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Septiembre, inicio de clases.

Bueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gusto de Chaewon, sentía que los dos meses se le fueron volando.

Hace varios meses desde su cumpleaños y se encontraba otra vez desayunando, ahora con diecisiete años, dispuesta a ir a un nuevo año de secundaria.

Lo había pasado fenomenal, sus amigas y los primos de Eunchae la habían mantenido distraída todos los días, conversaba hasta tarde con las tres chicas por facetime. De alguna manera Yeji era una de sus amigas cercanas y más ahora que asistirían juntas a la escuela. Su hermano, Hyunjin, era un galán y siempre parecía amable con todo el mundo. Lo único desgraciado en todos esos días fue una persona que no salía de sus pensamientos: Huh Yunjin. La chica, que por cierto, Chaewon odiaba y le estaba haciendo la vida imposible.

Todos los días recordaba sus ojos. Había logrado dejar de escucharla o pensar en su risa pero era lo único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos.

Ahora, pensar que hoy la volvería a ver, le revolvía el estómago de una forma impensable, se sentía nerviosa y a la vez ridícula por sentir nervios. Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso debido a que se enteró que se fue a un viaje fuera del país, pero ya volverían al instituto y sea como sea, allí desgraciadamente estarían cara a cara.

— ¡Agh, en serio, que horror! - dijo hundiendo el rostro entre sus manos y su madre, la miró divertida.

— ¿Sigues atormentada por esa niña, cariño? - preguntó a su hija.

Claro, durante todo el año Chaewon le había hablado sobre las chicas que la fastidiaban, diciendo que no era tan grave como para acusarlas y restándole importancia.

— ¿Por qué se preocupa tanto por una chica? - preguntó su padre, como siempre él no entendía la situación.

— Porque esa niña lleva haciéndome imposible la vida - dijo dándole un mordisco a su emparedado, sentía la mantequilla de maní en el paladar -. Por eso no quiero verla.

— Parece todo lo contrario, cariño. Has estado muy ansiosa estos días - le guiñó un ojo y Chaewon se ruborizó.

— ¡Mamá! - la regañó, escuchando su risa. Después de un rato salió directo a la escuela, vestía al igual que toda la vida: top blanco, una camisa de cuadros negros y rojos, junto unos pantalones baggy desgastados, en conjunto con sus zapatillas converse. Este nuevo año optó por llevar su cabello negro con ligeras ondulaciones en el ya que había crecido un poco durante esos meses.

Al llegar, a la primera que encontró hablando en el aparcamiento fue a Eunchae. Conversaba alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la saludaron con ánimos. Yeji se echó a los brazos de Chaewon y se colgó de ella, todos comenzaron a reír.

— ¡Yeji, déjame respirar! Si nos vimos ayer - reclamó divertida, cuando la chica se separó y le guiñó un ojo.

Siguieron conversando hasta que llegó Sakura, parecía muy feliz y saludó a todos con dulzura. Después de un rato escucharon el chirrido de unos neumáticos y apareció un convertible azul cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena.

Cómo si fuese una película, de el comenzaron a bajar los que conformaban al grupito. Yuqi y una chica llamada Haerin, conversaban animosamente entre ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los diecisiete años se notaba la madurez de las chicas, claramente lo hacían ya que vestían con unos jeans de mezclilla ajustados hasta los tobillos y unos tops que dejaban al descubierto su abdomen.

Incluso se podría decir que tenían maquillaje. Mingyu y Jackson eran otra historia, vestían con unas camisas holgadas de ultima marca y chaquetas de cuero. Jackson fue hasta la puerta y le abrió a una rubia. Esa era claramente Huh Yunjin, la que Chaewon conocía el año pasado era pequeña frente a esta. Estaba radiante y el sol de la playa le había dejado un hermoso bronceado.

Rivales ⊹ Purinz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora