Vol. 1: Cap. 2.4 - El Trío de Idiotas

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Unos minutos después de eso, las chicas se fueron para convivir con el resto de nuestras compañeras en las instalaciones de entretenimiento del campus.

Les envié un mensaje a Shibata y Nakanishi, diciéndoles que se fueran sin mí porque tenía algo que hacer.

—Hola, Sudou —llamé la atención del chico que me daba la espalda.

Enfrente de él, estaban los dos chicos con los que lo vi durante la hora del almuerzo. Estábamos al aire libre, unos metros fuera del gimnasio. Este punto del día era bastante cómodo; aún había suficiente luz, pero prácticamente ya no debías preocuparte por el sol. La brisa también comenzaba a sentirse más refrescante.

—Ayanokouji... Hey, ¿qué se cuece? —Sudou devolvió un saludo algo inusual, o al menos lo interpreté como saludo.

—¿Quién es este, Sudou? —dijo el chico que no era Yamauchi.

Se me acercó y me inspeccionó de pies a cabeza.

—¿Tienes novia? —preguntó él.

—No —respondí.

—Aprobado —dijo él.

—Aprobado —dijo Yamauchi.

El chico cuyo nombre aún no sé me dedicó una sonrisa piadosa, como si hubiese pasado un rito de iniciación o algo así.

"Las clases apenas comenzaron, me lo estoy tomando con calma". Eso habría sonado genial, pero dudaba que fuera capaz de conseguir novia. Ike y Yamauchi habrán sentido lo mismo, y por eso fueron tan rápidos en aceptarme cuando sólo fue hace poco que bajamos del autobús.

—Supongo que debemos darte el honor de saber nuestros nombres. ¡Me llamo Ike Kanji!

—¡Y yo soy Yamauchi Haruki! ¡Puedes pedirme lo que sea! Menos dinero.

De pronto me bañaban con inmensa hospitalidad. Hasta podía llegar a pensar que éramos hermanos de otra madre.

—Mucho gusto. Soy Ayanokouji Kiyotaka. Estoy en la Clase B.

—¡¿Qué estás haciendo, idiota?! ¡Preséntate! —Ike golpeó el costado de Sudou con su codo.

—¡¿A quién llamas idiota?! ¡¿Para qué demonios voy a presentarme de nuevo, idiota?! —Sudou atrapó el cuello de Ike, estrangulándolo. Sobreviviría. Probablemente.

—¡N-No me digas idiota, idiota! O-Okay, ¡basta, voy a morir! ¡AAAAH!

—¿Cómo se conocieron Sudou y tú? ¿Amigos de la infancia o algo así? —preguntó Yamauchi, sin la menor de las intenciones de auxiliar a su amigo.

—No realmente. Sudou estaba en un aprieto en la tienda de conveniencia ayer, así que le eché una mano.

—Hmph, ¿quién necesita amigos de la infancia si no son chicas lindas? —dijo Ike, su cuello al fin liberado.

—¡Cierto, cierto! ¡La única situación aceptable es el cliché de la amiga de la infancia que no confesó sus sentimientos por casi diez años y te siguió hasta la preparatoria, pero conoces a cinco o seis chicas lindas, y ahora todas lucharán por ti! —habló Yamauchi, claramente emocionado por el tema.

—En serio, sólo vine a esta escuela para tener una vida tranquila, pero las chicas no dejan de perseguirme. Tch, tch. —Ike sacudió la cabeza.

—¡Pero, al final, elegiré a la primera chica que apareció, después de la amiga de la infancia!

—¡No, no! ¡No se trata de quién fue la primera o la segunda! Si una chica tiene pelo largo y negro, prácticamente ya es la ganadora.

—¿No es siempre esa la primera chica que aparece?

—¡Aaaah, ahora estoy confundido!

Esa es mi línea. No tengo nada en contra de los otakus, pero no sé nada de anime, manga, y los clichés que se hallan en estos medios, así que no puedo mantener el ritmo de la conversación cada vez que el tema cambia a esto.

—¿Te uniste al club de baloncesto? —Le pregunté a Sudou.

—Ah, sí. El procedimiento fue rápido. No puedo esperar para comenzar a jugar. ¿Elegiste algo?

—Creo que no elegiré nada al final.

De haberme unido a un club, habría tenido más probabilidades de profundizar mis relaciones con estudiantes de grados superiores, pero también me quitaría tiempo que podría usar para pasar el rato con las amistades que yo quiera. Aunque eso es muy presuntuoso viniendo de mí, hablando como si ya tuviera tantos amigos de los que escoger.

—Si me permiten adivinar, ustedes no vinieron aquí por los clubes —supuse, mirando a Ike y Yamauchi.

—Wow, eres muy observador, Ayanokouji —respondió Ike.

No, es sólo que sus personalidades me llevan a esa única conclusión.

—Pero tienes razón —siguió Ike—. Sólo vinimos porque pensamos que sería divertido, ¿sabes? Además, estaba la posibilidad de que tuviéramos un encuentro fatídico después.

—¿Qué quieres decir con "encuentro fatídico"?

Quería que Ike explicara su vago objetivo. Se cruzó de brazos y respondió orgullosamente.

—Quiero conseguir mi primera novia en la Clase D. Ese es mi objetivo. Es por eso que estoy manteniéndome alerta por si hay un encuentro.

Aparentemente, Ike consideraba que tener una novia era la máxima prioridad.

—Por cierto, ¿qué tal si intercambiamos información de contacto? —Ike sacó su teléfono.

—Por cierto, ¿qué tal si intercambiamos información de contacto? —Ike sacó su teléfono

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—¿Está bien eso? —pregunté, inseguro.

—¡Por supuesto! Eres uno de los nuestros, Clase D o no. Y, más importante...

—¡Eres nuestro puente con las chicas de la Clase B! —Yamauchi terminó la oración.

Por supuesto. Debí haberlo sabido. Sin embargo, aun así intercambiamos información de contacto. También conseguí la de Sudou, a quien no tuve oportunidad de pedírsela el otro día. O más bien, lo olvidé completamente. Nunca fui de los que usan las aplicaciones de mensajería y demás, así que mi primer instinto al conocer a alguien no es conseguir el número de la persona.

En tan sólo dos días, la lista de contactos en mi teléfono se había llenado considerablemente. Incluso conocí a gente de otra clase. A pesar de mis pensamientos pesimistas, estaba progresando. Estoy ansioso por ver cómo termina desarrollándose la vida de estudiante que he estado creando.

Classroom of the Elite: Iris - White SwirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora