Capitulo 26: Me habrá picado algo...

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Bajo Chan
Acaricié su cabello, su respiración era lenta y tranquila, era impresionante lo bien que ella encajaba conmigo, lo cómodo que se sentía estar así con ella. Sus piernas enredadas con las mías y su pequeño brazo envolviendo mi torso, en estas horas me había enamorado de los sonidos que salía de su boca, como pequeños jadeos y era aún más hermoso cuando parecía protestar en sueños cuando mi mano dejaba de acariciarla.

No podía creer lo que había pasado, seguí acariciando su cabellos, me frustraba pensar en quien pudo ser quien la lastimó tanto, la rabia me llenaba con solo imaginarlo, la abrace un poco mas fuerte como si eso la cuidara del pasado.

Su respiración empezó a cambiar, De la nada se sentó de golpe, su respiración era entrecortada, no hizo falta esperar más para reaccionar, me senté y la abracé.

—Tranquila, fue una pesadilla —susurró y ella lleva las manos a su rostro.

—Ay mierda.

—¿Qué? ¿Que soñaste? ¿Te pasa seguido? —pregunté preocupado y ella resopló.

No sabría que hacer si tenía pesadillas con su pasado, ¿como la cuido?

—No fue una pesadilla, yo —Hizo una pausa —ay shit... me viste llorar.

—¿Y? —ella se volvió a acostar y yo la imite, seguía con las manos cubriendo su rostro, con mi dedo índice aparté su cabello.

—Que vergüenza —bufó y yo reí. Por lo menos no tenía pesadillas.

—¿Te despertaste asustada por recordar que te vi llorar? —Ella asintió, tomé sus manos y las bajé —deja de ser tonta.

—No lloraba de tristeza, tú me frustraste —Suspiró enojada, quería besarla. Sus mejillas se veían rosadas y sus labios estaban húmedos, brillosos, sentía que pedían mis labios sobre ellos.

—Lo siento —ella sonrió de costado.

—Te perdono si me besas —yo me tensé y remojé mis labios casi por instinto, mi corazón disparó.

—No deberíamos —ella sonrió aun más.

—Bien, déjamelo hacerlo a mi —se sentó, puso su mano en mi pecho, mi corazón empezó a latir con velocidad y mis pensamientos aun mas, ya estaba ansioso esperando por ella.

No me dio tiempo de decir nada, sus labios se presionaron contra los míos. Empezaba a creer que ella no daba besos tiernos, sus labios me devoraban, me besaba como nunca nadie lo había hecho, succionaban y bailaban entre los míos. Llevo ambas manos a su rostro y las deslizo hasta enterrar mis dedos en su cabello, ella gira un poco su rostro intensificando el beso, su lengua tienta y roza, la siento en una manera incomoda por lo que sin pensarlo mucho bajo mi mano y estiro uno de sus brazos, ella entiende y se sube a horcajadas de mi.

Nuestros labios se mueven en sincronía, el beso es tan intenso que siento que puedo desmayarme en cualquier momento, nuestras respiraciones son entrecortadas, la mia se corta por completo cuando siento que ella hace un movimiento sobre mí, justo como en mi sueño, jadeo y llevo las manos a su cadera en un intento de detenerla.

Nunca pensé experimentar tantas cosas, siento los latidos de mi corazón retumbándome en mis oídos y mi piel erizada, ella tiene el control. Su lengua invade mi boca y un escalofrío me recorre, ella vuelve a moverse, un gemido se me escapa quedando atrapado en sus labios, presiono su cadera tratando de inmovilizarla, quiero volver a su cabello, pero también deseo tocar su cuello, su espalda, todo en ella me tienta, gruñó y muerdo su labio cuando ella trata de moverse.

Mi corazón se detiene al oír golpes en la puerta, llevo mis manos a sus hombros y la separo, ella sonríe de forma juguetona y yo siento el cuello y el cuerpo entero arder.

La voz que calmó la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora