Capitulo 19: Tu voz calma la tormenta

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—¿Para qué? —pregunté, sentía el cuerpo tenso, el miró su celular como si buscara la respuesta.

No lo negaría en absoluto, la incomodidad que crecía en mi estomago solo empeoraba y las preguntas empezaban a invadir mi mente ¿Ella se lo pidió? ¿Suelen dormir juntos? Si Changbin iba a entrar en una relación tenía que estar al tanto de ello para poder cubrirlo con los jefes o llegar a un acuerdo, sin embargo el imaginar que su posible "relación" seria Kei, me removía cada órgano.

—Hyunjin me lo pidió —explicó sin más, me acerqué más a él para no despertar a los demás con nuestras voces.

— ¿Hyunjin te pidió entrar al cuarto de su hermana ahora? —simplemente no tenia lógica, otro trueno sonó, el asistió repetidas veces, volteó el celular para enseñarme el chat abierto, lo ignoré sin despegar los ojos de él, confiaba en Changbin sin embargo la excusa parecía pobre.

—Creo que Kei le tiene miedo o algo parecido a las tormentas —murmuró no muy convencido, contuve el aire en mis pulmones —pero no me abre, solo venía a ver si estaba bien.

—Bien... yo... ve a desconectar lo que puedas, con cuidado, yo me encargaré de Kei y luego ve a dormir —el asintió, otro trueno sonó, sentí hasta vibrar el piso si eso era posible.

Toqué con mis nudillos su puerta cuando vi que Changbin desaparecía de mi vista, no hubo respuesta, volví a insistir y nada.

—Kei, soy yo, ¿Puedo pasar? —pregunté, apoyé mi oreja en la puerta, casi seguro de oír un si de ella, giré la perilla y la puerta se abrió.

Entré a su cuarto sin esperar más, su olor inundó mi fosas nasales, olía tan bien, tan dulce. La busqué con la mirada, estaba sentada en su cama, tenía las rodillas presionadas en su pecho, y su cabello rosado estaba despeinado.

— ¿Estás bien? —cerré la puerta detrás de mí, otro trueno.

—Bien, pasa la información a Hyunjin y vete —bufó, sus brazos abrazaban sus rodillas, levantó su rostro unos segundos para mirarme, vi el brillo de estos y avancé unos pasos sin estar tan seguro.

—No pareces bien —estaba algo pálida, pero su reacción no parecía la misma de cuando veía una cucaracha, solo parecía tensa, no aterrada.

—Estoy Bien Christopher, solo déjame —apoyó su cabeza en su brazo, su cabello la cubrió como cortinas.

Moría por saber lo que pasaba en su cabeza ahora pero no era el momento. Giré sobre mi eje y tranqué la puerta, caminé con sigilo hasta ella, los truenos y la lluvia seguían oyéndose de fondo, ella levantó el rostro nuevamente al sentir la presión en su cama.

—¿Qué haces? —preguntó confundida.

Me subí a su cama y me senté detrás de ella con mis piernas a cada lado, ella ahora estaba sentada frente a mí, giró su rostro para verme, mi corazón latía con demasiada velocidad sin saber si esto estaba del todo bien, traté de ignorar los pensamientos inseguros y me enfoqué en ella, solo quería calmarla.

—Ven —pedí, tomé sus manos, las envolví en las mías sintiendo lo heladas que estaban, me recosté por el espaldero de la cama y la atraje a mí, su espalda se recostaba en mi pecho y su cabello acariciaba mi cuello. Si antes su olor me tenia embriagado ahora estaba completamente sedado, ¿que Shampoo usaba?

Aproveché que se había separado de sus piernas y envolví sus brazos en ella, con los míos encima como un abrazo doble, ella extendió sus piernas.

—Estoy aquí —susurré, no sabía que su oreja estaba tan cerca hasta que mi labio la rozó al hablar, ella se estremeció, y mierda...

La voz que calmó la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora