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El día llegó, obviamente por obligación de su hermana menor, Heather tomó valor y fue hacia la casa de Lucas, él le abrió la puerta con una sonrisa, por suerte estaba solo, se sentaron en el sofá, Lucas le ofreció bebida pero ella negó se quedó en silencio sentada al lado de él, este la miró confundido

-¿Está todo bien?- preguntó preocupado, ella lo miró, su mirada transmitía tristeza y decepción -Oye, Lucas, eres increíble y me gusta pasar tiempo contigo, eres un gran amigo- Lucas la miró fijamente y hubo un silencio de un par de segundos -¿Qué carajos somos?- respondió mientras con sus dedos acariciaba su sien -No me digas que somos solo amigos- respiró profundamente -Esto no tiene sentido- Heather lo miró -Te quiero Lucas, te quiero como amigo- el nombrado la miró -Primero me besas y me coqueteas, luego, luego esto, ¡¿Qué carajo Heather, estás jugando conmigo?!- la nombrada suspiró y se levantó de su asiento -Yo no jugué contigo, esa no era mi intención pero, pero siento cosas por alguien más- Lucas río -¿Ese alemán con el que hablaste ayer en la noche cuando supuestamente fuiste al baño? ¡Vamos Heather!- río descaradamente -Es famoso, nunca se fijaría en ti- Heather rodó los ojos -¡Te estás comportando como un pequeño imbécil Lucas! ¿Qué carajos te sucede?- Lucas se paró de su asiento -¡¿En serio lo preguntas!? Jugaste conmigo Heather, eres una perra estúpida- Heather río -¿Solo porque te rechazo ahora me tratas con desprecio? ¡Vamos Lucas! Eres un virgen que besa para la mierda- Lucas abrió los ojos sorprendido ante la respuesta de la pelinegra -Vete- Heather sonrío -Con gusto- y sin más salió de la casa dando un fuerte portazo.

Heather estaba recostada, Hailey se acercó a ella -¿Y cómo te fue?- la pelinegra la miró fijamente -Como la mierda- la menor se sentó en el sofá -Lo imaginaba, ¿Vas a hablar con mamá?- Heather negó rápidamente -Mamá se la pasa fuera de casa y cuando está aquí quiero ayudarla, en otro momento le diré, lo prometo- Hailey asintió y sonrío cálidamente -Oye, deberías recuperar tu cartera, sabes a lo que me refiero- la rubia guiñó un ojo -Está bien, iré- de todos modos en algún momento tendría que hacerlo, no quería que su dinero esté en las sucias manos de Tom.

Se paró frente a la puerta y tocó timbre, suspiró y escuchó unos pasos acercándose a esta, la puerta se abrió lentamente dejando ver la figura de un chico bajo, rubio y con una cara tierna -Hola, ¿Está Bill?- el rubio le sonrío -Si, pasa, iré a buscarlo- caminó a paso lento hacia el living de la enorme mansión, vio en el sofá a un chico musculoso y de cabellera larga color café -Por cierto, soy Gustav- habló por última vez el rubio y comenzó a subir las escaleras, Heather se sentó en el sofá cuidadosamente, recibió la mirada del musculoso chico sentada a pocos metros de ella -Heather, ¿No es así?- la pelinegra asintió -Yo soy Georg, un gusto, Bill nos ah hablado mucho sobre ti- las mejillas de la chica empezaron a calentarse y se notaba que estaban levemente rosadas, carraspeó su garganta -Mira tú- habló con frialdad mientras miraba a los ojos a Georg, desvió su mirada al escuchar pasos acercándose -Veo que se conocieron- habló Bill amablemente, Georg no dijo nada y se volvió a recostar en el sofá -Ven- la llamó Bill y ella caminó hacia él, Gustav los miró con una sonrisa y se sentó en el sofá al lado de Georg.

-Vine aquí por mi cartera, ni te emociones- habló fríamente la pelinegra -Está en mi cuarto, vamos- subieron las escaleras, llegaron al cuarto y era bastante grande, muy lindo decorado y lo que más le había gustado eran los posters de Britney Spears colgados en la pared -Ten- extendió su mano dejando ver la cartera de Heather, ella la tomó y caminó hacia la puerta dispuesta a irse -¡Espera!- se giró sobre sus talones y miró al pelinegro -¿Podemos hablar?- Heather asintió y se sentó en la cama junto a él -Ayer me comporté como un idiota de verdad lo sien- la pelinegra lo miró a los ojos -Y yo me comporté como una idiota desde que nos volvimos a ver- interrumpió esta -¿Por qué?- preguntó en un susurro Bill mientras bajaba la cabeza, estaba triste, él hacía eso cuando estaba triste, Heather tomó el mentón de Bill obligándolo a mirarla -Porque mi madre te odia y no quiere que su hija sienta cosas por ti- confesó sutilmente, Bill se sorprendió -¿Por qué me odia?- Heather se encogió de hombros -Dice que no puedo salir con hombres y mucho menos alguien como tú- Bill elevó una ceja -¿Cómo yo?- Heather soltó el mentón de Bill y ahora era ella la que desvió su vista hacia el suelo -Dice que eres muy marica, pero, yo no siento eso, siento que eres lindo, tierno y dulce- Bill sonrío y sus mejillas tomaron un color rosado, tomó a la chica de su mentón, Heather lo miró con atención, su cabello no tenía laca, estaba despeinado y sus ojos no tenían maquillaje, estaba hermoso, bueno, siempre estaba hermoso. -Heather, a mi no me importa lo que piense tu madre, yo te quiero a ti- Heather suspiró -Perdón Bill, pero no puedo- se levantó de la cama, agarró su cartera y salió de la casa tan rápido como pudo, estaba parada en la puerta y lágrimas salían de sus ojos, ella sabía que no era buena para alguien tan tierno y lindo como Bill, ella no podía estar con él, no era buena para él.

Llegó a su casa, por suerte su madre dormía, Hailey estaba parada en la cocina -¿Cómo te fue?- Heather no respondió y fue corriendo a su cuarto, se recostó y hundió su cara en la almohada, escuchó a Hailey entrar al cuarto -Vete- murmuró, Hailey obviamente no iba a dejar a su hermana sufrir sola. Se acercó lentamente y se arrodilló en frente de la cama -Cuéntame, ¿Qué pasó?- la pelinegra sacó su cara de la almohada y miró a su hermana con los ojos llenos de agua y completamente rojos -No soy buena para él, no puedo estar con él- la rubia elevó una ceja -¿Por qué?- la alemana se sentó y su hermana imitó su movimiento -No lo sé, no soy buena para él, merece a alguien mejor que yo y se que la encontrará, hay muchas chicas bonitas que quieren estar con él, además, mamá lo odia, no quiero que sufra- Hailey la miró con tristeza y pena en sus ojos, acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja -Heather, el te ama, él sentía cosas por ti cuando tenía 12, está por cumplir 17 y sigue sintiendo lo mismo al igual que tu- Heather suspiró y sonrío de manera nostálgica al recordar los coqueteos tontos de cuando eran pequeños -¿Debería ir a hablar con él?- Hailey asintió y la pelinegra volvió a hundir su cara en la almohada, dejó escapar un grito agudo y lentamente sacó la almohada -¡Mierda, iré ahora, iré y le diré todo lo que siento- se paró dispuesta y fue hacia la puerta, segundos después volvió -No puedo, mejor otro día- Hailey río a carcajadas y negó con la cabeza -Hoy hay otra fiesta en el mismo lugar de la otra vez, ¿Vamos?- Heather asintió sin dudarlo -Será mi noche, espero- las hermanas rieron al unísono.

In the rain - Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora