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El fin de semana había sido un nuevo descubrimiento para Chaewon.

Ahora que podía desahogarse con sus amigas, descubrió que estar clandestinamente enamorada de Yunjin no era tan malo.

Bueno, la realidad es que era una mierda, pero ella no podía evitar sonreír al pronunciar su nombre y sus amigas a sentir náuseas, cada vez que lo hacía.

Por amigas hablamos de Sakura y Eunchae. Pues, Yeji vivía la vida feliz y tranquila.

El lunes todo iba bien. Estaba con sus amigas caminando directamente a su casillero pero cuando intento abrirlo, este no le dejaba.

— Intenta otra vez - le dijo Eunchae y Chaewon volvió a introducir la combinación, pero no quería abrir.

Estaba segura que era el suyo, lo había sido durante dos años. Le dio unos cuantos golpes a la puerta y está no parecía ceder, ya iba a ser la primera clase y su tarea de Inglés «¡Justo la de Inglés!» estaba en el casillero.

Al final tuvo que desistir y fue hasta la clase, el profesor le restó puntos y ni se tomó el tiempo de escuchar la excusa de Chaewon. Ella apretó los dientes, el día no podía empeorar.

Milagrosamente ninguna de las chicas plásticas la habían molestado, aún. Esperaba que lo hicieran, ya que quería ver a Yunjin.

Después de las primeras clases, al tomar su mochila las dos cuerdas se rompieron, y le quedó colgando de la espalda.

— ¿Pero qué? - comenzó a protestarle al aire, pero observó como Jackson y Mingyu chocaban los cinco disimuladamente antes de irse del salón. Miró las correas y era obvio que alguien más había cortado, así que tuvo que llevar su mochila en las manos.

— Creo que lo del casillero fueron ellos - murmuró Sakura, un poco enfadada también.

Ya le habían informado al conserje y este había logrado abrir el casillero. Alguien manipuló la cerradura para cambiar la combinación de apertura, así que Chaewon tuvo que buscar otro.

Llevó los libros junto con sus amigas a un nuevo casillero. Lo abrió, introduciendo la nueva contraseña, mientras a los lejos se contemplaba como Jackson se carcajeaba.

— Joder - sus amigas la habían ayudado a traer todos los libros y sus cosas pero ya que tenían clases diferentes tuvieron que retirarse, disculpándose con la pelinegra.

Chaewon fue guardando cada libro, no podía creer que tuviera tantos.

Fue casi una sorpresa cuando escuchó el ruido de unos pasos acercándose y al levantar el rostro se encontró con Yunjin.

Ella vestía una blusa y una falda, al igual que siempre y se había detenido, observando con asombro a la pelinegra. Chaewon no retuvo la sonrisa que se le formó en los labios, mirándola con una cara boba.

Yunjin, después de permanecer un rato sin decir nada y mirar a Chaewon con la boca entreabierta, se sonrojó y carraspeó secamente.

— ¿Qué haces aquí? - preguntó autoritaria como siempre la de ojos miel.

Chaewon frunció el ceño hacia el chico que las observaba con cautela, parecía estar vigilándola.

— Tu querido novio me saboteó el casillero, así que me mudaron a este - dijo encogiéndose de hombros, sentía muchas mariposas en el estómago.

— Eso suena a algo que haría yo - dijo Yunjin arrugando la nariz, y Chaewon no pudo evitar mirarla con felicidad.

Era muy hermosa, debería ser un delito ser tan adorable y sexy al mismo tiempo. Si dependiera de ella, Yunjin ya estaría tras las rejas por el crimen desde hace años.

Rivales ⊹ Purinz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora