𝐃𝐄𝐋𝐓𝐀 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘

- 𝟏𝟐. ¿Me ayudarías?

El corazón de Auron se había llenado de gratitud.

Reborn le dedicó una sonrisa, aún ruborizado, antes de soltar el abrazo. Miró hacia la mano del Omega, tomándola para alzarla frente a su rostro, viendo la piel rojiza y algo hinchada de esta.

— Te quemaste con el ramen. — Dijo, y Auron pareció avergonzarse.

Reborn lo soltó para abrir uno de los cajones de la cocina, dejando ver algunas cajas de medicamentos y otras más pequeñas con algunas cremas.

Leyó algunas cajas hasta encontrar la que buscaba, cerrando el cajón con el pie al pararse.

— Toma, es para quemaduras. — Dijo, dándole la cajita a Auron.

Tomó ambos tazones de ramen y los llevó a la mesa, agradeciéndole a Auron por la comida.

El Omega respondió con una sonrisa mientras se masajeaba la mano con un poco de crema, para que se absorbiera bien.

Comieron en silencio hasta terminar todo lo que tenían servido. Reborn volvió a llenar el cuenco con más comida por lo rico que estaba.

Auron esperó en silencio a que Reborn terminara su comida, y se levantó con intención de sacar los platos y lavarlos, pero el mayor lo corrió con algo de brusquedad.

— No hagas nada, Auron. Con que hayas cocinado es suficiente. — Dijo Reborn, pasando lo que habían usado al lavamanos de la cocina, abriendo el grifo.

Auron solo asintió, y volvió a sentarse en la mesa, viendo a Reborn de espaldas a él.

Al más castaño le parecía preocupante la actitud que había adoptado Auron en tan pocos minutos. El cómo se había puesto sensible y había insistido en irse, cuando días antes casi rogaba por quedarse.

Su lobo estaba inquieto en su interior, quien también quería saber por el cambio brusco del Omega.

— Creo que lo mejor será irme en la noche.

Las palabras habían sonado tan distantes, con tan pocas ganas y sentimientos, casi monótonas.

A Reborn se le cayó el cuenco que estaba lavando, provocando un ruido fuerte contra el metal del lavamanos al chocar, y salpicando un poco su ropa.

— ¿Reborn? ¿Estás bien?.

Reborn no pudo hablar. Su vista se nubló un poco, y apretando los dientes se giró, acercándose a Auron, inclinándose sobre él y quedando a pocos centímetros del rostro del Omega.

— No.

Su voz había salido de lo más hondo de su pecho, en un tono que hacía mucho tiempo no usaba y creía perdido.

Casi pudo ver al lobo de Auron bajar las orejas con algo de miedo ante su voz de Alfa.

Reborn negó, despejando su vista.

No era la forma correcta de hacerlo, debía hablar de forma civilizada con Auron.

— Mira, Auron... Sé que vas a irte, pero no tiene que ser hoy. — Dijo, su voz sonaba calmada, lo que relajó un poco a Auron. — Tampoco tiene que ser mañana, en serio, solo... Quédate un poco más, quizás hasta que termine tu celo. Yo... Tampoco quiero que andes como un Omega en celo por la calle, abandonado por allí. Con ese olor tan lindo que tienes nadie podría resistirse, no quiero imaginar qué harían otros... — Sin darse cuenta, había llevado una mano al rostro de Auron, acariciando su mejilla con ternura, el omega de inclinó un poco más al tacto.

Auron asintió.

— Está bien, Reborn. — Dijo. — Me iré cuando mi celo termine.

A Reborn le dolió un poco el corazón ante eso, pero al menos podría tener a Auron unos días más.