Min Yoongi y Park Jimin son amigos y compañeros desde adolescentes pero algo más nace entre ellos de manera inevitable, un amor juvenil una pasión palpable que emanaba desde lo más pronundo de sus corazones jóvenes y de lo cual nace el fruto de ese...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La cena había estado perfecta, la comida espectacular y el postre de lo mejor pero lo que tenía satisfecho a Yoongi era que en toda la cena Jimin parecía otro.
No paró de reír todo el tiempo parecía que el enojo eterno con el que vivía se había disipado al menos momentáneamente. Se había olvidado de todo el peso que solía llevar sobre él.
Eso tenía a Yoongi feliz.
Le tendió una mano y Jimin no dudó en tomarla para salir del restaurante y caminar por la acera mientras hablaban. Jimin le contaba cosas y él escuchaba atento.
Entonces todo se detuvo por un instante que se volvió eterno para ellos.
Las personas a su alrededor no importaban, ni los autos que circulaban por la cuidad ni la lluvia que comenzaba a caer.
En ese momento parecía que existían ellos dos y nada más.
Sus ojos se cruzaron por ese segundo eterno y Yoongi no pudo evitar el impulso de sentir los suaves labios de Jimin, de saborearlos.
¡Sabían a fresa! Dulces como ellos solos y exquisitos.
Las manos de Jimin se cerraron en el cuello de Yoongi mientras era sostenido de la cintura con dulzura y posesividad al mismo tiempo.
Algo que solo Min Yoongi lograba equilibrar a la perfección.
Yoongi lo besó reclamando su lugar a su lado en silencio, como su eterno guardián.
Y entonces Jimin volvió a sentirse como aquel adolescente de 15 años entre los brazos de su amado Yoongi.
La lluvia se hacía fuerte así que no tuvieron más remedio que volver al estacionamiento y entrar al auto pero no tenían prisa por volver aún.
De todos modos Kai estaba pasando la noche con sus abuelos.
En cuanto estuvieron seguros adentro Jimin no tardó en encontrar la manera de estar sobre Yoongi de nuevo porque no quería dejar de sentirse como un adolescente con él. No quería dejar de sentir esos labios en los suyos. Aquellas manos grandes y venosas acariciarlo.
Yoongi se había aventurado mucho más allá recorriendo con su húmeda lengua el cuello y las claviculas del menor.
Tenían la ropa mojada pero el calor del momento íntimo que sentían les hacía importarle menos.
Ya habían tenido acercamientos así anteriormente pero siempre Jimin los cortaba de repente así que nunca llegaban a nada en concreto.
Pero Yoongi era feliz con lo que Jimin le ofrecía.
El pequeño cuerpo de Jimin comenzó a tomar ritmo propio cuando inició a rozarse más íntimamente provocando un vaivén fatídico.
Cuando ambos sintieron sus durezas rozar por primera vez gimieron al mismo tiempo, ansiados, desesperados, necesitados el uno del otro.