𝐃𝐄𝐋𝐓𝐀 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘

- 𝟏𝟖. Collar

Reborn comprendió cuando Auron había dicho que conforme pasaban los días tendría más ganas de consolarse, porque durante el resto de la mañana, el mediodía y la temprana tarde no lo había dejado separarse de él ni para bañarse, aunque él tampoco puso mucha resistencia.

El baño quedó en segundo lugar, ya que también terminaron haciéndolo bajo la ducha, jugando con la espuma del shampoo entre risas y besos.

Hasta terminar con el cuerpo de Auron acurrucado contra el pecho del Reborn, con este acariciando su espalda en círculos y apoyando el rostro sobre la cabellera del Omega, inhalando su aroma.

— ¿Sabes que conocí a tu hermano?. — Soltó Auron de la nada, haciendo que Reborn tardara unos segundos es responder con un simple "¿Qué?". — Borja Luzuriaga. — Añadió.

Reborn asintió, por supuesto que sabía el nombre de su hermano.

— Me habló mucho de ti. — Continuó el Omega. — Se ve que te extrañan bastante, te siguen esperando.

Reborn tardó un segundo en suspirar.

— Qué digas esas cosas no me hace sentir mejor o algo. Ya lo sé, prefiero no hablar de-

— Me dijo que si tú hubieras estado en casa aún, me hubieran presentado contigo en lugar de él.

Las palabras lo hicieron callar.

Auron movió un poco el rostro para mirar hacia arriba, chocando su ojos con los de Reborn.

— Si no me hubieran marcado... Y yo no hubiera huido. — Habló el mayor con lentitud. — Yo sería uno de tus pretendientes. — Sonrió.

Auron asintió.

— Incluso si nada hubiera pasado, nos hubiéramos conocido. — Respondió el Omega. — Destino.

Reborn alzó el rostro de Auron para besarlo.

...

Al salir del baño, cuando ya comenzaron a tener frío, Reborn tomó una toalla para Auron y otra para él.

No había terminado de secarse la mitad del cuerpo cuando el Omega pasó la toalla sobre él, enganchando su cuello para atraerlo hacia sí mismo.

Sonrió a centímetros de su rostro antes de besarlo.

A Reborn simplemente le encantaba.

Su mente viajó hace apenas unos días atrás, donde se había avergonzado cuando despertó abrazando a Auron en la primera noche.

Y ahora estaban pegados piel con piel sin ninguna vergüenza de su desnudez, habían aprendido que la ropa solo les era un estorbo.

Las manos de Reborn bajaron sin querer hacia el collar de Auron, tocando la textura de la tela que lo forraba.

Sus dedos fueron hacia la curva entre su hombro y cuello, y maldijo al collar con todo su corazón.

Auron pareció sentir qué pasaba, porque se separó del beso para mirarlo como si pidiera perdón.

Su mirada se tornó melancólica repentinamente.

El Omega llevó sus manos al collar, apretándolo con fuerza, enganchando sus dedos debajo de este, como si al tirar lo suficiente pudiera romperlo.

Sus nudillos se volvieron blancos y sus mejillas se tornaron rojas por la fuerza.

— Auron, no, no... — Reborn tomó sus manitos, tirando de ellas para que soltara su collar, y usando un poco más de fuerza de la que quería para que el otro se rindiera.