Quería contarle a la luna cuanto amaba poder despedirme de ella una noche más, hasta que me di cuenta de que eras tú el que marcaba cuando empezaban y acababan mis días. Quería luchar contra mil y un molinos de viento hasta que recordé que tú me proporcionabas la fuerza, cosa que me faltaba tanto; He querido hacer tantas cosas, que se han quedado en el aire y ahora me pesa. Ya no sé si lo que flota es oxígeno o tal vez es plomo, pero duele, y cada vez es más difícil de respirar.
Ya no sé qué es despertar entre sábanas que no eran las mías, pero como si lo fueran por todas las malditas noches que pasamos entre orgasmos. Me he olvidado de caminar hacia atrás porque ahora me da miedo de que no haya nadie sonteniendome, antes estabas tú. Ya no río por cualquier chiste estúpido, ni intento pisar una sombra que no sea la mía.
Me haces falta, y te echo de menos, tanto que a veces me pregunto como puedo seguir aquí.
Sigo quedándome hasta las cuatro de la mañana con el móvil, pero a diferencia de antes, ahora espero un mensaje tuyo. He continuado leyendo historias de amor y sigues siendo el protagonista de ellas. Me he visto películas y en todas he estirado la mano, pero nadie me la ha agarrado, ni nadie me ha acariciado los nudillos como si fueran de cristal.
Yo solo quería decirte que vuelvas, que yo soy tu casa a pesar de que esté destruida, sigo siendo tu pasatiempo favorito y también sé que puedo ser cualquier final de cualquier historia que maquines, porque yo me hago a ti como tú te hiciste a mí.
El amor es una guerra...y tú te retiraste cuando oíste los primeros disparos, y me dejaste sola y sin escudo.
Vuelve.
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Diario de una escritora sin voz
Teen Fictionsoy la persona en la que nadie piensa cuando escucha una canción