𝐃𝐄𝐋𝐓𝐀 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘

- 𝟑𝟎. Vive tu vida

— No se ha levantado, no sé cuánto tiempo ha estado en el nido. No sé exactamente cuando lo hizo.

Iván abrió un poco la puerta para mirar hacia la cama, al cuerpo hecho un ovillo bajo las sábanas.

— Está dormido ahora, pero estuvo llorando un buen rato hasta que durmió.

Habían pasado las horas, era casi la medie tarde.

Luzu no había regresado y tampoco contestaba ninguna de las mínimo diez llamadas que le había dejado, ni había leído los mensajes.

Escuchó al médico suspirar.

— ¿Aún no lo has marcado, Iván?.

— No. — Dijo, bastante bajo.

— ¿Qué esperas?.

Iván no quería hablar, no quería hacerlo.

— No quiero marcarlo sin su permiso. — Dijo la primera excusa que se le pasó por la mente.

— Si te refieres al amor, eso puede esperar. La vida es algo más importante. — Habló el médico. — Ya tendrán tiempo para enamorarse, pero para eso, Auron tiene que sobrevivir. Debes hacer el lazo.

Iván negó, por más que el doctor no lo viera.

Sin decir nada más, el joven Alfa colgó. Se giró hacia la puerta, mirándola un momento antes de entrar al cuarto.

Se acercó a la cama, viendo el tranquilo vaivén de la respiración del Omega.

Iván apoyó una mano en el hombro del chico.

— Auron... Despertá, tengo algo importante para decirte. — Iván movió un poco su cuerpo, pero el chico no reaccionó. — Auron... ¿Auron?.

Corrió las sábanas que lo cubrían, viendo el tranquilo del rostro del Omega al dormir, y la forma en la que sus labios se movían un poco con su lenta respiración.

Iván apoyó el dorso de su mano sobre la mejilla del Omega, estaba muy frío.

Auron ya no tenía rubor en el rostro.

Al contrario, su piel casi parecía papel, con oscuras y moradas ojeras bajo sus ojos. Además, sus labios tenían un tono azulado.

El corazón de Iván se aceleró por la preocupación.

El chico se veía mucho peor que antes.

Subió a la cama, olvidándose de no romper el nido, y como si Auron hubiera sentido eso, comenzó a negar con la cabeza.

Su expresión tranquila cambió a una desesperada, aunque no tenía fuerza para abrir los ojos.

Sus pestañas se aleteaban, apretando los ojos y apenas abriendo una rendija para ver.

— Tranquilo, Auron. — Iván lo tomó por los lados, apretándolo contra sí en un abrazo firme.

El Omega se agitó para intentar liberarse.

— N-No... — Murmuró.

La mirada de Iván fue hacia el cuello del Omega, viendo la lechosa piel, e imaginando una marca en el lugar correcto.

Sin su total consentimiento, sus manos fueron hacia el cuello de Auron, quien se sobresaltó, como si supiera lo que Buhajeruk estaba pensando.

— No, no, no. — Murmuró una vez más, con un hilo de voz, y sintiendo las lágrimas caer. — No serás mi Alfa. Mi lazo no es contigo, no.

Iván se alejó para mirarlo.

— Yo tampoco quiero, Auron.

— ¿Entonces por qué mierda lo haces?. — Soltó, con sus ojos apenas abiertos.

Iván se detuvo, y por un segundo, admiró a aquel Omega con todo su ser.

Aún estando tan débil y enfermo, Auron mantenía su postura, y estaba dispuesto a pelear incluso sin poder moverse.

— ¿Sabés que estás muriendo?. — Dijo, casi en un susurro.

Auron se congeló un momento. Su labio inferior comenzó a temblar, negando suavemente con la cabeza.

— No voy a morir. — Murmuró. — Mi Alfa no va a dejarme.

— ¿Tu Alfa?.

Auron asintió con las lágrimas cayendo por sus mejillas, pero aún así, sonrió.

Iván recordó las conversaciones con Borja.

— Tu Alfa... ¿Reborn?.

Auron volvió a asentir.

— Estuviste con él cuando te creíamos perdido ¿Verdad?.

Auron asintió de nuevo.

— Él me cuidó. — Murmuró. — Y me prometió que estaríamos juntos, así que vete.

Iván suspiró.

— Auron, vos... ¿Ves a Reborn por aquí?.

— Él vendrá...

— Estás muriendo, Auron, y yo puedo salvarte.

— No me estás salvando. — Auron hablaba con seguridad, a pesar de sonar débil. — Me estás condenando a vivir.

Iván no pudo decir nada.

— Te estás condenando a vivir también. — Agregó el Omega. — ¿No puedes vivir por ti mismo? Vive tu vida, Iván...

El pelinegro no tenía palabras.

Los ojos de Auron se cerraron, dejando de forcejear e Iván recargó su liviano cuerpo sobre él.

La respiración del Omega estaba agitada, casi como si hubiera corrido varios kilómetros.

Se había agotado en esa discusión.

— Déjame dormir. — Murmuró el Omega. — Y no hagas nada.

Iván tardó un segundo en hacerle caso a Auron.

Lo dejó sobre la cama, cubriéndolo con la sábanas y volviendo a acomodar torpemente el nido. Salió del cuarto sintiéndose un poco mal.

Caminó por el pasillo, intentando borrar la idea de que Raúl Álvarez moriría por su culpa.

Escuchó la puerta de la entrada abrirse, y frunció el ceño.

Luego, escuchó pasos apresurados y al llegar a la escaleras, vio a tres personas en su sala.

— ¿Juan?. — Murmuró, sintiendo su corazón agitarse al ver al Beta.

Los tres alzaron la vista hacia él, pero un llanto los hizo mirar más allá.

Un sollozo como el de un animal, viniendo desde detrás de la última puerta del pasillo.

— Auron.

Un intenso olor a café lo hizo voltear de nuevo, viendo al único de los tres que no conocía.

Un chico de cabello castaño y piel pálida, subió las escaleras rápidamente.

Su fuerte olor y el bajo gruñido del chico le hizo apartarse del camino, pegando su espalda a la pared.

Al pasar a su lado, captó el olor a pino, el cual pareció golpearlo por su intensidad.

Vio a aquel Alfa castaño entrar al cuarto de Auron, cerrando la puerta rápidamente a su espalda.