Evacuación

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Después de un largo y poco indoloro proceso de "purificación" -según los duendes-, Harry salía de Gringotts con una nueva apariencia, personalidad y capacidad de magia. Ahora Harry era al menos 6 centímetros más alto, su pelo le llegaba varios centímetros bajo los hombros y era tan liso como el de su profesor -aún que este no se veía grasiento- y lo llevaba atado en una cola baja, sus ojos se habían vuelto de un miel mezclados con negro y su nariz, sorprendentemente no había cambiado en nada. También había adquirido la belleza de una Veela -que se aplicaba a sus otras dos nuevas formas- la capacidad de convertirse en una sirena y la capacidad de convertirse en un dragón, aunque durante el embarazo no pudiera sacar estas dos últimas. Los goblins le dieron un collar que serviría para esconder su verdadera apariencia y también su barriga, que estuviera tal cual estaba antes de que le quitaran los anteriores bloqueos y, que si se aparecía -cabe aclarar que le tuvieron que explicar que era aparecerse y para qué servía antes- el feto no sufriera una aparición en caso de que quisiera tener-lo.

Ya estaba anocheciendo así que decidió que haría las compras durante el día siguiente, y así, de paso, podría revisar y asimilar lo que ponía en el pergamino -del cual le habían hecho una copia los goblins- y sobre el hecho de que estaba gestando a un feto dentro de sí.

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Eran alrededor de las nueve y cuarto de la mañana. Había estado pensando hasta las dos de la mañana las cosas; había aceptado que el profesor Snape era su padre y que James era su "madre" y que la mitad de su vida había sido una farsa. Luego, buscó todos los pros y contras que tenía el tener un bebé o abortar-lo, había más pros que contras, así que, sumándole el hecho de que siempre quiso una familia decidió tenerlo.

Finalmente decidió levantarse y prepararse para desayunar y estar toda la mañana entre tienda y tienda.

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Harry había estado toda la mañana de tienda en tienda; se había comprado ropa formal e informal, túnicas nuevas, tres corbatas y varios pares de zapatos en la tienda de Madame Malkin, luego, fue hacia la tienda de Complementos de escritura Scribbulus para comprar unas plumas y unos pergaminos. Cuando iba a volver a su habitación en el Caldero Chorreante, pasó por delante de la librería Flourish y Blotts y algo le incitó a entrar, una vez dentro era como si fuera unas de las siete maravillas del mundo y al final acabó comprando media tienda.

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Delante de cada persona que pasara -sobre todo mujeres-, estas se le quedaban viendo con lujuria, cosa que hizo que no estuviera muy cómodo mientras compraba. Antes de bajar de su habitación a comer, decidió intentar reprimir su Veela para que no se le quedaran viendo y después de bastante rato intentándolo, lo consiguió ya que al bajar nadie se le había quedado mirando.

Ya después de acabar de comer, como no tenía nada que hacer decidió dar una vuelta por el callejón Diagon, pero por razones de la vida acabó en el Callejón Knockturn como en su segundo año. Fue paseando por delante de las tiendas pero ninguna acababa de llamarle la atención. Justo cuando se iba a ir vio una tienda en donde fabricaban varitas y decidió entrar allí.

-Buenas tardes Señor, ¿Qué se le ofrece? - Preguntó un hombre que estaba clasificando unas hierbas .

-Me gustaría comprar una varita por favor- Dijo el pelinegro educadamente

-Entonces sígame señor...

-Davis señor

-Bien señor Davis, sígame -El señor me guió a la parte trasera de la tienda en donde vio que había decenas de maderas y núcleos para las varitas.

Mala decisión, viejo come caramelos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora