Londres

46 1 0
                                    

Mi semana en Londres como turista es digna de destacar. Probablemente hice en siete días lo que aquí puedo hacer en meses, y eso le dio una sensación de aire fresco a mi vida. No hablo de estar en otro sitio, hablo de explorar nuevos rincones en otro idioma, de comer con tenedores completamente diferentes y de soñar con un acento más británico.
Fui turista de sensaciones nuevas y me empapé de un agua con sabor a descanso.
El ir a un nuevo sitio hace que ganemos, y que crezcamos, pero no en centímetros, sino en metros para poder apreciar el mundo desde más arriba y tener mejores vistas.
Y es que bañarme en un charco completamente inglés me hizo feliz, pero no fue una felicidad efímera, ya que todavía puedo saborearla.
Me invitaron a perderme sin mapa y en seguida di un paso al frente, porque dicen que la vida son dos días y yo desaparecí entre extraños uno de ellos. Hablar con desconocidos como si fuéramos amigos fue lo que más me gustó. Me aceptaron con mi personalidad española y me enseñaron tantas cosas que no podría enumerarlas, aunque tal vez ya lo haya hecho.
Por lo que mi conclusión es que sería viajera por Gran Bretaña, que el ser turista me dejó con ganas de más. Le abriría más puertas a viajes así, a experiencias nuevas, para seguir almacenando recuerdos con la mejor herramienta: la cámara, pero la mental, la que hace que solo yo recuerde cada segundo allí con una nota musical diferente.

Diario de una escritora sin vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora