Prólogo

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Bajó las escaleras como todos los días, preguntándose qué cartas llegarán. Seguro habrían algunas para su madre, de alguna de sus amigas en el extranjero o para su padre, de los compradores, accionistas y demás empresarios con los que trabajaba.

Da un suspiro, llegando al último escalón. Ve como las cartas ya han sido depositadas dentro de la casa, a través de la pequeña y horizontal abertura de la puerta. Las toma todas y comienza a verlas.

Efectivamente, hay una de Rei Todoroki, la amiga de su madre. También dos de Enji Todoroki, para su padre y unas cuantas que son publicidad de bastantes cosas. 

Pero ve una que está casi en blanco. Solo tiene escrito su nombre y su dirección, nada más.

Confundido y curioso, va a la oficina de su padre. Abre la puerta y suelta una risita al ver lo desordenado que está el escritorio. Deja las cartas de ambos progenitores en la superficie no ordenada y busca el abrecartas. De inmediato lo encuentra y se apresura a abrir esa carta misteriosa.

Con cuidado de no romper el sobre, separa gracias a ese filo la carta del sobre, y puede tener en sus manos un papel de exquisita calidad, con bordes dorados y amarillento, casi estaba seguro de que debía brillar.

Entonces, leyó. 

Querido Izuku:

Me perdí en la claridad y nobleza de sus ojos, palabras y acciones. He destruido mi cabeza completamente en afán de apartarle de ella. El solo hecho de pensar en esa fina boca, cargada de labios hermosos con los que he soñado besar una y mil veces, me vuelve loco.

Escribo esto, perdido en mi agonía. La certeza de lo mal que está, de cómo mi corazón será destruido, me envuelve en una miseria tan dolorosa que ya está comenzando a romperme.

Su belleza es incomparable, si me permite decirlo.
Tanta divinidad no debería ser vista por nosotros los simples mortales.

Y su voz.

Su voz me ha mantenido despierto, sufriendo en silencio por escucharla alguna vez siendo dirigida hacia mi. 
Sufro como un alma perdida en el limbo, sin saber a dónde avanzar.

Es que usted, tan repleto de gloria, no podría esperar que alguien no se enamorase.

Ese alguien fui yo.

Le pido que no se asuste, por favor, solo quiero expresarle mis sentimientos.

Si desea, dígale a quien quiera.

Destroce esta carta, quémela, hágala cenizas.

Pero no me prive del enorme placer que me da el poder escribir esto y escribirle en estos versos, lo mucho que le amo.

Con amor puro, 
KC.

Su corazón latía desesperado. ¿Qué era eso? ¿Qué significaba todo eso?

Paseo su mirada por toda la carta, percatandose de algo importante.

Me vuelve loco —leyó, susurrando—. Es... Es un hombre.

Su rostro se tornó rojizo, sorpresivo y avergonzado al saber y entender que un hombre le estaba diciendo todo eso. No le molestaba en absoluto. 

A pesar de que si, podía estar mal. 

Solo suspiró con fuerza y apretó la carta contra su pecho, demasiado aturdido por lo que había pasado hace unos momentos.

Y estaba seguro de que eso solo sería el inicio de algo más.

Letras Entrelazadas (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora