Capítulo 6

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Izuku pudo decir que, realmente, la cena estuvo bien. No fue un ambiente tan incómodo debido a la presencia carismática de Fuyumi, que mantenía la mesa alegre, y Yagi, su padre, quien reía a carcajada limpia ante las bromas de la albina, contagiando de armonía a los demás y provocando sonrisas.

También estaba bastante feliz por Katsuki, el cual había caído bien a Enji y habían firmado de inmediato un acuerdo con las respectivas empresas. Las empresas más grandes de Japón, como lo eran All Mitgh y Endeavor, ahora estaban unidas con la creciente empresa Bakugo's y pronto tendrían una sede para sus proyectos.

No recordaba cuan emocionante era observar al rubio en cualquier cosa que hacía. Lo escuchó presentar su propuesta con verdadera admiración. Se desenvolvía muy bien en el ambiente y de seguro podría llevar perfectamente la empresa, a pesar de tener solo veinticinco años. Seguro era de los empresarios más jóvenes que habían surgido en Inglaterra.

Sonreía para sí ante ese pensamiento. Siempre supo que Katsuki lograría grandes cosas. Se sentía infinitamente orgulloso, aunque jamás lo diría en palabras. Sus ojos, como siempre, se encargarían de hacérselo saber.

Esa fue la primera noche que durmieron en el mismo techo, después de un tiempo inexacto. 

Bueno, Izuku creyó que Katsuki estaría durmiendo. La verdad era que cuando eran pasadas las tres de la mañana, el chico simplemente salió por la ventana de su nueva habitación, malabareando entre los largos pilares que tenía el exterior de la casa para terminar en el suelo y partir, no sin antes ponerse la capucha de su capa negra, al departamento de correos. 

No esperaría hasta el día siguiente para ver qué le había respondido. Ni loco. 

A pesar de ser tarde, varias personas caminaban por las calles de Musutafu. Algunos con los rostros sonrojados, probablemente por el alcohol, y si no fuera suficiente descaro, con las mujeres del burdel colgadas en sus cuellos. Más de una le echó una mirada y él las ignoró categóricamente porque no le interesaban en lo absoluto.

La única imagen que se le venía a la mente al pensar estar con alguien, era Deku. Su Deku.

Finalmente llegó al departamento de correos, sonriendo al ver que seguía abierto. Entró rápidamente, cerrando la puerta de madera de forma silenciosa. De inmediato vio a cierto rubio dorado sentado encima del mostrador firme, que sonrojado, tonteaba con el encargado en turno de la noche, un pelirrojo aún más sonrojado ante la vista de tal chico. Al ver a Katsuki, ambos se separaron bastante. Vaya, parecían atrapados con las manos en la masa.

O quizás toqueteando partes que ahí no deberían ser toqueteadas.

—Mierda, si hubiera entrado cualquier otra persona, ya estarían muertos —regañó el dueño de Bakugo's, cruzándose de brazos. Ya se había quitado la capucha y su perfecto rostro en reproche se podía ver—. Y tú, cara de idiota, bajate de ahí. Como si quisiera tener tu culo plano en el mostrador.

—¡Oye, no es un culo plano! —reclamó Denki, levantándose de golpe con indignación clavada en su rostro. Dio media vuelta, señalando su trasero—. ¡Es un culo perfecto, para que lo sepas!

—Mhp —musitó, ignorándolo y provocando que el chico se quejara y se hiciera a un lado con enfado—. Eijiro, dame la carta del 322. 

—Hola, Katsuki, ¿cómo estás? Yo estoy bien, muchas gracias. Oh, evita decirle a Denki que su trasero es plano, para mí es maravilloso —dijo el pelirrojo, sarcástico y terminando con verdad en su voz—. Ahora... ¿322? Dejame ver.

Eijiro se levanto y fue a la parte de un lado, para revisar las casillas.

—Vale —asintió Katsuki. Observó de reojo a Denki, que estaba enfurruñado—. Tú, cara de idiota.

—¡¿Qué?!

—Te voy a presentar al que me gusta —informó. Enseguida los ojos del rubio dorado se encendieron en emoción—. Pero no le puedes decir nada, o juro que te mataré.

—¡Yo sabía que me querías, Katsuki! ¡Por fin voy a conocer al chico que te hace ser un humano normal y no una máquina sin emociones!

—Si no te callas, jamás conocerás a Deku.

—Soy una tumba.

—¡Eh, aquí hay algo! —exclamó el pelirrojo, volviendo a su lugar en el mostrador. Le entregó la carta a Katsuki con rapidez, y este la abrió con aún más velocidad—. ¿Qué dice?

—¡Shh, Eiji, está leyendo lo que le respondió su amor!

Ambos esperaron pacientemente que su amigo terminara de leer. Entonces, vieron la expresión de dolor que pasó por su rostro. Se prepararon para lo peor. 

Eijiro ya pensaba en el licor que su jefe tenía escondido en su oficina y Denki estaba preparandose para salir a buscar un poco de diversión para el pobre Katsuki.

—Básicamente, me rechazó —habló él, guardando la carta con excelente caligrafía en el sobre—. Está enamorado de alguien desde hace mucho tiempo, pero le gustaría que fueramos amigos.

—¿Qué le vas a decir? —preguntaron unánimes.

—Que sería un maldito honor seguir en su vida, claro. Da igual quién le guste. Si logro enamorarlo a través de palabras, podré cambiar la mierda que piense. ¿No dicen que los mejores poetas conquistan con versos? —Katsuki sonrió, fielmente decidido—. Lo voy a conquistar con cartas. Se va a enamorar tanto de mi, que no pensará en esa persona.

—Woah, que varonil, Katsuki —alabó Eijiro, complacido. ¡Eso es un hombre! No se va a rendir.

—¡Uy, pobre Izuku! —chilló Denki, sonriente—. Lo que le espera...

Esperaron unos segundos más, para no arruinar el ambiente esperanzador, y luego el rubio cenizo habló.

—Traeme el licor más fuerte que tenga tu jefe, Eijiro. Si lloro, voy a poner de excusa que estaba borracho —murmuró Katsuki, apoyando sus codos en el mostrador para esconder su rostro entre sus manos. El latigazo de dolor recorrió su corazón completamente—. ¿Quién llenó tu corazón mientras no estuve, Deku? Debería haberme quedado aquí y reclamar tu amor por siempre...

Eijiro y Denki lo miraron lastimosamente, pero no dijeron nada. El primero buscó el licor y el segundo buscó lápiz y papel, porque Katsuki, antes de emborracharse, escribiría su respuesta al pecoso con toda sobriedad, poniendo su corazón en ese papel lleno de letras, para hacerle entender qué tanto lo anhelaba.

Letras Entrelazadas (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora