Izuku estaba avergonzado.
No era primera vez que Katsuki se colaba en su habitación durante la noche, el problema era que estaba a medio vestir, con la camisa abierta y dejaba ver gran parte de su abdomen.
Su blanca piel como mármol tallado era lo más hermoso que podía ver.
—Esa chica no me gusta.
Izuku, perdido en sus pensamientos de indecencia leve, no comprendió de que chica hablaban.
—La hija de Uraraka. No me cae bien —murmuro Katsuki, sentado en la cama, abrazando a Izuku con obvio afán de no soltarlo jamás.
—Kacchan, la señorita Ochako fue una persona muy educada y tranquila. He oído por mi padre que es una señorita muy respetada en la sociedad y que la adoran. —Le miró con seguridad—. Me agrada. Quisiera ser su amigo.
—Es... Demasiado correcta —gruñó el rubio, apartando su mirada de Izuku.
Aún podía recordar como ella lo había interceptado apenas Izuku se distrajo.
—Katsuki Bakugo —dijo Ochako, analizando su figura—, ¿O debería llamarte Perro Bakugo?
Katsuki no había sentido tantas ganas de matar a alguien como en ese momento. ¿Quién demonios era esa chica y porque le hablaba con ese nombre?
—Si quieres mantener tu lengua, será mejor que te calles.
Ochako había reído como toda señorita tenía permitido reír.
—Es difícil amenazarme cuando el hecho de que una amenaza llegue a mi, significa amenazar a toda una sociedad. Los hilos penden de lo que yo quiero. ¿O acaso no sabes que la mujer, en estos tiempos, lo único que puede hacer es manejar la sociedad? Puedo obtener lo que desee, según mueva los hilos que sean necesarios. —La castaña movió sus ojos en dirección a Izuku—. Por ejemplo, el joven Izuku es tan reclamado por las señoritas de la clase alta, media y baja, que su correo se llena todas las mañanas de cartas para él. Este joven es tan bondadoso, que responde todas y cada una de esas cartas, sin intenciones románticas, por supuesto, pero siendo tan amable que eso solo las enamora más.
Katsuki tenía información que no conocía, pues ni en sus sueños habría creído que Izuku tuviera eso por pasatiempo.
Sabía de su nobleza, pero no pensaba que abundara tanto.
—Joven Katsuki, solo te dejo claro que yo no deseo formar una relación con Izuku —dijo Ochako, desviando su mirada de él—. Son los planes de mi padre, pero haré lo posible por negarme. Sé que su corazón jamás podría pertenecerme y que el dueño de sus suspiros es alguien más. Por favor, desearía que ambos vean en mi una amiga en la cual confiar.
Y sin dejarlo decir algo más, se fue tarareando una nana hasta que volvieron a la sala de estar.
Katsuki aún seguía pensando en eso, y en el hecho de que una desconocida hubiera descubierto su romance con Izuku.
No era idiota, podía captar todas las señales.
Pero le preocupaba la facilidad con la que podían ser descubiertos.
¿Es que acaso era muy notorio su interés por Izuku? Pensaba que lo estaba haciendo bien.
Esa chica no le gustaba. Más que nada, odiaba ver qué había alguien tan capaz de obtener información, como él lo hacía.
—Kacchan, si la señorita Ochako no fuera correcta, sería un escándalo en sociedad. —La mirada de Izuku se había vuelto triste—. Mamá me ha hecho tomar consciencia de cómo son tratadas las mujeres desde que soy niño. Actualmente, la sociedad es lo único que las puede ayudar a obtener beneficios. Nadie valora su inteligencia o sus capacidades de liderazgo. Lo único que les queda por hacer, es dominar tanta sociedad como puedan. Mamá dice que es como una batalla, en donde la espada de cada mujer es su lengua, y el escudo, su compostura. Si son sabias, sabrán conquistar al mundo a través de palabras.
—Eso lo sé. Aún así, tu madre es muy valorada en su trabajo con tu padre. Todo el mundo sabe que ella esa razón por la que la empresa no se ha ido a la quiebra. Tu madre ha mantenido en orden todo.
—Si, pero mamá puede mostrar sus cualidades debido a que está con un hombre que la valora lo suficiente como para darle el lugar que se merece en el mundo. No todas las señoritas tienen ese privilegio. Muchas veces, luces brillantes han sido apagadas por hombres que no valen nada, pero que fueron su única opción al momento de elegir esposo. —El pecoso sonríe con tristeza—. No desearía ser mujer, al menos, no en esta época. Tienen que luchar tanto, sobrevivir a tantas cosas... Creo que ninguno de nosotros podría entender verdaderamente el mundo, solo una mujer. Es por esto que espero que la señorita Ochako encuentre una buena vida. Alguien que la valore y le permita ser ella misma. Espero que sea tan feliz como mamá.
Katsuki suspiró. Izuku tenía razón. Ver el mundo a través de sus ojos era totalmente distinto.
Él era tosco, pero Izuku le hacía comprender con delicadeza las problemáticas de las que él ni sabía nada.
—¿Crees que está época sea justa para nosotros, Deku? No encajamos en el cánon actual, estamos yendo en contra de todo lo enseñado, de todo lo que es "bueno".
Izuku sonríe. —No es justa, se que no es justa. Pero mientras pueda amarte con toda mi alma, poco me importa que pase conmigo.
Se miraron, se adoraron, sin desear nada más que seguir así durante toda la noche.
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Letras Entrelazadas (Katsudeku)
Fanfiction1896. En un tiempo donde jamás se aceptaría algo como la homosexualidad, una carta llega a Izuku. No dice nombre o dirección del remitente. No le da indicios o una pista para saber quién la envió. Solo sabe que esa persona es un chico, y ese chico e...