Ya es de noche, nos lo pasamos genial conociendo lugares y calles extrañas de París. Samuel parecía un guía turístico. Intentaba hablar con algunos habitantes pero casi ninguno le entendía, era muy gracioso oir a Samuel mezclando tres idiomas diferentes en una misma frase.
La habitación de hotel era pequeña pero muy bonita. Dentro de dos días volveremos a España y no me apetece nada, llevo solo un día aquí y es todo tan bonito...
El pequeñin o la pequeñina lleva unos días muy tranquilo, antes no paraba de dar vueltas dentro de mi vientre... Intento auto-convencerme de que es normal pero no puedo evitar preocuparme un poco. No le quiero contar nada a Samuel, prefiero no preocuparle con este tema.
Los dos estamos tumbados en la cama abrazados en silencio, estos momentos me encantan... Samuel empieza a hacerme cosquillas y lucho por zafarme de su agarre.
-¡Para!- grito casi sin aliento entonces me sujeta las manos y tira de mi haciendo que nuestros labios se juntes.
-¿Te gusta?- sonrió pícaramente.
-Si.- me acerque más a el y lo volví a besar pero con mucha más lujuria.
Comienza a quitarme la camiseta y yo sigo sus movimientos. Somos engranajes que nos complementamos perfectamente mientras jugamos bailando desprendiéndonos de toda y cada una de las prendas. Vamos de camino a la habitación tirando todo lo que se interpone. Nuestras respiraciones agitadas y excitadas se complementan. Me tira a la cama y me abraza, besa todo mi cuerpo recorriendo hasta el ultimo centímetro de camino a mi entrepierna. Masajea mi miembro lentamente a la vez que el suyo. En un momento me penetra haciéndome sentir un gran placer. Sus penetraciones me hacen llegar al éxtasis y hago un gran gemido junto a Samuel. Sale de mi dejando un rastro de semen que limpia con la lengua.
Se tumba a mi lado e intentamos calmar nuestras respiraciones y caemos rendidos abrazados.
Y así pasan todos los días hasta la vuelta a casa: orgasmos y éxtasis sin cansancio. Mi peque sigue sin dar patadas y cada vez estoy más preocupado. Samuel aun no sabe nada, me da algo de cosa de decirlo...
Llegamos a casa y nada mas llegar nos tumbamos en el sofá para descansar viendo la televisión. Entonces un dolor punzante ataca mi vientre...
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La cuenta atrás. {Wigetta}
أدب الهواةGuillermo era un hombre tierno y amable que estaba recubierto por un caparazón pues tenia miedo a que le volvieran ha hacer daño. Samuel luchará por entrar en ese caparazón y ayudar a Guillermo a volver a confiar en el mundo.