Vol. 1: Cap. 1.2 - Conociendo las Piezas del Tablero

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Repudiaba la ceremonia de entrada e imaginaba que varios recién ingresados probablemente se sentían igual. El director y los estudiantes intercambiaban excesivas palabras de gratitud, pasábamos demasiado tiempo parándonos en filas, y, con tantas cosas irritantes con las que lidiar, todo se sentía como un gran dolor en el trasero. Pero esas no eran mis únicas quejas. Las ceremonias de entrada para la primaria, secundaria, y preparatoria significan lo mismo: el comienzo de otra gran prueba para los jóvenes. Aunque hablaba de tener un seguro, no puedo evitar preocuparme. Mis habilidades sólo se harán evidentes pasados unos cuantos días. No creo que tome tanto tiempo como un ajuste de personalidad, pero tendré que apañármelas con algo mientras no puedo hablar con mis conocimientos o destrezas físicas.

Lo primero sería hablar de mis intereses. Con esta nueva base, las opciones se expanden. Puedo hablar sobre mi "pasatiempo" de natación, o sobre mi "pasión" por las artes marciales. Tal vez una o dos estarían bien, como karate o judo. Me pregunto qué es lo más común. Si puedo quedarme en las sombras lo suficiente para escuchar a mis compañeros, entonces tendré impresiones generales sobre los deportes más populares y demás.

Si lo primero que hago al entrar al aula es hablar con todos, me harán preguntas informales sobre lo que me gusta, por lo que me gustaría abstenerme de ser proactivo, al menos en esta situación. Si nadie se acerca a hablarme primero, creo que podré sobrevivir a la jungla escolar.

Observando el salón, caminé hacia el asiento que tenía la placa grabada con mi nombre. Estaba en el fondo del salón, cerca de la ventana. Por alguna razón, sentía una conexión espiritual con este asiento. Escaneando mi entorno, vi que la habitación ya se había llenado una mitad completa. Unos estudiantes se envolvían en pequeña plática y otros revisaban sus materiales de clase. Tal vez algunos ya se habían amistado anteriormente o sólo se habían conocido recientemente.

Agudicé mis oídos y traté de recopilar cuanta información me permitieran estos escasos minutos antes de que comience la clase.

—Ehhh, conque Shibata Sou. ¡Mi nombre es Nakanishi Azuru! Y dime, ¿a qué waifu le rezas?

—¡No he probado los wafles, pero yo como de todo! Si quieres mejorar como deportista, no puedes discriminar entre comida verde, naranja, café, ¡qué se yo!

—Oh, sí, te ves como alguien que se mueve mucho... ¡A propósito! Realmente quiero hacer algo sobre esto, ¿sabes? ¿Crees que puedes darme algún consejo, viejo? —Nakanishi tocó su bíceps con sus dedos, y este se moldeaba sin mucha resistencia.

Shibata mencionó unos puntos clave sobre hacer ejercicio y cuidar la salud; también aprendí que practicaba fútbol. Dejé de prestar atención a lo que acontecía enfrente de mí y volteé hacia mi lado.

—¡Gusto conocerte, Himeno-san! Me llamo Kobashi Yume. Esta escuela se ve tan fenomenal como lo pintaba la publicidad, ¿no lo crees?

—Sí. Todo se ve de tan buena calidad como prometían.

—¿Verdad~? No hemos puesto pie en tantas instalaciones, ¡pero realmente hay de todo! Se ve exactamente como una ciudad.

—Mhm.

—¡No puedo esperar para visitar los restaurantes, tiendas de ropa—!

Kobashi siguió mentando muchos otros lugares y cosas que deseaba probar. Himeno, la receptora, sólo escuchó todo sin lucir como si quisiera comentar algo.

En un espacio más alejado del salón, noté una considerable cantidad de gente reunida alrededor de algo o alguien. Parecían estar hablando jubilosamente. La atmósfera era particularmente buena en ese extremo. Estaba curioso, pero estaba arriesgando anunciar mi presencia si me levantaba aunque sólo fuera para ver de qué trataba toda la conmoción.

Classroom of the Elite: Iris - White SwirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora