Padre de los hijos de mi hijo

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La iniciación de los trillizos había ido perfectamente. Los tres se adaptaron perfectamente al agua y enseguida consiguieron su transformación a sirena y tritón con ayuda de June.

Las gemelas, a pesar de ser idénticas, tenían colores de cola diferentes. Mientras que Eileen tenía una cola morada oscura preciosa con detalles amarillos y verdes en ésta, la de Grace era amarilla brillante con detalles morados y verdes. Lo más curioso era que la cola de Mateo era verde y con detalles amarillos y morados en ella.

Los tres tenían rasgos de cada uno en sus colas, algo que no era tan común entre hermanos pero sí si habían nacido a la vez, y hacía que a la vista de Harry, la paternidad fuera aún más maravillosa que antes.

Los trillizos habían aprendido a transformarse, aunque solo lo harían si tienen sirenas transformadas a su alrededor hasta los seis años. Esto era una medida preventiva para ayudarlos a convivir con los humanos sin ningún problema, ya que las sirenas eran muy codiciadas en el mundo mágico y muggle por sus propiedades, su belleza y los mitos que hay sobre estas.

Lo que llevaban del mes de diciembre en sí había sido bastante normal, exceptuando la parte en la que Harry aprendía a controlar sus habilidades como tritón y como dragón.

Pronto sería el Yule y él estaba muy emocionado y a la vez no por ello. Como no sabía bailar pero prácticamente todos los Slytherin sabían, su padre no les enseñó a bailar como a las otras casas, él asignó a estudiantes de la casa a que les enseñaran a los que no sabían y a Harry se le asignó Draco.

Ellos bailaban en el salón del piso de Harry para que así él pudiera atender a los trillizos sin problema, aunque la mayoría de veces el que los atendía casi inmediatamente era Draco. Eso hacía que Harry inconscientemente sintiera mariposas en su estómago, aunque se lo atribuyó al estrés.

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Se lo estaba pasando fenomenal. Había bailado con todos los Slytherins, aunque con los que más obviamente con su grupo de amigos, es decir Pansy, Blaise, Astoria, Daphne, Vincent, Greg y Draco. También había bailado con Hermione, Luna y hablado bastante con Ron y los gemelos.

Había ido todo bien hasta que Filch había entrado con la señora Norris siguiéndole de cerca y sus tres hijos en brazos sin ningún cuidado en medio de un baile.

Todos se habían quedado inmediatamente quietos al verlo, mucho más Harry y quienes conocían la verdad.

Filch ya casi había llegado a la tarima en la que estaban todos los profesores sentados al ser aún pronto en la noche, cuando Harry intentó moverse hacia él. Draco inmediatamente se lo impidió, negando sutilmente con la cabeza.

Filch le entregó a Umbridge a Mateo, Eileen y Grace y ésta, gracias a Merlín pensó Harry, como no los quiso tocar transformó una silla en un cochecito y los colocó dentro.

—Como ya habréis podido notar— comenzó Umbridge—, aquí hay tres bebés y os preguntaréis, ¿qué hacen aquí?

—Dolores, ¿a qué se debe esto?, ¿de quién son estos niños?

—Estos niños, profesor Dumbledore, son de uno de tus alumnos.

—Eso es imposible, lo sabría Dolores, yo se todo lo que pasa en esta escuela, soy la máxima autoridad.

—Te equivocas, yo soy la máxima autoridad, pero bueno, de todas formas tampoco estabas enterado de lo que estaba pasando, le haré llegar una nota al ministro sobre ello.

Para ese momento, todos estaban hablando sobre los bebés que habían en la tarima, muchos se habían movido para acercarse a sus amigos y Harry aprovechó para trazar un plan rápido y una vía de escape por si acaso y había avanzado hasta casi los pies de la tarima. A ese punto a Harry le daba igual si descubren el secreto que había estado guardando durante tanto tiempo, solo le importaba la seguridad de sus hijos y sabía que cerca de Dumbledore, Umbridge y Filch no estaban seguros.

—Bueno, en todo caso, le daré la oportunidad al padre, o podría decir madre de las criaturas de confesarse.

Harry estaba a punto de saltar hacia la tarima cuando de golpe su padre se levantó del asiento con la cara más enfadada que le había visto nunca, ni siquiera en ninguna clase de pociones que había tenido con él antes de que se enterase de que era su padre había visto la cara.

—¿Tiene algún problema con mis hijos, Dolores?, agradecería que los trataras mejor, no es forma de tratar a bebés de tres meses, Argus los ha cogido de una manera que se podrían haber roto alguna extremidad sin ningún problema.

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Buenooooo, que sorpresa yo actualizando tarde, pero bueno, esta vez no tengo más excusa que la de que me he olvidado, mira que he tenido tiempo libre como para decir ¡ostia la historia!, pero no se ha dado el caso.

Capítulo corto pero intenso, en breves nuevo capítulo a no ser que me vuelva a olvidar o que no tenga inspiración y no me apetezca ponerme a escribir.

¿Qué creeis que pasará?

Mala decisión, viejo come caramelos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora