redirigiendo sus pasos a la puerta.

 -Buenas noches.- Guillermo quedo extrañado y en un susurro se despidió.

-Buenas noches.-

                                                                            Cuenta atrás: 6 días

La cuenta atrás. {Wigetta}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora